Opinión
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México SA

A la baja el crecimiento

Nuevo banco, vieja maña

Lavado y defraudación

M

ayor inflación, menor crecimiento económico (y, por lo mismo, bienestar social en picada) y un tipo de cambio en elevados niveles es lo que avizoran los especialistas permanentemente consultados por el Banco de México, ya muy cercano el cierre del presente año y a la vuelta 2017. Es decir, más de lo mismo.

En términos prácticos, pues, y para efectos nacionales, las reformas de la administración peñanietista no sirvieron para mayor cosa, porque todo permaneció igual que en sexenios anteriores aunque, como en aquellos, lo único que cambió fue el régimen de propiedad (de público a privado) de buena parte de la ya exigua riqueza del país.

De cumplirse los pronósticos de los 34 grupos de análisis y consultoría económica del sector privado nacional y extranjero consultados permanentemente por el banco central –y suelen no errar el tiro– mover a México efectivamente devino en joder a México, con todo y que en el ámbito oficial aseguren no levantarse por las mañanas con tal intención.

Con todo y reformas, en el sexenio peñanietista la economía habrá crecido –por llamarle así– más allá de 2 por ciento como promedio anual, lo mismo que en el gobierno de Felipe Calderón, otro contumaz reformista que –ahora junto con EPN– ocupa la penúltima posición en lo que a crecimiento económico se refiere en los tiempos del neoliberalismo a la mexicana (seis gobiernos al hilo), sólo superados por el régimen de Miguel de la Madrid.

Lo anterior no invita a suponer que en realidad movió a México. Y el saldo puede resultar aún peor, porque a lo largo del sexenio peñanietista las estimaciones de especialistas y organismos nacionales e internacionales han ido permanentemente a la baja, de forma acelerada en algunas ocasiones, suave en otras, pero siempre en descenso.

A pesar de los anteojos gubernamentales por medio de los cuales nuestras cada día más eficientes autoridades todo lo ven color de rosa (o no ven nada, según sea el propósito, como en el caso de Javier Duarte de Ochoa), la realidad mantiene supremacía y arrasa, sin olvidar que restan dos años para que concluya la presente administración.

En otro orden, la agencia Reuters reportó desde Nueva York que “un empresario de México fue arrestado en Estados Unidos bajo cargos de que él y otras cinco personas se involucraron en un plan para obtener fraudulentamente reembolsos de impuestos del gobierno mexicano y lavar más de 100 millones de dólares. Carlos Djemal, quien según documentos judiciales adquirió el pequeño banco mexicano InvestaBank SA en 2014, fue arrestado en Chicago y acusado en una denuncia penal presentada en la corte federal de Manhattan, que se hizo pública la noche del lunes. InvestaBank se estableció en 2014 a partir de la adquisición de las operaciones del Royal Bank of Scotland en México. La entidad dijo la semana pasada que había acordado comprar dos unidades mexicanas de Deutsche Bank AG.

“Otros tres hombres –Max Fraenkel, Daniel Blitzer y Robert Moreno– también fueron arrestados, según la oficina del fiscal de Manhattan, Preet Bharara. Otros dos hombres fueron acusados, entre ellos Isidoro Haiat, quien según documentos judiciales adquirió InvestaBank junto con Djemal. El presidente ejecutivo de InvestaBank, Enrique Vilatela, dijo en una entrevista que el arresto de Djemal fue una ‘sorpresa’, y agregó que era uno de los 38 socios del banco.

Los fiscales dijeron que de 2011 a 2016 los acusados participaron en un plan para defraudar ingresos fiscales al gobierno mexicano, relacionados con el impuesto al valor agregado (IVA), y luego blanquear los recursos obtenidos en Estados Unidos y México. Explicaron que los demandados crearon docenas de compañías que afirmaron estar haciendo negocios como importadores y exportadores de teléfonos celulares para obtener fraudulentamente reembolsos de IVA del gobierno mexicano.

Enrique Vilatela fue director general del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext) en el último tramo del gobierno salinista, y fue ratificado por Ernesto Zedillo. Sólo hasta que llegó Fox se vio en la penosa necesidad de apartarse. Desde el nacimiento de InvestaBank ocupa la presidencia del consejo de administración y, a la vez, la dirección general, y esta institución fue autorizada en los tiempos del (ex) ministro del (d) año. Por cierto de ella son accionistas Bernardo Quintana Kawage, Roy Campos y Manuel Arroyo.

Pues bien, con apenas dos años de presencia pública –no muy destacada, por cierto– sale a la luz que presuntamente algunos de sus accionistas se dedicaban no a otorgar créditos empresariales o a colocar dinero plástico, sino a la lucrativa industria del lavado de dinero y la defraudación fiscal, algo que los anteojos de Hacienda (vía Comisión Nacional Bancaria y de Valores –Jaime González Aguadé– o de la Unidad de Inteligencia Financiera –Alberto Bazbaz Sacal, ex procurador mexiquense que tampoco encontró a la niña Paulette) tampoco registraron, con todo y que de tiempo atrás en los corrillos del mundillo de las finanzas circulaban versiones sobre supuestas irregularidades de personajes como los citados.

Por cierto, Djemal es uno de los principales accionistas de la Casa de Cambio Tíber, la misma empresa que reportó pillería y media y uno de sus dueños a la cárcel. Sin embargo, con todos esos antecedentes, el gobierno peñanietista les concedió el aval de operar como banca privada, que a lo largo de su existencia reportó números rojos. Y a pesar de todas las pillerías recibieron un fuerte apoyo de instituciones financieras del sector público (por ejemplo Nafinsa, Bancomext, Bansefi y Banobras, cuando menos).

Entonces, ¿bancos privados con recursos públicos? ¿Otra vez? ¿Un banco en quiebra y puede comprar dos unidades mexicanas de Deutsche Bank AG? Y en este merengue, ¿dónde anda Juan Pablo Rivero, director de administración y finanzas, que cada semana viaja… a Nueva York?

Todo indica que lo citado apenas es la punta del iceberg. Y, como siempre, los presuntos ilícitos financieros cometidos en México no se descubren en el país (como tendría que ser si contáramos con una supervisión sectorial real), sino en el vecino del norte.

¿Dónde estaba la Secretaría de Hacienda, el SAT y demás instancias de supervisión? Ahora deberán pronunciarse, y la PGR después de ellos, porque esto trasciende al sector financiero. Una más que se les va.

Las rebanadas del pastel

Como el país está en jauja, sus senadores incrementaron 325 por ciento sus gastos por viajes a costillas de los mexicanos que pagan pero no viajan… Ayer, el dólar se vendió a 19.62 micro pesitos.

Twitter: @cafe-vega