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Quilnenel y quiltamal

L

os quelites han estado presentes en nuestra alimentación desde hace miles de años. Recordemos que con este nombre se designa en náhuatl a toda hierba comestible; hacemos hincapié en la etimología, porque en algunos lugares se conoce como quelites sólo a una especie de ellos, cuando se tienen registrados 358 quelites distintos (V. Especies vegetales poco valoradas: una alternativa para la seguridad alimentaria, Luz María Mera, Delia Castro y Robert Bye, compiladores, México, UNAM, 2011).

La importancia de los quelites en la alimentación sana y nutritiva de los mexicanos se refleja en varias formas, por ejemplo a una de las tonalidades del color verde en náhuatl se le llama quilpali (color quelite). En el Diccionario de aztequismos de Luis Cabrera, publicado después de su muerte, aparecen dos palabras en que incluyen el término quelite: quimole (quilmulli), cualquier guisado a base de yerbas o quelites, y quiltamal, tamal hecho con quelites; también quilihuacal que es un huacal o caja especial para transportar quelites. Agreguemos la palabra quilnenel, literalmente ensalada de quelites, citada por Alonso de Molina en su Vocabulario.

Hay diferentes nombres en náhuatl y en otras lenguas que designan a poblaciones cuyo nombre está vinculado con la palabra quelite en sí o con alguna especie de quelite. Un ejemplo es Ixmiquilpan, Hidalgo; su nombre en nañú es Nts_u_tk_ani, significa verdolaga o donde las verdolagas, en náhuatl es Itzmiquilpan, lugar de quelite navaja o lugar donde hay quelite navaja; posiblemente así se le llamó a la verdolaga por tener este quelite hojas con brillo de obsidiana.

José María Bradomín en su libro Toponimia de Oaxaca (Imprenta Camarena, 1955) anota una población del municipio de Nochixtlán que tiene por nombre Quilitongo; asienta que en mixteco lleva el nombre de Ayuuhá. Ambas palabras significan tierra o lugar de quelites. En el libro Peregrinación de los aztecas y nombres geográficos de Sinaloa (1887), Eustaquio Buelna registra el nombre de varias localidades, una se llama Quelite, “…yerba comestible así llamada”. También cita Chiquetitlan y señala como sus raíces chichic, que significa amargo, y quilitl, quelite; añadamos la terminación tlan que es un locativo, así que esta población es el lugar del quelite amargo.

En el libro Indonimia geográfica del estado de Puebla (1955), Felipe Franco analiza los nombres de varias localidades que llevan en su nombre una partícula de la palabra quilitl, como Chichiquila, que traduce, donde abunda la yerba amarga; Huitziquitepec, lugar de planta espinosa comestible, y Tomaquiapa en el yerbazal de tomates.