Opinión
Ver día anteriorJueves 8 de septiembre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Suicidios en la ciudad

Problema de salud que crece

Estrategia para atacarlo

S

e llama Hospital de las Emociones y en él se tratan problemas de salud mental; problemas que en una urbe como la Ciudad de México se han empezado a multiplicar, por las condiciones que impone a sus habitantes.

Muchas son las razones para intentar una constitución para la Ciudad de México, pero los datos que exhibe un centro de salud como el que se instaló en la delegación Venustiano Carranza obligan a señalar la urgencia de crear nuevas formas de entendimiento de la gente y las garantías que debe ofrecer un gobierno para prevenir, y en su caso aliviar, los problemas de salud pública, como ahora se presenta el suicidio.

Las frustraciones constantes que conducen cotidianamente, sobre todo a los jóvenes de la urbe, a situaciones de depresión profunda, en lugar de irse evitando, cada vez son más y más graves. No encontrar escuela, no hallar trabajo, carecer de afectos de apoyo, como el de los padres, y ello reflejado en sentimiento de soledad, han vuelto muy vulnerable a cierto grupo de gente de esta ciudad.

Los datos reflejan parte del problema. En lo que va del año, la Secretaría de Salud ha recibido 364 casos de personas que buscan quitarse la vida, es decir, un promedio que rebasa un caso por día, y según nos han dicho, la mayor parte de la gente con esa tendencia son personas jóvenes.

Las autoridades de la ciudad ha detectado el problema y decidieron no cruzarse de brazos, sino actuar para tratar de aliviar el problema cuando se presenta. Para eso está el Hospital de Emociones, que podría aliviar las manifestaciones obvias de esta situación, que empieza a convertirse en un asunto grave, es decir, de salud pública, como calificó el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.

Es más, se habla de la detección temprana de las conductas suicidas. Hoy por hoy, en la capital del país, una cifra que llega a mil 500 suicidios al año obliga a crear, cuando menos, las instancias que desde el ámbito médico traten de resolver el problema, que va en aumento.

Lo otro es el combate a los orígenes del mal. Crear las condiciones de vida con mayores márgenes de satisfacción tiene que venir desde las leyes que permitan abatir las condiciones de frustración que ahora padecen muchos segmentos de la población de esta ciudad.

La oportunidad de cambiar lo que en estos momentos parece un destino inevitable para mucha gente se tiene que diseñar desde las leyes; nuevas formas de justicia social que impidan que la gente piense en la muerte como puerta de salida a los problemas sociales que padece.

Pero hoy ya se dio el primer paso: el tratamiento médico de quienes ya no soportan su vida. Eso tendrá en el futuro inmediato un valor inapreciable para la sociedad en su conjunto porque todos, no sólo los que se sienten frustrados, entre otros, podrán obtener ayuda de la autoridad. Que sea para bien.

De pasadita

Cuentan por ahí que en el Gobierno de la Ciudad de México se supo con más de tres días de anticipación de la visita de Donald Trump. Parece que se pidió apoyo para dar seguridad al republicano, pero no por parte de la autoridad federal, sino por gente de la campaña de Trump, que se puso en contacto con quien podía poner el aparato de seguridad al servicio de ese personaje.