Opinión
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El despertar

80 mayos

A

l cumplir 80 años quiero escribir este artículo en primera persona y dar un testimonio y una reflexión: yo viví mi infancia y mi primera juventud en una época de vacas gordas: estabilidad política, paz, crecimiento económico, nacionalismo moderado. Estábamos ciertos de que México tenía futuro. Estos sentimientos, un tanto candorosos, ocultaban una crisis, que sólo espíritus muy avispados como el de don Daniel Cosío lograron percibir. En la década de los años 40 del siglo pasado se abandonaron los propósitos reformistas del gobierno de Lázaro Cárdenas. El régimen se pareció cada vez más al porfirico derrocado por la revolución. Esto produjo una crisis que como una hendidura atraviesa los años de mi generación y de otras posteriores y va ampliándose y haciéndose más peligrosa. A principios de los 80 ya no fue posible evitar la caída económica. La sociedad mexicana despertó de su letargo y enfrentó la decadencia del régimen. Creo que el sistema político se degeneró, no la nación. Hemos vivido los pasados 50 años bajo 10 gobiernos fallidos. Cada vez más ineptos y corrompidos.

Me interesé en participar en la política cuando ya era un hombre maduro; creo que lo hice por patriotismo. Veía que nuestra nación perdía sus oportunidades. Poco a poco abandoné la práctica de la abogacía, en la que había prosperado, y fui penetrando en el ámbito de la vida pública. Mi origen cristiano me dio la pauta: hay que luchar por la libertad de los sojuzgados y trabajar por la prosperidad común, empezando por los pobres. Eso es el corazón mismo del evangelio.

He vivido muchas experiencias políticas. Desde el reclamo de justicia y democracia de Carlos Madrazo, que le costó la vida, hasta formar parte del equipo de AMLO. No hay duda que las experiencias más intensas de mi vida política han sido las dos campañas a la Presidencia del político tabasqueño. Y participaré en la tercera. Un punto muy alto fue la lucha contra el desafuero. Las grandes manifestaciones que quebraron el propósito de Fox de aniquilar a AMLO me dieron la alegría de pensar que la democracia es posible en México.

Me resisto a dar consejos. Pero si pudiera entrever un camino para los jóvenes sería la práctica de la política, insisto, la práctica. Que se olviden de las grandes teorías que explican la realidad y que se aboquen a transformarla. Para eso tienen que empezar recorriendo calle por calle, casa por casa y hablando con la gente. Eso no se logra en círculos de reflexión. No serán buenos políticos si no aprenden a amar, a conocer y a comprender al pueblo de México.

Twitter: @ortizpinchetti