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Los hemisferios musicales de la Tierra son binario y ternario

El chileno Ernesto Holman y su trío tocarán este domingo en el Ollin Kan

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▲ El Ernesto Holman Etnojazz Trio durante una de sus presentaciones.Foto cortesía de la agrupación
 
Periódico La Jornada
Domingo 15 de julio de 2018, p. a11

Aunque se declara citadino –nació en Viña del Mar, en 1950–, el virtuoso bajista chileno Ernesto Holman se precia de conocer y entender aspectos de la cosmovisión mapuche, en torno a la cual ha orientado no sólo sus composiciones e interpretaciones, sino también su propia vida, pues descubrió ese mundo cuando tenía toda la cultura occidental impregnada hasta la médula. Ese conocimiento acabó por despertarle un sentimiento nuevo y por desarrollarle un aspecto espiritual, que sintetiza con renacer.

Cuando uno comprende que pertenece a un lugar específico en la tierra y también que ese sitio contiene un ritmo específico y una lengua particular, se ha dado un paso importante en el entendimiento humano sobre el orden de las cosas y de la naturaleza. Ésta se encarga de entregar el conocimiento que la involucre. Los ritmos básicos naturales no son traídos de otros lados, son del lugar, señala.

Desde esta perspectiva advirtió que el equilibrio natural ha sido roto por la mano del hombre desde la tecnología, y en su afán globalizante ha homogeneizado binariamente el planeta. Todos, advierte, nos vestimos en el mismo estilo, usamos domésticamente lo mismo: celulares, computadoras, etcétera.

Por ejemplo, “cuando la estadística indica que el tema Despacito es el más escuchado en la historia de la música, esto demuestra que hay una saturación de ritmos binarios en el planeta, misma que es producto de la globalización.

Como la Tierra siempre establece los equilibrios, se supone que dicha saturación será compensada con ritmo ternario; esto es a lo que llamo resistencia ternaria, explica con apasionamiento.

En el mundo occidental, prosigue, se vive en la dualidad, y es a causa de ella que nos enfrentamos siempre a la polaridad: lo positivo y lo negativo, el macho y la hembra; incluso, de manera planetaria con los hemisferios norte y sur. En el plano de la polaridad rítmica, la naturaleza entrega lo binario, pero también lo ternario –explica desde su amplia experiencia. Holman indica que el hemisferio norte es de ritmo binario y el hemisferio sur ternario.

Música en resistencia

La experiencia de esta resistencia ternaria además del complejo virtuosismo que reúne al mundo del jazz con el de la cultura ancestral mapuche en el Ernesto Holman Etnojazz Trío –integrado también por el pianista Gustavo Cerqueiras y el baterista Josué Villalobos–, podrá escucharse hoy a las 20 horas en el Multiforo Ollin Kan (avenida San Fernando sin número, en el centro de Tlalpan), en la primera semana de actividades del 15 Festival Internacional de las Culturas en Resistencia Ollin Kan. Desde las 18 horas el recinto abrirá sus puertas de manera gratuita, pues también se presentarán Neoplén, Los Brass y El Poder del Barrio.

Desde mi primera, en 2010, me llamó la atención el concepto música en resistencia que sostiene como principio la organización del festival, pues entendí que se abría un espacio a todas las manifestaciones serias que no tienen un espacio en los medios de comunicación masivos, ya que, por razones obvias, se alejan de lo establecido, que es lo que maneja al mundo. Volver a compartir y acogidos por un pueblo maravilloso como el mexicano, es una experiencia que quiero revivir con altas expectativas, señala el músico, que a fines de mayo participó en la Feria Internacional de la Música, en Guadalajara.

Las reglas armónicas y de improvisación sobre las que generalmente se realizan el jazz y la música occidental se corresponden en realidad con un lenguaje heredado por la globalización cultural; mientras, su música marca una diferencia. Para componer no pienso en estándares estadunidenses o de otros lados, sino que escucho la voz de mi tierra que me habla en forma de ritmos, de costumbres típicas, etcétera. Creo que el secreto está en reconocer y darle la importancia cultural que se merece el lugar de donde provienes, y eso te genera un nuevo lenguaje que se retroalimenta en la medida que lo amas y lo usas.

Cuando aún iba al colegio, en Viña del Mar, sus compañeros fundaban grupos con la estructura instrumental típica: dos guitarras, bajo y batería, y cuando formó su propia banda, la disputa por hacer los requintos y acordes de sus compañeros hizo que se le asignara el bajo eléctrico, el cual era tan escaso y costoso en Chile, que optó por tocarlo con las primeras cuatro cuerdas de la guitarra eléctrica. Fue hasta que descubrió a Jack Bruce, de The Cream; a Greg Lake, de Emerson, Lake & Palmer, y especialmente a Jaco Pastorius de Weather Report –con quien llegó a convivir en Nueva York–, que comprendió que para tocar a ese nivel había que dedicarle tiempo al estudio del instrumento y a todo conocimiento relacionado con lo jazzístico.

Entre 1980 y 1984, Holman se incorporó al grupo de rock folclórico Congreso, que desde mediados de los años 60 y 70 resaltaba estructuras musicales propias de la tradición chilena como la cueca o la música andina. Para la época de su incorporación, los miembros ya contaban con estudios formales de conservatorio y mayor madurez musical, explorando lo mismo a dos grandes referentes de la música brasileña Egberto Gismonti y Hermeto Pascoal, pero también a los estadunidenses Frank Zappa y Weather Report, sin dejar de lado la manifestación étnica chilena y latinoamericana.

Aunque no fue fácil sostener el proyecto, para toda manifestación musical lejana a los cánones establecidos por el sistema actual y enfocado sólo en el dinero y la fama egocéntrica, fue, es y será difícil llevarla adelante; es una constante que permite medir el avance de la decadencia cultural que vive el planeta.

El Ernesto Holman Etnojazz Trío ha publicado cinco discos: De raíz (2016), Reversiones (2010), Mari tripantu (2008), Al vuelo del Ñamco (2005) y Ñamco (2003).