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Madruguete en el Reino Unido
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or primera vez en la historia, un organismo oficial en una nación reconoce la importancia de la técnica de edición genética y da luz verde a un proyecto de investigación que la empleará para conocer algunos aspectos del desarrollo embrionario en los humanos. El Instituto Francis Crick de Londres dio a conocer esta noticia ayer, luego de recibir la aprobación de la Autoridad sobre Fertilización Humana y Embriología del Reino Unido (HFEA, sus siglas en inglés) a un proyecto encabezado por la doctora Kathy Natian, con lo que se crea un antecedente muy favorable para el avance del procedimiento, que en los meses pasado ha estado en el centro de una gran controversia a escala mundial.

La técnica denominada CRISPR-Cas9, conocida también como edición genética, brinda la posibilidad de realizar cortes en regiones específicas del ácido desoxirribonucleico (ADN) y eventualmente reparar o insertar en esos sitios nuevas secuencias de esta molécula, la cual es la base de la herencia biológica y clave en la definición de la estructura y funciones de todas las células en los seres vivos (los detalles de esta técnica pueden consultarse en un artículo anterior, La Jornada, 5/1/16). A nivel embrionario, el empleo de este método permitiría conocer con mayor detalle los mecanismos del desarrollo humano en sus etapas iniciales.

Kathy Natian ha declarado que ella y su equipo realizarán sus experimentos en embriones humanos sanos obtenidos de las clínicas de fertilización in vitro, los cuales no son empleados para su transferencia al útero y por tanto son desechados con el consentimiento informado de las parejas en esos establecimientos. Se trabajará con embriones de hasta una semana de desarrollo posterior a la fecundación, cuando apenas cuentan con cerca de 256 células (conocida como etapa de blastocisto). En estas células Natian y sus colegas se proponen inicialmente bloquear con la técnica señalada un gen maestro conocido como OCT4 o POU5F1, que está activo durante la formación del feto, con la finalidad de conocer los mecanismos del desarrollo humano en esas etapas.

De acuerdo con la nota publicada por el Instituto Francis Crick, además de un mayor conocimiento del desarrollo de embriones sanos, el proyecto puede contribuir a garantizar el éxito en las técnicas de fertilización in vitro y a contar con mejores tratamientos para la infertilidad. Pero, como puede imaginarse el lector o lectora que haya llegado hasta este punto, es muy probable que, lejos de atenuarse el debate en torno a la edición genética, tenderá a exacerbarse por el empleo de embriones humanos.

De hecho la ola de alarma se inició con el anuncio realizado el 18 de abril de 2015 por Junjiu Huang y su equipo científico de la Universidad Sun-Yat-Sen, en China, quienes fueron los primeros en reportar el empleo de la edición genética en embriones humanos no viables (que no pueden dar lugar a un nacimiento) para investigar sobre las causas genéticas de la beta talasemia (enfermedad de la sangre en la que hay una reducción de la hemoglobina, proteína indispensable para el transporte de oxígeno a las células).

Luego del reporte de Junjiu Huang se inició un intenso debate en los medios científicos. A finales de 2015 se realizó en la ciudad de Washington la Cumbre Internacional sobre Edición Genética Humana, organizada conjuntamente por las Academias de Ciencias y de Medicina de Estados Unidos, la Royal Society del Reino Unido y la Academia de Ciencias China, reunión que contó con la participación de especialistas de diferentes naciones. En un comunicado hecho público el 3 de diciembre, se esbozan dos resoluciones: por un lado la tecnología de edición genética no debe emplearse para modificar embriones humanos que están destinados a la reproducción. Por otra parte, se pide un desarrollo prudente de la técnica para aplicaciones médicas que puedan ser transmitidas a las generaciones futuras (Nature, 3/12/15).

Aunque en realidad ahí no se llegó a ningún acuerdo ni a conclusiones definitivas, pues los trabajos deberían continuar en 2016 y su informe de consenso se publicará hasta finales de este año. Así, el anuncio de ayer en Londres es en realidad un madruguete de la ciencia inglesa, pues se adelanta a las esperadas resoluciones de consenso de la comunidad científica internacional.

De acuerdo con un despacho de la agencia Notimex fechado ayer en Londres, en relación con este tema una investigadora de la Universidad de Edimburgo, la doctora Sara Chan, dijo: Debemos confiar en que nuestro sistema de regulación funciona de manera apropiada como para mantener a la ciencia alineada con los intereses de la sociedad.

Lo anterior confirma que respecto del estatus del embrión humano, en este siglo estamos frente a un escenario de heterogeneidad ética en el mundo.