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Refuta investigadora textos tradicionales de historia de ese país

Poder de la mujer en el antiguo Perú

Lejos de ser invisibles, reinaban y decidían sobre política y economía

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Las mujeres han sido invisibles en la historia y en mi libro planteo una recuperación de la memoria de la vida real de ellas; es más que una reivindicación, sostiene la historiadora Maritza Villavicencio (sobre estas líneas), autora de Mujer: poder y alimentación en el antiguo PerúFoto Afp
 
Periódico La Jornada
Martes 3 de abril de 2018, p. 6

Lima.

Lejos de ser invisibles en las esferas del poder, las mujeres en la época prehispánica en Perú reinaban y decidían asuntos políticos y económicos, según una investigación que refuta los textos tradicionales de historia.

En un libro publicado por la Universidad San Martín de Porres, la historiadora Maritza Villavicencio expone los hallazgos de una investigación de 10 años que cuestiona los estudios que consideraban a las mujeres precolombinas prominentes como meras sacerdotisas, cuando en realidad eran monarcas.

Las mujeres han sido invisibles en la historia y lo que hace mi libro es plantear una recuperación de la memoria de la vida real de ellas; es más que una reivindicación, sostiene Villavicencio.

En su obra Mujer: poder y alimentación en el antiguo Perú, la investigadora rescata la presencia de mujeres en diversos territorios durante la época prehispánica y resalta que ellas ejercían el poder en sus comunidades.

A la mujer se le califica de sacerdotisa para bajarle el rango, no como una persona con poder de participar en acciones políticas, económicas y sociales de su pueblo; capaz de decidir y hacer alianzas con gobernantes varones, postula.

Hay una interpretación discriminante de los investigadores respecto de las mujeres en el antiguo Perú; existe una interpretación de una metodología en que se oculta el poder de las mujeres, añade.

La Señora de Cao

La primera momia de una gobernante se descubrió en el norte de Perú, en el complejo arqueológico de San José del Moro en 1992, de la cultura Lambayeque, que existió entre los siglos XII y XIII dC. Se le llamó sacerdotisa pese a los vestigios de poder con que fue enterrada.

En 2013 comenzó a llamársele gobernante a la Señora de Chornancap, porque se hallaron los restos de ocho mujeres de élite en su entorno, además del ajuar, explica la historiadora.

En 1987 se descubrió al Señor del Sipán en Trujillo, en la región norteña de La Libertad. Nadie dice que era sacerdote, todos hablan de un gran señor, el gran monarca mochica y se le ha construido un museo, detalla Villavicencio.

Sacerdotisa también se llamó a la Dama o Señora de Cao, quien gobernó en el siglo IV dC durante la cultura Mochica, pese a que se halló junto a ella un cetro o estólica, muy parecido al del Señor del Sipán (siglo III dC).

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La portada de ese trabajoFoto Afp

Luego de varios estudios comenzó a ser considerada como monarca y ahora tiene un museo gracias a una fundación.

Hay una mirada de prejuicio respecto de las mujeres; es una visión androcéntrica que sitúa al hombre como centro de todas las cosas de la historia de Perú, afirma la investigadora.

Maritza Villavicencio destaca que los textos tradicionales de historia peruana dicen que la mujer estaba ausente en la toma de decisiones de gobierno, pero la memoria real demuestra lo contrario.

Tatuajes de serpientes

Villavicencio sostiene que el linaje era muy importante para asumir el poder y añade que había cuatro espacios en los que se construía cotidianamente ese poder: la taumaturgia (capacidad de hacer cosas sobrenaturales), la reproducción, la actividad textil y la alimentación.

La taumaturgia tenía mucha fuerza para convertir a una mujer en gobernante. Su poder de sanar, de convocar el clima a través de los conocimientos, de dar el camino de la vida y de la muerte, la convertían en líder, explica.

Un símbolo importante es el tatuaje. Por ejemplo, la Señora de Cao tiene serpientes tatuadas en un brazo; eso quiere decir que era capaz de convocar las aguas de los ríos y posiblemente predecir el clima.

También existieron santuarios para mujeres de élite cuyos restos se han preservado, como el de la huaca, sitio arqueológico Pucllana, situado en el distrito limeño de Miraflores, o la huaca Huallamarca en el vecino municipio de San Isidro.

En esta última huaca, en 1958 se hallaron los fardos funerarios de un centenar de personas, de las cuales 73 eran mujeres de élite, entre ellas la Dama de los Cabellos Largos. También se descubrieron sepulturas de hombres, pero de menor jerarquía.

En Lima está también la Dama de los Batanes, con tatuajes en los brazos, hallada en la huaca San Miguel.

Los arqueólogos han hallado en cementerios muchos vestigios de la actividad textil, porque el tejido era considerado mágico, pues las mantas le daban poder a la mujer en el antiguo Perú, dice la experta.

La alimentación era también muy importante y estaba entregada a las mujeres. Por eso en algunos pueblos se crearon las acllahuasis, o casas de mujeres, encargadas de las comidas y de su preparación para ceremonias.