Opinión
Ver día anteriorMartes 13 de noviembre de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad perdida

Monreal, la trampa y los banqueros

E

s imposible negar que la iniciativa que exige justicia en las transacciones bancarias tiene el respaldo de todos, o de casi todos, y tampoco se puede negar que Ricardo Monreal –el chucho de Morena– sabía cuál sería el respaldo popular a una medida de este tipo, y por eso, en una jugada que lo pinta de cuerpo entero, dio oportuno aviso al poder económico para vacunarlo contra una posible acción que los obligara a dejar de abusar de su clientela cautiva.

Fiel a su estilo, Monreal tendió la trampa. Si López Obrador hubiera rechazado de entrada la iniciativa, la mayoría de la gente que sufre los abusos bancarios lo hubiera condenado, y si por el contrario su postura hubiera sido acompañar la propuesta de Monreal, se habría construido el pretexto perfecto para que los sindicatos patronales, y muchos organismos de derecha, se lanzaran en contra del presidente electo.

En congruencia con las declaraciones de López Obrador, es muy probable que la iniciativa no existiera –por el momento– como una intención de gobierno o como estrategia del partido en el poder, pero la iniciativa existe y se convirtió en una forma de advertirle a López Obrador de qué son capaces los capitales cuando de defender sus privilegios se trata.

Para que esa demostración se diera se necesitaban algunos elementos: primero, la provocación que obligara a una acción de fuerza por parte de la iniciativa privada –la caída de la bolsa y el peso–, y después, entender que los tiempos políticos, que en muchas ocasiones se miden por el daño que logran en el enemigo, advierten que las oportunidades de ataque son más efectivas cuando el contrario se mira debilitado, y por eso qué mejor momento que éste, cuando aún no se apagan por completo los fuegos del fallido aeropuerto internacional de México.

Y no es todo. Es claro que se ha intentado poner en el mismo plano al chucho Monreal y al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, con el fin de menoscabar el poder popular del gobierno que llega. La jugarreta completa la trampa, pero no para ahí.

Ahora, hasta cierto punto desconcertados, diputados y senadores de Morena dicen que van a organizar foros para que se delibere sobre la iniciativa, o mejor dicho, se van a crear ambientes propicios para que los mercaderes sean escuchados por la sociedad y no para defender los abusos bancarios, sino para advertirle a López Obrador que no piensan soltar las riendas del poder en el país.

Total, la idea es infligir una derrota al presidente electo antes de que tome el poder y luego hacer creer que Monreal está del lado de la gente. Vaya equivocación.

De pasadita

El problema es que el Congreso de la Ciudad de México se halla paralizado por las grillas en Morena. Ernestina Godoy ha demostrado que con su gestión se abrió un hueco en la organización de los trabajos legislativos que llevó a una disputa fratricida a los morenos.

No obstante, es muy probable que frente a los peligros que significa que el grupo que encabeza José Luis Rodríguez, se decida que Ernestina Godoy permanezca en el cargo. La idea aún se discute, pero por lo pronto suena más lógico que Eduardo Santillán, pese a todo, pueda dirigir a Morena en el Congreso, a que una elección espuria pueda ser tomada en serio. Así que todo sigue como al principio: hecho un desastre.

Así pues la ambición desmedida precipitó una decisión que no guarda los protocolos que deberían darle solidez y seriedad a una elección que no debería existir porque iniciar con que la coordinación de Morena pueda llamarse ilegítima sería el primer clavo para ese partido.