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Tumbando Caña

Entrevista con Joaquín Sabina

Y

a repuesto de salud, con buen ánimo y un nuevo trabajo discográfico que contiene historias fúnebres con música vital, Joaquín Sabina llega a México para brindar una serie de conciertos con los que inicia la gira latinoamericana y europea Lo niego todo.

Será una gira larga por más de 10 países que incluye, por primera vez, a Reino Unido y Francia, la cual me llevará lo que resta del año y en la que espero no defraudar al público, nos dice de entrada en entrevista exclusiva para La Jornada.

Y es que el miedo, fundamentalmente de no estar a la altura de lo que la buena gente espera de mí, me da siempre que inicio un periplo de conciertos, precisa.

Subir al escenario a compartir canciones nuevas con el público siempre me provoca nervios. Es un momento muy estresante y a la vez lleno de energía.

Joaquín se ve relajado y de buen humor. Nos ha recibido con afecto, y en el abrazo desea larga vida a nuestro periódico .

En el lugar están todos los responsables de su presencia en el país, desde el empresario René León hasta Jorge Chiwo y Roberto López, directivos de Sony Music. Lo primero que le pregunto tras el saludo es por su salud, ya que en marzo pasado lo sometieron a una cirugía menor, que al final se complicó.

“De salud he estado jodido porque han sido dos operaciones seguidas, una de diverticulitis y otra de una hernia que me salió aquí (alza la camisa para mostrar la herida en el vientre cubierta por una gasa). Aquí tengo la cornada que tardó mucho en cicatrizar. No era una operación muy importante, pero no cerraba. Casi un mes estuvo abierta y por eso suspendí algunos conciertos en Ecuador y Centroamérica.

Los conciertos que haremos en México son los primeros después de dos años de inactividad. Es muy emocionante que el arranque de esta gira sea aquí porque desde el primer momento, pero sobre todo en los últimos años, hemos ido estrechando unos lazos muy firmes de amor y solidaridad en muchas cosas con México. México es único. México nos da suerte.

Habla de su nueva producción discográfica, Lo niego todo, y dice que este trabajo le significó un cambio de ánimo. Es un disco en el que he vuelto a tener las ganas, la intensidad y las sesiones de composición vibrantes como no me sucedía desde 19 días y 500 noches.

El álbum de 12 canciones, producido por Leiva, ex cantante y guitarrista del grupo Pereza, y que cuenta además con la colaboración en las letras del poeta Benjamín Prado, versa, en tono irónico, sobre un hombre que podría ser yo.

“En realidad –dice Joaquín–, lo que he querido hacer es burlarme del exceso de caricatura que se ha hecho de mí. De ese personaje que lleva una botella bajo el brazo, que va por las calles haciendo eses al caminar, con un cigarrillo en la mano, que seguro es de mariguana, mirándole el culo a las chicas… ese de la caricatura que se parece a mí, pero que no soy yo.”

Sonríe socarronamente, hace una pausa para darle un sorbo a la cerveza sin alcohol que su esposa Jimena le ha llevado y dice con firmeza: “Cierto, he disfrutado mucho de la vida, he sido todo lo golfo que me han dejado, he ido a todos los bares y afters nocturnos que he podido; me he bebido todo lo que se me ha dado, he besado todo lo que he podido, pero no me identifico con ese personaje de caricatura”.

Ahora, después de tanta tralla y tantos excesos, nos confiesa que le gusta más el Sabina actual que el de tiempo atrás. El Sabina actual, el de 68 años de edad, es un tipo un poquito más tranquilo, más doméstico, que ve las cosas desde la ventana de su casa y no desde el centro de un bar, como antes lo hacía. Hoy me encuentro en una posición de defensa propia porque sé que la vida es un valor único, lo más valioso, y no tengo la menor intención de morirme y dejar un hermoso cadáver de 68 años.

“Le tengo mucho apego a la vida –sostiene–, y nada de miedo a la muerte. A lo que sí le tengo miedo es a la vejez, pero no desde el punto de vista gerontológico, sino por el deterioro que implica. El deterioro físico que impide ver, escuchar o moverse por sí mismo y depender de otros. Llegar a eso es una cosa bien jodida que daña la dignidad de las personas (…) Y no es que uno ande por la vida haciéndose el Dorian Gray, pero sí vale refrescarse un poco.”

Por eso, para este disco, buscó renovarse acercándose a jóvenes leones del pop y del rock.

“Me he juntado con músicos 20 o 30 años más jóvenes que yo, que le han dado ese puntito de rocanrol que yo tenía de jovenzuelo y que me ha gustado mucho recuperar (…) Como muchas de las letras son un poco fúnebre, no quise que la música lo fuera también. Nadie quiere oírte hablar de la muerte y de ese tipo de cosas, y el rocanrol ayuda mucho a que no se escuchen tan tristes, sino, por el contrario, adquieran fuerza y mucha energía. Esa es la clave en este disco.”

La colaboración del poeta Benjamín Prado, amigo y cómplice de aventuras y de otros proyectos, con quien escribe las letras, ha sido muy importante, ya que éste le da ubicuidad, amarre, cierta fuerza y proyección a las canciones.

Yo soy un cantante que en realidad quiso ser poeta, y él es un poeta que quiere ser cantante (ríe). Además, es el mejor compañero de viaje, el más payaso, el más agudo, el más inteligente, el más divertido. Escribir a cuatro manos con él ha sido una batalla dialéctica muy estimulante.

Ahora que tocamos el tema de la muerte y del paso por esta vida terrenal, el maestro reflexiona acerca de lo que podría dejar a la posteridad. Si tengo la enorme suerte de que alguien, 20 años después de que yo haya muerto escucha mis canciones, no tendrá para nada en la cabeza esa caricatura mía de la que hablamos; lo que tendrán quizá serán algunos versos que le parezcan hermosos para acompañarlos o compartirlos en algunos momentos importantes en su vida. Eso, creo, que podría suceder. No tengo la pretensión de pervivir, pero creo que ocho o 10 canciones mías podrían permanecer un rato en la memoria de la gente, y eso parece que no, pero consuela mucho.

Antes de despedirnos, le pido su opinión acerca del estado de cosas en México. “Nunca opino el primer día porque al primer día a uno no lo han enterado muy bien. Espérame a que tenga más tiempo y me entere de cosas para responder la pregunta, aunque después me peguen de garrotazos. Pero creo que la vuelta del PRI, y de este presidente tan de marketing y tan bien peinado no ha sido una buena noticia. Su comportamiento ante la enorme ofensa del muro de Trump ha estado muy por debajo de lo que cualquiera pudiera esperar. No ha habido dignidad. Por otro lado, parece que lo de la violencia se ha calmado poquito, pero sigue presente. O sea, no soy nada optimista, aunque he leído en estos días que Andrés Manuel López Obrador tiene, al parecer, oportunidad y yo creo que hay que dársela”.

–¿Lo ves bien? –le preguntamos.

–No voy a decir cómo lo veo; lo que pienso es que se ha ganado esa oportunidad y hay que dársela.

Joaquín Sabina actuará esta noche en el Auditorio Nacional, donde ofrecerá tres conciertos más: 16, 23 y 28 de mayo. En Guadalajara estará el 18, en Monterrey el 20 y en Puebla, el próximo 25.