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Reunión de emergencia en Florida para analizar la forma de rescatar la campaña

Trump enfrenta desastre; republicanos prevén abrumador triunfo de Clinton
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Una mujer que intentaba protestar durante un acto de campaña de Donald Trump fue detenida por la policía de PennsylvaniaFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 13 de agosto de 2016, p. 21

Nueva York.

La implosión republicana está generando alivio y hasta pronósticos de un triunfo abrumador de los demócratas, pero algunos opositores a Donald Trump advierten que es muy peligroso cantar victoria mientras permanece la amenaza del populista de derecha.

A pesar de que varios expertos y modelos de pronósticos otorgan desde ahora el triunfo a Hillary Clinton sobre Trump, por sus tropiezos desastrosos de los pasados 10 días y porque el candidato republicano en un comentario inusualmente franco reconoció que los sondeos y tendencias en el campo electoral indican que está enfrentando un panorama cada vez más difícil, los demócratas aún no logran enterrar a su contrincante por varias razones, pero las principales son el hartazgo popular con las cúpulas y el nivel histórico de impopularidad y desconfianza hacia su abanderada.

No piensen por un segundo que esta elección ya se acabó, advierte el documentalista y activista Michael Moore, quien señala que no sólo faltan tres largos meses, sino que quienes piensan que ya pueden confiar en que Trump seguirá autoderrotándose están jugando con fuego.

Argumenta que la mentalidad necesaria para derrotar a Trump es imaginar que todos sus opositores estamos en la resistencia francesa y que ahí vienen los alemanes, porque nuestro fascista ahí viene.

Moore expresa que obviamente la mayoría prefiere a Clinton sobre Trump en esta competencia entre quién es el que menos disgusta, pero todo dependerá de cuántos se presenten en las casillas el 8 de noviembre. Afirma que muchísima gente ya no cree en el sistema político porque sabe que es bullshit, que la mitad del electorado suele no participar ante las urnas y que la tasa de aprobación de Clinton es de sólo 36 por ciento, por lo cual es urgente buscar todas las maneras para promover el sufragio de los desilusionados. Concluye: “No convoquen a reuniones. Tomen acción. Usen el humor… Interrumpan. Piensen de manera creativa y subversiva… Derroten a Trump. Porque, vean, no tenemos opciones. Estamos en la resistencia contra Trump”.

Por su parte, el Partido Republicano está alarmado porque Trump podría no sólo llevarlos a la derrota, sino poner en riesgo las mayorías que ahora goza en ambas cámaras del Congreso. Esto ha llevado a una expresión disidente –y hasta de deserción– que no tiene precedente, que podría llegar a un nivel tal que, según algunos observadores, quizá hasta destruya al partido.

Ayer se efectuó una reunión de emergencia en Orlando, Florida (aunque no en el mundo de fantasía de Disney World), entre la dirigencia nacional del partido, encabezada por Reince Priebus, y los encargados de la campaña de Trump, en lo que se interpretó como tal vez un último intento por buscar cómo rescatar su candidatura y al partido del desastre político que se está pronosticando.

Pero ha habido reuniones previas para objetivos similares, en las que una y otra vez se asegura que Trump ya entendió que tiene que ser más presidenciable y seguir, literalmente, el guión para evitar sus aparentemente inevitables exabruptos. Esta semana el candidato dijo que él seguirá haciendo lo mismo, y que si no funciona se tomará una larga vacación después de las elecciones.

El otro peligro

Aun si no gana Trump, la ola de odio racista y antimigrante que ha desatado junto con su retórica violenta inflamable genera preocupaciones sobre la incitación de agresiones entre sus filas, sobre todo en las agrupaciones militantes ultraderechistas.

Organizaciones dedicadas al monitoreo de los grupos de odio, defensores de derechos de migrantes y de libertades civiles han advertido este año sobre un incremento dramático de actividad y delitos de agrupaciones militantes derechistas, muchas de las cuales simpatizan y apoyan la campaña de Trump. Integrantes ligados con el Ku Klux Klan, milicias, grupos antimigrantes y neonazis han expresado abiertamente su apoyo al candidato (para mayor información en inglés, ver: https://www.splcenter.org/fighting-hate/intelligence-report/2016/hate-race).

La retórica violenta de estos grupos de odio no es nada nuevo, pero expertos expresan que la campaña de Trump, al incitar expresiones de violencia contra sus opositores, como el presidente Barack Obama (a quien se refiere con el nombre completo, Barack Hussein Obama, para nutrir a los extremistas que insisten en que el presidente es un musulmán encubierto) y Clinton (donde en sus mítines hay coros constantes de encarcelen a Hillary y hasta gritos de que sea fusilada por traición) está generando una mezcla potencialmente letal. Varias de esas agrupaciones hablan de una guerra civil armada, en caso de que Clinton sea electa.

Muchos advierten que en cualquier momento, en este clima propiciado por Trump, puede haber un acto de violencia, lo cual, a la vez, podría generar mayor caos en esta contienda electoral.

El New York Times, en un editorial de ayer, opinó que Trump sabe que está perdiendo, pero su comportamiento de esta semana genera un escenario preocupante, de que tal vez se ha dado por vencido para ganar por medios civiles y no le importan las consecuencias de su campaña de incitación.

Millonaria y multimillonario

Mientras tanto, en una maniobra política Clinton divulgó sus documentos tributarios revelando que el producto de clase media, como se definió ayer, es hoy parte de una pareja millonaria (junto con su esposo Bill), con un ingreso el año pasado de aproximadamente 10.7 millones y pagó unos 3.6 millones de dólares en impuestos. Trump, hasta la fecha, ha rehusado presentar los suyos, pero insiste en que no tiene nada que ocultar (aunque algunos analistas sospechan que el multimillonario probablemente ha pagado cerca de cero en contribuciones).

Gran parte del ingreso es por discursos ante diversas empresas, incluyendo bancos y otras entidades de Wall Street. El pago por cada discurso fue de 225 mil dólares.

Para mayor información sobre la campaña presidencial en Estados Unidos, consultar blog www.jornada.unam.mx/ultimas/elecciones-presidenciales-de-estados-unidos/