Opinión
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Los de abajo

Fin de año a normalistas

T

ermina el año con 43 normalistas desaparecidos y 30 en la cárcel. Sus padres y familiares pasaron la Navidad en las calles. Unos, exigiendo su presentación con vida luego de 15 meses sin saber de ellos, y otros, luchando por su libertad, pues desde el 7 de diciembre permanecen en prisión.

Los futuros maestros de las normales de Michoacán se oponen a que se reduzca la oferta educativa de éstas a dos licenciaturas (en educación y docencia y en educación inclusiva); a que se redefina el perfil de sus egresados según los criterios de idoneidad del Servicio Profesional Docente; a compartir la formación inicial de los normalistas con otras instituciones de educación superior; a someter a los docentes de las normales a las evaluaciones del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación; y a alentar, mediante el retiro voluntario, el relevo generacional de sus profesores (análisis de la periodista Flor Goche, en Desinformémonos).

Sus convicciones los sacaron a las calles, donde han luchado siempre. El pasado 8 de octubre los alumnos de las ocho normales públicas que sobreviven en Michoacán decidieron en asamblea un paro indefinido de labores hasta que las autoridades los escuchen y sus demandas sean resueltas. Su movilización fue criminalizada, 52 estudiantes fueron encarcelados y 30 permanecen en prisión acusados de violación a la Ley Federal de Armas de Fuego, por fabricar y portar bombas caseras. Enfrentan también la acusación de privación de la libertad, la misma que pesó sobre sus 22 compañeras ya liberadas, lo que obviamente deja sin sustento que ellos permanezcan tras las rejas.

Sus demandas son justas, se compartan o no sus movilizaciones. ¿Qué tiene que pasar para que sean escuchados y no encarcelados? ¿Ayotzinapa no fue suficiente para quienes deciden con quiénes dialogan, a quiénes reprimen, desaparecen o encarcelan?

Los padres de los 30 normalistas de Michoacán iniciaron ya el viacrucis por la libertad de sus hijos. Para visitarlos tienen que recorrer mil 635 kilómetros de Morelia hasta Sonora, donde los tienen presos en una cárcel de máxima seguridad.

Por eso estos días, mientras los padres y madres de Ayotzinapa caminan por las calles de la ciudad de México y colocan árboles de Navidad con fotos de sus hijos en lugar de esferas; los familiares de los 30 de Michoacán sostuvieron un ayuno de 12 horas y realizaron una marcha de Morelia al palacio de gobierno de la entidad, por la libertad y el alto a la criminalización de quienes buscan educación y empleo digno, esperando que nuestra angustia nunca sea angustia de nadie más.

www.desinformemonos.org