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Apuntes Postsoviéticos

Comparsa

H

eredero de la organización política que gobernó la Unión Soviética 74 años, el Partido Comunista de Rusia (PCR) desempeña ahora el triste papel de simple comparsa al servicio de los intereses del Kremlin, porque carece de un proyecto de gobierno alternativo al actual modelo capitalista y no ha sido capaz de articular un discurso atractivo para amplios sectores de la población.

Además, su cúpula lo convirtió en un partido de oposición ficticia: suelen criticar mucho, pero siempre acaban ordenando a sus diputados votar en la Duma como conviene a quienes detentan el poder, a cambio de pactos no escritos de dudosa honorabilidad que garantizan sus privilegios.

La oposición imaginaria que practica el PCR sólo sirve para despejar el camino a fin de que el candidato de las autoridades no tenga rival en ninguna elección para jefe del Ejecutivo en las entidades de la Federación y pueda obtener legitimidad en las urnas. Mientras el complejo sistema de los llamados filtros municipales, eufemismo de barreras artificiales, hace casi imposible el registro de auténticos opositores, el PCR postula candidatos condenados a perder.

Pero esta farsa, ideada por la Oficina de la Presidencia rusa, ya no funciona en los lugares donde no es posible ajustar los resultados debido al hartazgo de los votantes que prefieren, en señal de protesta, elegir a quien sea, menos el candidato impuesto desde el Kremlin.

Así sucedió en Primorie (territorio litoral con capital en Vladivostok) y en la república de Jakasia. En el primer sitio, las autoridades ordenaron repetir las elecciones ante las flagrantes irregularidades que robaron el triunfo del candidato comunista y el PCR declinó participar en el balotaje. En el segundo, el aspirante comunista, un joven desconocido, ganó la primera vuelta, y para que no se impusiera en la segunda, el Kremlin ordenó que no se presentara su candidato, al tiempo que lanzó una campaña en los medios para advertir del caos que provocaría elegir a una persona no preparada para asumir el cargo. Los votantes no se dejaron amedrentar y lo eligieron.

A modo de conclusión, el PCR puede seguir ganando gubernaturas contra la voluntad de sus dirigentes, pero si no emprende una completa refundación del partido, nunca podrá desplazar del Kremlin a la élite gobernante de Rusia.