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Banca: ni los veo ni los oigo // Comisiones depredadoras

C

uando menos desde el rescate bancario de 1995 (léase Fobaproa), el gobierno federal no ha dejado de prometer que convencerá a la banca privada que opera en el país para que reduzca las cada día más abultadas (en número y en dinero) comisiones que cobra a sus usuarios. Desde entonces, pues.

Pero a la vuelta de 23 años ese poder de convencimiento brilla por su ausencia, pues sólo le ha redituado miles y miles de millones de pesos a esa banca privada, la cual no sólo se ha negado a reducir las comisiones, sino que las ha incrementado permanente y sustancialmente, hasta convertirlas en un elemento fundamental de sus exorbitantes ganancias.

La información publicada por La Jornada (Israel Rodríguez) da cuenta de lo anterior: al cierre de agosto de 2018, la banca que opera en México obtuvo ingresos, sólo por el cobro de comisiones y tarifas, de 106 mil 499.46 millones de pesos, que representan un incremento de 53 por ciento respecto de lo captado, por el mismo concepto, en agosto de 2013, en el primer año de gobierno de la actual administración, cuando alcanzó 69 mil 512 millones.

Resulta que la bancada de Morena en el Senado presentó una iniciativa por medio de la cual propone eliminar la mayoría de las comisiones que cobran los bancos por los servicios que prestan, toda vez que es necesario acabar con los abusos de los bancos que operan en México, los cuales obtienen más de 30 por ciento de sus ganancias millonarias por medio de un sinfín de comisiones.

El simple anuncio sacudió a los mercados financieros, y los barones del dinero de inmediato amenazaron: atrévanse y sufrirán las consecuencias. Así han procedido siempre, sintiéndose intocables y dueños de esta República hipotecada.

Y enseñar músculo les fue útil: dos horas después de presentarse el documento ante el pleno del Senado, el coordinador de la bancada morenista, Ricardo Monreal, anunció: No se dictaminará de forma precipitada y habrá un compás de espera para escuchar a inversionistas y banqueros. Según el zacatecano, no somos suicidas ni hordas salvajes.

La banca en nuestro país no está acostumbrada a ese trato ni a tolerar las amenazas de la chusma. Dice tener piel muy fina y estar acostumbrada a trato monárquico. Y el gobierno (con sus distintas caretas) ha procedido en consecuencia, para que México sea el paraíso de los barones del dinero.

Desde la crisis bancaria de finales de 1994 y la posterior extranjerización de la mayoría de las instituciones financieras, el gobierno federal, según dice, nunca ha dejado de exhortar e invitar a la banca que opera en el país para que reduzca el número y monto de las comisiones que cobran a su clientela, y la respuesta de los barones siempre ha sido el clásico salinista: ni los veo ni los oigo.

Mientras el gobierno exhorta e invita, según dice, los barones acumulan utilidades netas que superan cualquier cuento de hadas: de 1997 a la fecha, suman alrededor de un billón 300 mil millones de pesos, sin considerar los pagarés del Fobaproa (algo así como 240 mil millones adicionales) que Vicente Fox y su secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, se apuraron a saldar. Ello, desde luego, sin considerar los multimillonarios regalos crediticios que los banqueros depositaron en la panza del Fobaproa y que los mexicanos siguen pagando.

Las rebanadas del pastel

Por cierto, desde la reprivatización bancaria los genios neoliberales aseguran que la competencia bancaria promovida por el gobierno reducirá tasas de interés y comisiones en beneficio de los usuarios. Pues bien, en 1994, dos años después de concluida la reprivatización salinista, 10 instituciones (de 36 en total) concentraban 80 por ciento del mercado bancario nacional; en 2018, cinco instituciones (de 43 en total) concentran 90 por ciento, mientras el número y monto de las comisiones no ha dejado de crecer. Entonces, qué bonita competencia.