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El gasolinazo y el palacio de Lorenzo

Nueva norma ambiental: va a doler

La carretera Durango-Mazatlán

Astillero

EPN y sus dos amigos

Descolocado en Ottawa

SG: diálogo con maña

Desabasto como coartada

Enrique Galván Ochoa
Julio Hernández López
México SA

Gasolinas: va el golpe

Aumento = gasolinazo

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Ciudad Perdida

Resurge Alejandra Barrales

Los Chuchos reclaman premio

A revisar las alianzas amarillas

Carlos Fernández-Vega
Miguel Ángel Velázquez
TLCAN: circunstancias adversas
E

n el contexto de la Cumbre de Líderes de América del Norte que tuvo lugar ayer en Ottawa, Canadá, el primer ministro del país anfitrión, Justin Trudeau, y los presidentes de México, Enrique Peña Nieto, y de Estados Unidos, Barack Obama, coincidieron en destacar la necesidad de profundizar la relación económica trilateral y aumentar las facilidades para el comercio entre las naciones que desde 1994 integran el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

El Correo Ilustrado

Urge resolver las demandas de docentes, señala

L

os profesores en lucha han logrado, con su palabra verdadera, convencer a miles de padres de familia, indígenas, sindicatos y organizaciones populares de que la falsa reforma educativa, convertida en ley a espaldas del pueblo, es una reforma laboral para quitarles sus derechos y privatizar la educación pública. Y, como dice Adolfo Gilly, destruir a la nación mexicana.

El fin de la globalización
D

esde mediados de la década de los 80 del siglo anterior, los gobiernos de Margaret Thatcher, en Inglaterra, y de Ronald Reagan, en Estados Unidos, iniciaron un proyecto global para internacionalizar la economía y abrir nuevas oportunidades de mercados a las grandes corporaciones multinacionales. Para ello, desarrollaron una serie de estrategias tendente a eliminar los obstáculos a esa renovada expansión de la economía y del comercio, al mismo tiempo que se dedicaron durante sus administraciones a eliminar todos los obstáculos para alcanzar dichos objetivos, ya fuera en el campo laboral, jurídico, político, diplomático, educativo, prácticamente en todas las áreas, como no se había visto antes.

Desconcierto
E

l fin de semana pasado se desencadenaron en Europa poderosas turbulencias que todavía no han desaparecido. La victoria referendaria del movimiento antieuropeo en Gran Bretaña y el triunfo del Partido Popular en España desmintieron las expectativas hasta de sus promotores. Incluso es probable que se intensifiquen en el corto plazo porque, como bien quedó demostrado, en la voluntad popular no hay nada escrito. El rostro pálido y demudado del primer ministro inglés, David Cameron, era sólo comparable con el de Pablo Iglesias, el joven líder del partido Podemos, que en poquísimo tiempo ha conquistado un amplio espacio en el régimen español, y que se ha propuesto sustituir al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en su calidad de fuerza hegemónica de la izquierda de esa nación.

Napoleón Gómez Urrutia
Soledad Loaeza
España y México: dudosos paralelismos
L

o que me queda más claro de las pasadas elecciones generales en España es que si el PSOE y Unidos-Podemos hubieran ido juntos, el derechista Partido Popular habría perdido. El dirigente del PSOE dijo en su discurso poselectoral que dicha coalición no pudo hacerse por la intransigencia del dirigente de Podemos, Pablo Iglesias. Algo hay de cierto en esa inculpación.

Corrupción legalizada
L

a corrupción se gestó en los debates mismos de la asamblea constituyente de 1916-1917. Como si el Poder Ejecutivo no fuera el más propenso a generar actos de corrupción, al presidente de la República se le blindó en el ámbito de su responsabilidad. El artículo 103 de la Constitución de 1857 fue mutilado. Este artículo establecía la posibilidad de que tal funcionario pudiera ser acusado por delitos de traición a la patria, violación expresa de la Constitución, ataque a la libertad electoral y otros delitos graves del orden común.

Octavio Rodríguez Araujo
Abraham Nuncio
¿Seguirá unido el Reino?
M

e temo que las secuelas del Brexit –la salida británica de la UE– serán tema de varias entregas sucesivas. Promesas y amenazas, entretejidas con engaños y mentiras, fueron los componentes dominantes de las campañas que culminaron en el referendo de hace una semana. Ningún resultado construido sobre tales bases puede asumirse como paradigma de legitimidad. El lamentable desenlace trajo consigo, primero y de inmediato, manifestaciones de odio e intolerancia: días antes de la consulta, una parlamentaria laborista había sido asesinada por un fanático que voceó consignas similares a los eslogans de los brexiteers. Dos días después, fue vandalizado un centro cultural polaco en Londres. Siguió una oleada de agresiones xenofóbas en diversas localidades, que fue tema de preocupación en el Consejo Europeo. Segundo, privaron las contradicciones y la confusión: en la primera semana, tanto en Bruselas como en Londres y otras capitales europeas ningún líder político logró marcar con nitidez el rumbo a seguir. En la cumbre del 28 y 29 de junio se aceptó con renuencia la idea británica de poner la casa en orden –con un nuevo jefe de gobierno, quizá la ministra del Interior, Theresa May, o una elección general– antes de iniciar el proceso formal de retiro, mediante la notificación prevista en el artículo 50 del Tratado de Lisboa. Los 27 no están dispuestos a esperar mucho. Finalmente, hubo intentos de rectificación o cambio de rumbo: a pesar de que en la campaña se aseguró que el retiro sería pronto e irreversible, en cuanto se tuvo el resultado se exploraron otras opciones o se intentó ganar tiempo. En suma, nadie puede sentirse orgulloso de este episodio de la democracia del Reino Unido. Con él, todos –británicos, europeos y los demás– perdimos algo. Europa, con todas sus falencias, escribió Roger Cohen en el New York Times, 27 de junio, fue el sueño de mi generación. La Unión Europea fue una entidad, un organismo sin sangre, que, sin embargo, poseía un corazón palpitante.

Brexit, Trump y México
L

a decisión de los ciudadanos británicos de abandonar la Unión Europea (UE) provocará cambios importantes en la economía global. Entre las explicaciones que se han ofrecido destaca que los trabajadores británicos asumieron que si su decisión iba a provocar pérdidas económicas éstas serían de los ricos y, particularmente, de los banqueros. Esta razón, seguramente relevante, pudiera trasladarse a la próxima elección en Estados Unidos, donde algunos sectores señalan que Clinton es la candidata de Wall Street, así como a la elección francesa luego de la reforma laboral de Hollande. En el fondo de esta consideración está la enorme concentración del ingreso que se ha generado desde la aplicación de las reformas de mercado.

Jorge Eduardo Navarrete
Orlando Delgado
Cuba, democracia de alta intensidad
M

illones de cubanos dedican horas de su tiempo a la discusión y enriquecimiento de dos documentos de cardinal importancia para el futuro del país aprobados preliminarmente en abril pasado por el séptimo Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC).

Ángel Guerra Cabrera