Sociedad y Justicia
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El cerebro interpreta la grasa acumulada como una amenaza

Obesidad y depresión producen cambios neuronales parecidos, indica especialista
 
Periódico La Jornada
Domingo 13 de marzo de 2016, p. 31

El paciente obeso puede ser depresivo y comer más si tiene ese segundo trastorno, con lo cual sube de peso. Un círculo vicioso en el que ambas enfermedades producen cambios neuronales muy parecidos, señaló en entrevista el siquiatra Freddy Sánchez, del Centro de Atención y Rehabilitación Integral, de Barranquilla, Colombia.

México, recordó, ocupa el primer lugar mundial en ese flagelo, así que es necesario abordar el asunto desde distintas disciplinas para prevenirlo, aconsejó. Siete de cada 10 adultos padecen sobrepeso u obesidad, de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).

No hay que mirar esto sólo como un problema de la barriga. La grasa acumulada, en cualquier parte del cuerpo, es interpretada por el cerebro como una amenaza cuando pasa cierto límite, lo que desencadena estrés y a largo plazo las células cerebrales mueren. Ese fenómeno también se observa en la depresión, advirtió.

La amenaza que sufre el cerebro ante la obesidad es como si un león estuviera frente a nosotros. La tensión genera una actividad errática del hipotálamo –el cual controla el sistema nervioso– y la inflamación de las células. También esto se observa en quienes están deprimidos.

La hinchazón celular ocurre de manera discreta, suave pero constante, agregó. Al principio pasa inadvertida, lo que hace que vaya colonizando más células. Lamentablemente eso abre el camino para enfermedades como hipertensión arterial, diabetes tipo dos y algunos tipos de cáncer, indicó.

En el país, desde el 2000 la diabetes es la primera causa de muerte en mujeres y la segunda en hombres, también de acuerdo con el INSP.

Algunos consumen determinados alimentos porque les proporciona bienestar emocional. Pero más allá de la sustancia que contengan, se debe a que en el cerebro hay una zona llamada centro de recompensa. Al comer, por ejemplo, un chocolate o un helado alto en azúcar y sentirse bien con ello se libera dopamina, un neurotransmisor asociado al placer. Entonces se refuerza el mecanismo y se vuelve un patrón patológico de comportamiento, explicó.

La obesidad y la depresión afectan también la vida sexual. Para disfrutar de una sexualidad responsable no hay que sentirse avergonzado por el cuerpo que se tenga, lo cual es difícil para algunas personas con sobrepeso. Insistió en que es necesario que sicólogos, médicos y siquiatras intervengan.