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Así fue la música de 2017
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Kazuo Ishiguro, otro cantautor con el Nobel de Literatura
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Periódico La Jornada
Sábado 30 de diciembre de 2017, p. a12

Año cruel. Que ya se acabe.

En contraste, 2017 fue próspero en lo que nos mantiene vivos: la música.

Pero somos la música mientras dura la música, canta TS Eliot en uno de sus Cuartetos.

Cerremos los ojos. Veamos alma adentro. He aquí una breve antología de la música que el Disquero pudo reseñar en el año que fenece.

Un álbum triple nos amaneció en enero: The Rolling Stones: Havana Moon. La gesta en la isla. Dos discos de audio y la película del concierto entero. Lágrimas; Ronnie Wood flota en riff entre un canto de sirenas cubanas: You can’t always get what you want :

But if you try sometime
You must find
You get what you need

(https://goo.gl/3JDJLk)

Enero también nos trajo trilogía: Shadows in the Night fue el inicio de una tríada magistral donde Bob Dylan recupera los tesoros de la lírica estadunidense (uno de los motivos por los que le otorgaron el Premio Nobel de Literatura). El disco es una delicia. Resuena ahora un verso desde ahí:

But I miss you must at all

(https://goo.gl/CoUX9n)

El último día de enero fue el cumpleaños 80 de Philip Glass y los festejos duraron todo el año e incluyeron a México, en capítulos que referiremos más adelante. Mientras, la liga a ese inicio de sesiones: https://goo.gl/rekByJ

El Disquero ama los descubrimientos. Con febrero llegaron y el primero fue la lira viola de William Lawes, contemporáneo de William Shakespeare y autor de una música profundamente amorosa, intensamente bella. Un disco imprescindible del que me resuena ahora este cruento verso:

Musique had both her birth and death with thee

La música tuvo en ti parto y partida al mismo tiempo.

(https://goo.gl/9Sgoaj)

El descubrimiento del año del Disquero: Island Songs, de Ólafur Arnalds, poeta de sonidos islandés. Un disco hermoso en extremo, un parteaguas como una línea blanca en el horizonte: Islandia. Luz radiante. Una pincelada fina de blanco, sobre blanco. Y una canción que me mece el alma, canta Nana Bryndis Hilmarsdóttis:

Here I am, floating in emerald sea
Keep me dancing
Keep me as still I can be

(https://goo.gl/FdYJax)

En el inicio de marzo me fue dicho lo siguiente:

Lo que le fue dicho a la rosa para que floreciera, me fue dicho a mí también, aquí en mi pecho.
Lo que dijeron al ciprés y lo
Hizo fuerte y vertical, eso fue
Lo que susurraron al oído del
Jazmín eso es lo que es, lo que haga
De la caña de azúcar algo tan
Dulce, lo que sea
Que hayan dicho a los que
Habitan el pueblo de Chigil
En Turkistán, los hizo
Tan guapos, lo que hace
Sonrojar a la flor de granada
Como rostro de mujer, eso es
Lo que me está siendo dicho
Ahora. Me sonrojo. Más allá
De la elocuencia
Del lenguaje, porque está
Ocurriendo ahora.
Entonces las puertas de la
Estancia parpadean y la
Penetro con gratitud,
Mascando un trozo de caña de
Azúcar,
¡enamorado de ella porque
todo lo anterior le pertenece!

Es la poesía de Rumi, puesta en voz por Simin Tander mientras Tord Gustavsen desde el piano nos hace saber por qué los noruegos están enamorados de la voz de ese gran poeta persa. He aquí el vínculo hacia ese disco bellísimo: https://goo.gl/EyHrmY

Tanto aman los noruegos la poesía de Rumi, que nos regalaron el siguiente, otro, disco: https://goo.gl/264HSQ

Donde canta Tora Augestad:

At night, I open the window
And ask the moon to come
And press its face against mine
Breathe into me

Respiro en ti, hundo mi rostro en tu cabellera color naranja. Y dejo de respirar por un instante. Y floto.

En 2017 conmemoramos el centenario de Juan Rulfo.

Así festejó el Disquero:

Miraba caer las gotas iluminadas por los relámpagos, y cada vez que respiraba suspiraba, y cada vez que pensaba, pensaba en ti, Susana

Allá afuera seguía avanzando la noche.

Y este es el vínculo hacia la música de Rulfo:

https://goo.gl/fgDQEC

Uno de los mejores conciertos del año ocurrió a sala llena en el Centro Histórico de la ciudad de México pero fuera de los fuegos de artificio del público snob. Una turba de conocedores escucharon con los ojos entreabiertos la maravillosa música de Misha Mullov Abbado con su banda de jóvenes británicos, autores de dos discos que aquí fueron reseñados: https://goo.gl/5kbfvM

Otro de los acontecimientos del año fue la presencia del compositor argentino Osvaldo Golijov, también fuera de los aparadores snoby y así recomendó el Disquero su obra maestra:

https://goo.gl/eZpdgR

El 19 de septiembre nos cambió la vida, más que el anterior 19 de septiembre. El Disquero se quedó sin discos, momentáneamente sin casa, pero en la lucha recurrimos a la opción de Spotify para sobrevivir: https://goo.gl/4oWtQW Y a la risoterapia: https://goo.gl/TYrhVQ

La revolución cultural que encabeza desde Estocolmo Sara Danius tuvo nuevo episodio de película: luego de premiar a una reportera (Svetlana Alexievich), y a un cantautor (je, je, Robert Zimmerman), la Academia Sueca entregó el Premio Nobel de Literatura ¡a otro cantautor!: Kazuo Ishiguro: https://goo.gl/yySFC7

En noviembre, un estremecimiento: https://goo.gl/XgvsxS

Anna Prohaska y su nuevo proyecto: Serpent and Fire, 70 minutos de fuego, renacimiento e impacto emocional. El resultado: quietud en el alma.

El compositor Philip Glass culminó el año de celebraciones por su onomástico número 80 con una enésima visita a México, adonde acude para ejercitar una de sus prácticas espirituales que lo acompañan desde hace 40 años: el ritual wirrárika, que se aúna a sus meditaciones budistas, el yoga y el tai chi.

Presentó su libro Palabras sin música el 30 de noviembre en el Museo de Antropología y ofreció dos recitales con músicos wirrárikas en el Claustro de Sor Juana, 2 y 5 de diciembre: https://goo.gl/EX5jMx Y también: https://goo.gl/FcL2PM

Y dijiste que me enseñarías a bailar, tus manos sobre mis hombros, las mías en tu cintura y caminaríamos juntos tomados de la mano. Ay, tango que me hiciste bien, pero me hiciste mal.

El sonido Piazzolla:

https://goo.gl/caiXsz

El Esplendor. El último disco que reseñó el Disquero en este año cruel fue el de Un amor supremo: la música de John Coltrane que el muy atrevido autor bautizó como El Esplendor (Pero somos la música mientras dura la música; Musique had both her birth and death with thee) y ahora todo es ido.

Ya que se acabe el año.

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