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rgentina: el aquelarre y los brujos de segunda. Bajó un poco el dólar, Mauricio Macri siguió una calma tensa y transitoria en las universidades y la prensa ultraderechista respira aliviada fingiendo creer, como La Nación y Clarín, que ahora vendrá la normalidad. Pero otros diarios informan, en cambio, cómo se acumula pólvora seca en la base del gobierno argentino. Página 12, por ejemplo, recuerda que en junio pasado las autoridades estimaban que el crecimiento del producto interno bruto llegaría a finales de año a 0.4 positivo, pero ahora estiman que tendrá un retroceso de 2.4; calculaban una inflación anual de 32 puntos, y hoy dicen que llegará a 42. Esperaban tener en diciembre un dólar a algo más de 28 pesos, pero hoy calculan que llegará a 42. Seguramente, además, estos cálculos son optimistas. Porque el gobierno espera que la crisis reduzca el déficit en cuenta corriente al disminuir las importaciones y el turismo hacia el exterior de los argentinos, pero ahora los ricos son más ricos y seguirán viajando e importando productos de lujo, pero la reducción del consumo no sólo llevará a no importar bienes de producción y a un mayor paro industrial, sino también provocará aún mayores movilizaciones sociales y hasta saqueos, como en el pasado. La estimadora de riesgos Moody’s –dice Página 12– calcula que la crisis seguirá hasta 2020 y en 2019 habrá elecciones para la renovación de las cámaras, que la oposición piensa ganar; las medidas del gobierno son ineficaces (pide un swap con China que podría darle hasta 10 mil millones de dólares, pero se escaparon del país 80 mil millones y se seguirán fugando, y lo ahorros son ridículos: suprimió los bidets en los edificios públicos (¡!) para rastrillar algunos pesos más). Cincuenta y nueve por ciento de argentinos se opone a Macri, dice el boliviano Página 7. El principal apoyo le viene de dirigentes sindicales kirchneristas, quienes temen que las movilizaciones los desborden y creen que frenándolas conseguirán que el descontento se manifieste en las elecciones (sin pensar que podría llevar a la desmoralización y abstención generalizada que permita un triunfo oficialista). Ante la mayor movilización estudiantil, universitaria y de docentes de décadas recientes, la dirección kirchnerista de los docentes dejó colgados a los estudiantes y firmó 26 por ciento de aumento a salarios, que representa en realidad una reducción salarial de 16 por ciento para los profesores, porque el gobierno mismo calcula la inflación anual en 42 por ciento.