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Ariane Pellicer protagoniza la obra Noche de estreno, adaptación de la cinta de John Cassavetes

Entre más edad tienes, el músculo de la emoción se va perdiendo

Hay que llevar la vejez con respeto, afirma la actriz, quien interpreta a una estrella en decadencia

Es una egoísta, a la que le vale gorro la puesta que monta y se la pasa deprimida

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En la imagen de arriba, Martín Altomaro, y en la de abajo, Karina Hurtado, Arturo Ríos, Ariane Pellicer y Tina French, durante la puesta en escena que se presenta jueves, viernes, sábados y domingos en el teatro El Galeón del Centro Cultural del BosqueFoto Rumania Olivares
 
Periódico La Jornada
Miércoles 1º de junio de 2016, p. 8

El cine regresa al teatro. Lo hace con la historia de un realizador de culto en el indie fílmico estadunidense: John Cassavetes, quien plasma en Opening Night, de 1977, una profunda reflexión sobre lo que significa llegar a la edad madura en el mundo teatral.

En la historia de Noche de estreno una actriz reconocida atraviesa una dura crisis emocional antes de la primera escenificación de su nueva obra teatral. La mujer padece los desencuentros con su personaje y, conforme se acerca la fecha, sus compañeros de la trouppe se preguntan si podrán estrenar... la frontera entre realidad y ficción se vuelve cada vez más estrecha.

En el teatro El Galeón, del Centro Cultural del Bosque, un grupo de histriones se anima a reflejar el minimalismo fílmico cassavetsiano y escenifica una obra sencilla, pero poderosa.

La adaptación al teatro la hicieron Tina French, quien también participa en el elenco, y Antonio Castro, director de la puesta.

Ariane Pellicer es quien todos los jueves, viernes, sábados y domingos, en el teatro El Galeón, muta en una actriz egoísta, que le vale gorro la obra que monta y se la pasa deprimida. Es una ex estrella que añora lo que fue porque perdió su juventud.

Ariane Pellicer contó a La Jornada que a todos los actores les pasa que a veces no pueden conectarse con los personajes y eso es lo que le sucede a la mencionada actriz en decadencia que interpreta.

Ella no se puede conectar porque ya no tiene sus emociones a flor de piel. Entre más grande eres te cuesta más trabajo conectarte con los roles... El músculo de la emoción se va perdiendo. Cuando tienes 17 años lloras por lo que sea, pero cuando te haces grande (de edad) vas reprimiendo tus emociones porque eres un adulto; no puedes parecer un joven, y sacar a éste es más difícil.

Ella, dijo, se prepara diario: repasa el texto, los cambios y luego se adentra en la preparación emocional para entrar en ese mundo de la depresión. Con disciplina, se equilibra cuando acaba la función, pero de repente “me pongo a llorar o me siento deprimida y me pregunto: ¿Qué me pasa? Y es por ello, porque no te sales completamente del personaje, y una gran parte del oficio del actor es poder salir, romper con la ficción y seguir tu vida. Si no, todos los actores dramáticos se echarían por la ventana.

–¿Le importa la edad?

–A cualquiera le importa. Hay crisis de los 50 años, de los 40 o incluso de los 30. Ya no puedes ser la misma chavita, pero vienen otras cosas, como la sabiduría y la fortaleza... hay que llevar la vejez con respeto.

Pellicer comentó que en la adaptación de Antonio Castro y Tina French se logró salvar el espíritu de Cassavetes, porque en la cinta hay muchas escenas en la calle, en un hotel, y ellos consiguieron meter todo en el teatro.

En el estreno de la obra, mediante un comunicado, Castro afirmó que es una pieza de teatro dentro del teatro: sus personajes son actores, directores y autores que están construyendo un mundo artificial, que en apariencia es inofensivo, pero que en realidad termina dejando su huella sobre los que nos dedicamos a la ficción.

Abundó que es una puesta volcada a los personajes. La idea es que el escenario sea un microscopio que ayude a analizar y a observar de cerca lo que sucede con ellos. En ese sentido, es una puesta muy esencialista que pretende retratar el interior de los personajes sobre las tablas, para que se vea su corazón.

La obra cuenta con un elenco de cientos de horas-tabla: Arturo Ríos, Martín Altomaro, Tina French, Karina Hurtado y Pamela Ruz.

El diseño de iluminación es de Víctor Zapatero, y el vestuario, de Eloise Kazan, en una producción de la Universidad de Guadalajara.

Boletos en taquilla y al 5325-9000.