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Oliver Stone abre el debate sobre la vigilancia global en el estreno de Snowden en San Sebastián

La vigilancia en Internet es la muerte de la verdadera libertad

El acceso de los gobiernos a la escena privada de los ciudadanos supone el comienzo del totalitarismo, abundó el director

Lo acompañaron Joseph Gordon-Levitt y Shailane Woodley, protagonistas del filme

Para la actriz, el ex empleado de la NSA es el mayor patriota que hay

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Oliver Stone, en la imagen, se encontró en nueve ocasiones con SnowdenFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Viernes 23 de septiembre de 2016, p. 8

San Sebastián.

El estreno europeo de Snowden, la película más reciente del director estadunidense Oliver Stone, llevó al Festival de Cine de San Sebastián un nuevo episodio del debate público sobre si es deseable sacrificar parte de la libertad personal en aras de una mayor seguridad colectiva.

Para su realizador, la respuesta está clara. La vigilancia global en Internet y el acceso de los gobiernos a la escena privada de los ciudadanos puede suponer la muerte de la verdadera libertad y el comienzo del totalitarismo.

Stone presentó su película en el encuentro fílmico acompañado por sus dos protagonistas, Joseph Gordon-Levitt, quien da vida a Edward Snowden, y Shailane Woodley, quien interpreta a Lindsay Mills, la novia del ex analista de la CIA que reveló al mundo los entresijos de la maquinaria de espionaje, interno y externo, de Estados Unidos.

Snowden, acogida con división de opiniones entre la crítica, describe no a modo de documental, sino como una obra dramática, según Stone, la trayectoria vital de un joven con fuertes ideales que decide servir a su país desde los operativos de inteligencia.

Un hombre educado, transparente y tímido, cuya principal preocupación era incitar al mundo a tomar conciencia sobre el problema de la privacidad personal en Internet, explicaron el director y los intérpretes de una película cuyo reparto cuenta también con Zachary Quinto, Melissa Leo, Tom Wilkinson, Rhys Ifans y Nicolas Cage.

Decisiones personales

Oliver hizo nueve viajes a Moscú para reunirse con Ed (Snowden) y yo lo acompañé en uno de ellos. Estuve cuatro horas con él y me fijé en sus gestos para entender cómo se comportaba. Ed no tenía claro si deseaba que se hiciera una película sobre él, siempre intenta centrar la atención en su denuncia y evita hablar de sus asuntos personales, dijo Gordon-Levitt, cuya interpretación constituye uno de los aspectos más destacables de la producción, rodada en Washington, Hawai, Hong Kong, Múnich y Moscú.

La película quiere que los espectadores sean conscientes de que pueden elegir si quieren compartir su vida privada en Internet. Existe una cultura global donde muchas personas desean difundir sus cosas en redes sociales. Si quieres hacerlo, adelante. Yo, personalmente, comparto algunas, pero otras las guardo para mí, añadió Gordon-Levitt.

Esa capacidad de decisión y elección personal sobre los datos privados que se exponen en la red es uno de los temas sobre los que pivota una película a la que Stone dota de su habitual tono político, con reflexiones acerca del papel de la administración del presidente Barack Obama, las agencias de inteligencia, las grandes corporaciones y los medios de comunicación.

En su primera legislatura, Obama dijo que iba a rebajar el poder de las agencias a la hora de recopilar esos datos. Pero Snowden hizo lo que hizo porque Obama aumentó el control que la NSA tiene sobre los ciudadanos. En Estados Unidos existe un estado de vigilancia global que va mucho más allá de lo que era la Stasi, denunció Stone, para quien la ciberguerra entre naciones sería igual de peligrosa que las bombas atómicas, puesto que nadie sabe cómo y dónde empieza.

Para el realizador, es necesario que las potencias internacionales firmen un tratado similar a los que se rubricaron durante la guerra fría para limitar la proliferación de armas nucleares, pero Estados Unidos no quiere hacerlo porque desea seguir manteniendo su posición de privilegio, señaló.

Fallas de la inteligencia de EU

A su juicio, las dictaduras prometen seguridad a sus ciudadanos, pero sus políticas de vigilancia y espionaje suponen el fin de la verdadera libertad y el inicio del totalitarismo, expresó el realizador, al tiempo que rechazó el argumento de que las agencias de información como la NSA hayan garantizado mayor seguridad a los estadunidenses.

En el 11-S hubo muchas fallas, no sólo de la NSA, sino también de la CIA y el FBI. También pasó en Irak, donde se dijo que había armas de destrucción y luego se demostró que no existían. A decir verdad, las agencias de inteligencia no fueron muy inteligentes, resumió.

Estados Unidos tiene que entender que el camino que lleva, tanto a escala interna como de relaciones internacionales, lo lleva a la autodestrucción, apuntó Stone, quien reconoce que no hubiera hecho una película como esta cuando era joven porque no estaba preocupado por este tema. La privacidad fue siempre un derecho. Pero ahora todo es invadible.

El realizador reveló algunos detalles de la producción, como que uno de sus productores le aconsejó rodar más escenas en Múnich para evitar volver a Estados Unidos, donde sus teléfonos, indicó, eran vigilados, y cómo se encriptó mucha información y guiones con el propósito de que no fueran expuestos en Internet.

Stone no cree que Snowden sea un kamikaze, sino un hombre que tomó una decisión sin un plan de salida.

“Él dijo a los periodistas: ‘den esta información a la gente y que ella decida’, pero creo que los ciudadanos no han entendido la complejidad de toda esta información”, declaró el cinerrealizador.

Indicó también que ningún otro país, salvo Rusia, puede proporcionar protección a Snowden y lamentó que no lo haya hecho Europa. En los años 60 y 70, países como Suiza, Suecia o Canadá le hubieran concedido asilo, consideró.

Empresas, preocupadas

Stone reconoció que en Estados Unidos se han emprendido reformas menores que han posibilitado que las empresas de informática provean a sus clientes de instrumentos para proteger más activamente su privacidad, porque les preocupa perder su negocio.

Ante las consecuencias provocadas por las revelaciones de Snowden, tanto Joseph Gordon-Levitt como Sharlene Woodley intentaron encontrar aspectos positivos en el futuro inmediato.

Soy optimista. Las generaciones que están creciendo ahora son las que asumirán el poder y creo que están mucho más preocupadas por este problema que las de ahora, refirió Gordon-Levitt.

En Estados Unidos se emplea mucho la palabra patriota y creo que Snowden es el mayor patriota que hay, señaló Woodley. Ha arriesgado su vida y ha dejado a su novia por hacer lo que ha hecho. No se trata de considerarlo héroe o traidor, sino de analizar si estamos utilizando la tecnología o ésta nos está usando a nosotros.