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Fue reconocido por sus trabajos en la región Tehuacán-Cuicatlán

Murió el arqueólogo Ángel García Cook, pilar en el hallazgo del maíz más antiguo
 
Periódico La Jornada
Lunes 30 de enero de 2017, p. a10

El arqueólogo Ángel García Cook, investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), reconocido por sus trabajos en la región de Tehuacán-Cuicatlán y en la Zona Arqueológica de Cantona, Puebla, falleció la madrugada de este domingo a los 79 años.

La secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, manifestó sus condolencias a través de su cuenta de Twitter, donde escribió: Lamento el deceso de Ángel García Cook, notable arqueólogo que por más de 50 años aportó luz al estudio de nuestro pasado.

Nacido el 17 de agosto de 1937 en Teotitlán del Camino, Oaxaca, hoy Teotitlán de Flores Magón, en la región de la Cañada, García Cook fue un arqueólogo de campo que hizo importantes hallazgos, entre éstos el descubrimiento de los granos de maíz más antiguos de América.

Con una trayectoria de 56 años, el arqueólogo realizó sus primeros trabajos de campo al lado de Richard S. MacNeish en una investigación sobre el origen de la agricultura en el Valle de Tehuacán, aunque siempre sostuvo que llegó a esta especialidad por accidente, pues en la infancia su sueño era ser ingeniero y construir carreteras.

El investigador se vio inmerso en un mundo que lo atrapó: el de la historia y la arqueología, al que dedicó más de cinco décadas de trabajo ininterrumpido, como demuestran sus más de 200 libros y artículos, entre los que destacan Análisis tipológico de artefactos y La producción alfarera en el México antiguo.

También realizó amplias investigaciones en la región de Tehuacán-Cuicatlán, reserva de la biosfera en los límites de Puebla y Oaxaca, las cuales contribuyeron a la inscripción de la zona en la Lista del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, como bien mixto.

Desde 1993 se dedicó al estudio de Cantona, que el especialista describió como ciudad enorme, ubicada al pie de una loma, de mil 453 hectáreas, con numerosas estructuras y donde se han encontrado 27 juegos de pelota. La población, al parecer de clase media y alta, vivía en unidades cerradas que se comunicaban por calles construidas. Tuvo una vida larga que empezó en el año 1000 aC y llegó hasta el 900 dC. Es importante señalar que toda su vida dependió de la producción de obsidiana.

Colaboró en proyectos de investigación en Tehuacán y Ayacucho-Huantla, así como en el corredor Puebla-Tlaxcala, Huaxteca y en la Cuenca Baja del Pánuco, suroeste de Puebla y norte de la Cuenca Oriental, e intervino en trabajos regionales de salvamento arqueológico de varias presas en Chiapas, Michoacán y Guerrero.

Fue pilar en la creación de los métodos y técnicas para el salvamento arqueológico, muchos derivados de la construcción de presas y gasoductos en la región de Puebla-Tlaxcala y la Huasteca.