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Con la crianza de los gusanos buscan recuperar el maguey y frenar la mancha urbana

Agricultores de Cuajimalpa incentivan su economía con el cultivo de chinicuiles

Productores detallan que en septiembre de 2015 construyeron los primeros invernaderos

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Para el cultivo del gusano del maguey los productores fabricaron lo que llaman casas sombras, que funcionan como una especie de invernaderoFoto Bertha Teresa Ramírez
 
Periódico La Jornada
Lunes 19 de septiembre de 2016, p. 34

El chinicuil o gusano de maguey era considerado en la cultura prehispánica un alimento exquisito, destinado a los dignatarios aztecas.

Actualmente, agricultores de la delegación Cuajimalpa desarrollan un proyecto para la producción del suculento y nutritivo gusano, mediante el cual pretenden recuperar la siembra de maguey (planta originaria de México), incentivar la economía agrícola ante la crisis recurrente del campo y proteger la tierra de cultivo ante la amenaza de la mancha urbana.

El comité de productores de maguey y pulque ubicado en el paraje Tierra nueva de San Mateo Tlaltenango, abocado a esa tarea, tiene el objetivo de respetar la forma tradicional de producción del gusano (de color rojo, parecido a una polilla).

Olaf Perea Flores, integrante de la organización, explicó que utilizan casas sombras, que son estructuras similares a invernaderos y cuya construcción comenzaron en septiembre de 2015.

Las propiedades alimenticias del chinicuil (cuyo nombre científico es hypopota agavis) son óptimas, gracias a que los gusanos son los seres que disfrutan la mejor comida, ya que extraen materia prima de primera calidad, afirmó Higinia Guzmán Gutiérrez, ejidataria de San Mateo Tlaltenango.

Contienen sales minerales, calcio, vitamina B, magnesio y proporcionan calorías de alta calidad; en suma, benefician al ser humano incluso más que el pescado, debido a que sus nutrientes protegen el cuerpo al crear células restauradoras e intervenir en el funcionamiento del sistema inmunológico.

Pueden comerse en estado natural, asado, frito, en salsa o cocinado al gusto; también pueden consumirse como botana o usarse como ingrediente adicional en tequila y licores para brindarles un gusto diferente, agregó Olaf Perea, al resaltar que esta es la primera vez que se intenta la producción de los gusanos.

Durante la época prehispánica, el consumo de insectos como los chinicuiles era exclusivo de los altos dignatarios y se consideraba que ese manjar fortalecía la virilidad, comentó al pie del magueyal, que se levanta en el paraje y del cual se espera tener la primera producción en septiembre de 2017.

Hoy en día los chinicuiles suelen ofrecerse en los restaurantes más exclusivos de comida mexicana o pueden comprarse en estado natural.

Un litro de gusanos no cocinados tiene un precio aproximado de mil pesos y cada chinicuil cuesta dos pesos; también se venden en latas vacías de sardinas o de atún (a 300 y 200 pesos, respectivamente), agregó Araceli García Torres, otra de las integrantes del comité. Si se cocinan su precio aumenta considerablemente según el lugar.