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Temen que sea peor con Bolsonaro

Maestros brasileños sufren persecución; los acusan de adoctrinar a los alumnos

El presidente electo respalda la iniciativa de ley escuelas sin partido, que establece que los valores familiares prevalecen sobre la educación escolar

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▲ Médicos cubanos en el aeropuerto de Brasilia poco antes de regresar a La Habana. El gobierno de la isla decidió retirar del país sudamericano a 8 mil 300 profesionales en protesta por las declaraciones del presidente electo Jair Bolsonaro, quien calificó a los médicos de esclavos.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Viernes 23 de noviembre de 2018, p. 29

Río de Janeiro. Profesores brasileños denuncian ataques a su libertad de enseñar. Los acusan de adoctrinar alumnos y son filmados en clase por sus estudiantes: temen que la situación empeore cuando el neofascista Jair Bolsonaro asuma la presidencia.

Sus temores encuentran fundamento en el fuerte apoyo que el presidente electo da al controvertido proyecto de ley escuela sin partido, cuyos críticos consideran como una especie de ley mordaza.

La propuesta, que se debate en el Congreso, ordena la publicación de una carta de seis puntos en todas las aulas, donde se recuerda a los maestros que no deben usar sus cursos para promover sus preferencias ideológicas, religiosas, morales o políticas. El proyecto de ley también establece que los valores familiares deben prevalecer sobre la educación escolar con respecto de la educación moral, sexual y religiosa.

Para Taliria Petrone, diputada electa por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), este texto equivale a imponer un solo pensamiento, destinado a mantener las desigualdades históricas en Brasil.

Es un intento de hacer de la escuela un lugar para capacitar mano de obra barata, no un lugar para estimular el pensamiento crítico, el pluralismo y la diversidad, dice la profesora de historia, de 33 años.

Para Luana Fonseca, maestra de jardín de niños en Río de Janeiro, las amenazas a la libertad de educación son muy visibles. Ya estamos lidiando con una forma de autocensura, los maestros tienen miedo, y uno de mis colegas ha sido filmado en clase porque usó la palabra ideología, explica.

Es complicado establecer un diálogo con los padres favorables a Bolsonaro, porque uno puede ser demandado en cualquier momento, agrega.

A Miguel Nagib, fundador del Movimiento Escuela sin Partido en 2004, le indignó que un maestro de su hija comparara al Che Guevara con San Francisco de Asís. Todo lo que defendemos ya está consagrado en las leyes vigentes en nuestro país. Respetamos plenamente la libertad de educación, sabiendo que no incluye la libertad para que el maestro haga propaganda política, dice el abogado, de 58 años.

“Si un maestro habla de ley mordaza, él admite públicamente que se siente amordazado porque no puede hacer propaganda”, agrega.

Presentado en la Cámara de Diputados en 2014, el proyecto de ley está bloqueado en una comisión parlamentaria desde 2016. La votación se ha pospuesto varias veces debido a debates acalorados con insultos en ambos lados.

Sin embargo, la elección de Bolsonaro podría cambiar la situación porque su partido político logró una bancada sólida en las elecciones legislativas. En su programa oficial de gobierno, abogó por enseñar sin adoctrinamiento ni sexualización temprana.

La noche de la victoria del candidato de extrema derecha, un miembro de su partido provocó un alboroto al pedir a los estudiantes en Facebook que filmaran sus clases, con el pretexto de que muchos docentes adoctrinadores se rebelarán y se enfurecerán por el resultado de la elección.

La Fiscalía General abrió una investigación por incitar el acoso moral y la violación de la libertad de educación, pero Bolsonaro salió a defender la propuesta.

“No veo ningún problema, creo que una maestra debería estar orgullosa si un alumno le pregunta ‘¿Puedo filmar a su clase para verla en casa?’ Deben estar orgullosos de eso y no preocuparse”, señaló en una entrevista.

Bolsonaro defiende una escuela amordazada, que no aborda temas sociales importantes para la población. Hablamos de escuela sin partido, pero se convierte en una escuela dirigida por un partido conservador, denuncia Heleno Araujo, presidente del Sindicato Nacional de Docentes.

De igual manera piensa Salvatore Pietro, profesor de sociología en una universidad en Duque de Caxias, suburbio de Río de Janeiro: Tenemos que sopesar cada palabra, todo con connotaciones progresistas se considera izquierdista, ideológico, estamos a la defensiva, temo que me denuncien, dice.

Bolsonaro es una reafirmación de la intolerancia, no necesariamente por sus medidas políticas o administrativas, sino por su discurso, concluye.