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La actriz y directora protagoniza el unipersonal La hora del diablo

Malheiros induce a reflexionar sobre el eterno rechazado y la imaginación

Retoma el pensamiento de Fernando Pessoa

Tendrá temporada en el teatro La Capilla

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De modo paulatino, paso de ser el narrador a convertirme en un diablo muy simpático, amable y melancólico que habla directamente con el público, como Lucifer, como el dios de la imaginación. Toda su argumentación gira en torno a la idea de que él tienta al ser humano con lo que no existe, con la imaginación, explica la actriz y dramaturga Clarissa Malheiros (en una escena de La hora del diablo)Foto cortesía de La Máquina de Teatro
 
Periódico La Jornada
Miércoles 9 de marzo de 2016, p. 4

¿Es la maldad cosa del demonio? Esta interrogante es una de las cuestiones sobre las que se reflexiona en el unipersonal La hora del diablo, primera parte del tríptico Encarnaciones filosóficas, resultado de una investigación realizada por la actriz y directora Clarissa Malheiros, quien protagoniza la obra que comenzará temporada el 14 de marzo en el teatro La Capilla.

La segunda y tercera parte abordarán el pensamiento de Franz Kafka y Antonin Artaud.

El montaje retoma el pensamiento filosófico del poeta portugués Fernando Pessoa, que se encuentra en uno de sus cuentos (La hora del diablo), escrito a los 17 años, el cual se entreteje con algunos textos e ideas de San Agustín, el filósofo checo Vilém Flusser y la creadora escénica Cecilia Lemus.

De lo que se trata es de reflexionar sobre Lucifer y su soledad, desde el punto de vista del diablo, explica la también dramaturga.

“De San Agustín se toman algunas ideas sobre el tiempo, sobre lo que es el presente, el pasado, el futuro, la eternidad. De Flusser lo que ha escrito sobre los pecados capitales y de Lemus algunas imágenes de su obra de ficción Resplandores de lo finito en tres castos suspiros, en la que retrata personajes enigmáticos dedicados a la magia, la alquimia y la cábala con la finalidad de recuperar el mundo vegetal.”

La oscuridad visible

A manera de un narrador de pueblo, todo ello se entreteje en una trama para inducir al espectador a reflexionar de una forma divertida, pero filosóficamente profunda, sobre la oscuridad visible, la condición de ser el diferente, el eterno rechazado, y la imaginación, expresa Clarissa Malheiros.

De modo paulatino, paso de ser el narrador a convertirme en un diablo muy simpático, amable y melancólico que habla directamente con el público, como Lucifer, como el dios de la imaginación. Toda su argumentación gira en torno a la idea de que él tienta al ser humano con lo que no existe, con la imaginación.

Esa idea, añade la creadora escénica, es también la esencia del teatro. Es similar a la relación y la convención que se entabla entre los actores y el público. Al entrar en ese acuerdo, de la imaginación, somos así capaces de transitar a mundos poéticos o filosóficos.

La puesta en escena cuenta un breve y fascinante relato; es un diálogo entre Satán –místico que quiere creer, pero descree por principio– y el espectador. Se reflexiona también sobre qué es el mal: ¿es una cosa del diablo?

Mozart, Pärt y Chaikovski

El espacio escénico propone evocar “un mundo subterráneo, onírico, al estilo de los grabados de Gustave Doré de la Divina Comedia: una veintena de cabezas se asoman por sobre el Aqueronte de Dante, con una iluminación de contrastes y sombras”.

Con música grabada de Wolfgang Amadeus Mozart, Arvo Pärt y Piotr Ilich Chaikovski, interpretada por el violinista Francisco Ladrón de Guevara, y luego de escenificarse en varias ciudades del interior del país, La hora del diablo se presenta desde el 14 de marzo.

Funciones: lunes a las 20:30 horas, en el teatro La Capilla (Madrid 13, esquina Centenario, Coyoacán).