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Militares y policías, los clientes

Explotada sexualmente 22 años, hoy es libre y recibe apoyo de la CEAV
 
Periódico La Jornada
Jueves 2 de agosto de 2018, p. 11

No importaba la hora, lo importante era satisfacer a los clientes, militares y federales entre ellos. Las mujeres eran obligadas a prostituirse con decenas de hombres al día, no había descanso. Si alguna hablaba, se moría.

La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) difundió ayer un video con el testimonio de una mujer que fue por más de dos décadas víctima de una organización criminal de trata de personas, con la que estarían involucrados tanto elementos del Ejército como de la Policía Federal.

Fueron 22 años de martirio hasta que un coronel le dio la libertad. Muy joven, a los 19 años de edad, fue enganchada por un hombre guapo, alto, de ojos bonitos, blanco, pelo rubio y cuerpazo. Era atento, cariñoso, le regalaba joyas hasta que un día se casaron. Tuvieron seis meses de luna de miel y ella se embarazó, fue en ese instante que comenzó su suplicio.

Le propinó una primera golpiza por negarse a abortar. Cuando la niña nació la obligaron a prostituirse: Ahora sí vas a trabajar, le dijo. “Nos llevaban –a ella y otras mujeres– a edificios donde había entre 10, 20 y hasta 30 hombres, y había que acostase con todos. Si no lo hacías, era una golpiza”.

Tiempo después su captor fue detenido por las autoridades, acusado de secuestro y tráfico de drogas; sin embargo, ella corrió la misma suerte. Al salir, buscó a su hija en el DIF, donde le dijeron que la buscaría, pero no supo de ella. Se enteró entonces que la niña había sido sustraída y también era víctima de explotación sexual. Descubrió, además, que su matrimonio era falso. El juez era de ellos mismos.

En el material difundido por la CEAV con movido del Día Mundial contra la Trata de Personas –que se conmemoró el lunes pasado– la mujer relata que en ocasiones ella y otras víctimas eran obligadas a acostarse hasta con 60 hombres al día. Ella incluso fue cocinera de crack para esta banda.

Alguna vez un policía federal se volvió loco y nos golpeó a todas. En revancha, los miembros de la banda, incluido el supuesto marido de la denunciante, ejecutaron al agente, pero las mujeres habían atestiguado los hechos, por lo que también se les condenó a muerte. Las arrodillaron desnudas en medio de milpas y una a una las asesinaron.

La denunciante se desmayó y logró salvar la vida. Cuando volvió en sí, corrió desnuda entre los campos, causándose lesiones que eran lo de menos. Llegó hasta una carretera y cuando pensó que estaba por ser libre, un convoy de militares la interceptó, la levantó y la regresó con sus captores.

Nos trajeron por toda la República Mexicana, no podíamos salir, teníamos sexo con federales, soldados, con todos. No se podía hablar nada, la que lo hacía, se moría.

Afirma que un día un comandante le dio la libertad. Tras 22 años de suplicio se acercó a la religión como un modo de escape. Ahí decidió denunciar ante las autoridades los abusos sufridos y después de diversas circunstancias logró el acompañamiento de la CEAV, la cual le brinda apoyo económico, sicológico, médico y hasta un departamento.

La afectada agradeció a la CEAV, la cual fue la puerta para lograr lo que quiero.