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Caminata migrante

Reciben bendición del capellán

En La Villa, segunda caravana ora por protección
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▲ Alrededor de 200 miembros de la segunda columna de migrantes que se dirige a Estados Unidos visitaron ayer la Villa de Guadalupe.Foto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Miércoles 14 de noviembre de 2018, p. 15

Aproximadamente 200 migrantes centroamericanos, integrantes de la segunda caravana que llegó a la capital del país el lunes pasado, acudieron ayer a la Basílica de Guadalupe para dar gracias a la Virgen por mantenerlos en pie y para pedirle protección en el camino que les falta por recorrer hacia Estados Unidos.

El contingente que salió del estadio Jesús Martínez Palillo llegó a la estación Martín Carrera del Metro y de ahí caminaron a la entrada principal de la basílica.

Al entrar al recinto, muchos migrantes, en su mayoría hombres, se arrodillaron e inclinaron la cabeza. Algunos apoyaron sus manos sobre sus rostros, otros extendieron los brazos como para recibir la bendición y oraron en silencio.

La emoción de estar ahí, la fe y los recuerdos provocaron que varios derramaran lágrimas. Kevin fue uno de ellos. El joven hondureño, de 25 años, pidió que la Virgen de Guadalupe me ayude a llegar al norte. El llanto, aseguró, es porque pienso en mi madre, mi abuelita; me voy (a Estados Unidos) por darles una buena vida. La fuerza para alcanzar su propósito, sostuvo, sale del corazón.

El padre Francisco Javier, capellán de coro de la basílica, les dio la bendición para que sigan su camino y lleguen a su destino con bien.

Los centroamericanos pudieron ver la imagen de la Virgen de cerca. Luis, hondureño de 32 años, se desbordó en felicidad: Soy muy devoto; es como un sueño cumplido venir aquí a la basílica. Al tenerla en frente vale la pena el viaje.

También visitaron otras capillas, como la de San Miguel, mejor conocida como la del cerrito. En su recorrido tomaron fotos y llevaron pequeños recuerdos, como agua bendita. Luego de hora y media regresaron a la Ciudad Deportiva. Antes de irse aplaudieron por la experiencia y corearon ¡México, México! Un voluntario les regaló rosarios e imágenes de santos.