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La película del irreverente cineasta se proyecta en diversas salas, incluso en una de la Cineteca

En El nuevo nuevo testamento Jaco Van Dormael presenta a un Dios despreciable

La historia es un cuento de hadas surrealista; “alguien que no fue criado en una fe puede relacionarse con esta cinta igual que con Caperucita roja o Alicia en el país de las maravillas”, señala el realizador belga

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La francesa Catherine Deneuve en un fotograma del filme de Jaco Van Dormael
 
Periódico La Jornada
Lunes 6 de junio de 2016, p. a10

Dios existe, y vive en Bruselas, cuenta la historia de El nuevo nuevo testamento, reciente película del irreverente realizador belga Jaco Van Dormael, quien expone a un ser celestial con características miserables en el contexto de un cuento de humor negro y mucha fantasía.

Con su coescritor Thomas Gunzig, Van Dormael se preguntó: ¿Qué pasaría si dios fuera un bastardo? Es más, ¿qué pasaría si además de tener un hijo, tuviera una hija de la que nadie sabe? ¿Y que pasaría si ella tuviera 10 años y dios, su padre, fuera tan detestable que ella se vengara de él, revelando su secreto mejor guardado: enviar mensajes de texto a todas las personas del mundo anunciando el día de su muerte? De ahí cualquier referencia con la religión se volvió un cuento de hadas surrealista. Yo no soy creyente, pero crecí católico. Estoy interesado en religiones, como en buenas historias. Recuerdo imaginando de niño: ¿Por qué Dios nunca hizo nada cuando su hijo fue crucificado? ¿Por qué nunca hace nada cuando hay niños muriendo de leucemia? ¿Por qué Batman salva personas, pero Dios no?

Al cineasta se le conoció por El octavo día (1996), cuyo eje es un personaje con síndrome de Down, o la contemplación de la eternidad imposible del ser humano en su Mr. Nobody (2009).

Regresa con El nuevo nuevo testamento, alegoría creacionista que se estrenó en las salas de cine desde el jueves pasado, entre ellas una de la Cineteca Nacional.

En una entrevista emitida por la distribuidora del filme en México, Mantarraya, Van Dormael comenta que el Dios de su historia es totalmente despreciable. Él siente placer en empezar incendios, tirar aeronaves y sacrificar orangutanes; haciendo terribles torturas diariamente a la raza humana, incitando a las personas a matarse unas a otras en interminables guerras en su nombre. Él no es tan diferente a la descripción que hay en la Biblia.

Argumenta que Ea, hermana de Jesús, “hace al mundo un poco mejor. Reúne a seis nuevos apóstoles –una mujer armada, un maniaco sexual, un asesino, una mujer que ha sido abandonada por su esposo, un trabajador de oficina y un niño– haciéndolos que se enamoren de candidatos improbables. Es una forma de decir: el Cielo es aquí y ahora, no es después de la muerte. No vamos a vivir mucho tiempo. Disfruta y haz lo que te haga feliz”.

Jaco Van Dormael dice que la historia está en forma de un cuento de hadas: “Alguien que no fue criado particularmente en una fe puede relacionarse con esta cinta igual que con Caperucita roja o Alicia en el país de las maravillas, porque esas historias están inscritas en nuestra memoria colectiva”.

Sobre sus tomas surrealistas, asegura que “es fascinante al utilizar sets que no imaginarías: el espectador quiere creer más por el hecho de que sabe que la locación no es real. Más allá de la libertad económica que este procedimiento ofrece, desde el punto de vista dramático es mucho más interesante proporcionar una escena de Bruselas vista desde el cielo, usando cajas de cartón. En ese momento te encuentras en la narrativa y ya no más en lo real”.

Trabajo oníricamente

Bruselas tiene un papel importante en la película. Jaco Van Dormael quería enseñar la ciudad en la que vive, usando lugares por los que pasa todos los días, escuchando la mezcla de acentos; de Bruselas, de Valonia, de Flandes, de Francia y de Luxemburgo. Quería que el dios de mi película apareciera en un espacio tangible, una ciudad en permanente construcción, donde nada sirve, un lugar tan feo que se vuelve hermoso.

Una de las maneras de trabajar del belga es con los sueños. “He soñado con los sueños que ves en la secuencia de sueños. Como ya me hice viejo, estoy trabajando así, oníricamente. Voy a la cama pensando en una parte de la película, o sobre un momento del storyboard, y en la mañana, me despierto con la escena en la cabeza. Es un extraordinario ahorro en términos laborales”.

Y sobre el tema de la religión, no le preocupa lo qué diga la Iglesia católica. No pensé mucho en eso. No me da satisfacción impactar. Pero tampoco intenté evitar ser impactante. Yo sólo quise contar una historia.

La cinta cuenta con las actuaciones de Pili Groyne, Benoît Poelvoorde y Catherine Deneuve. La fotografía es de Christophe Beaucarne.