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El gran circo

En su segundo día de actividades reunió a más de 10 mil aficionados a la velocidad

Busca FanZone acercar a los niños a la F-1
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En un puente peatonal cercano al autódromo Hermanos Rodríguez algunos se conformaron con ver parte de las pruebas de calificación de la Fórmula 1.Foto Víctor Camacho
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Los operativos en la zona buscaron evitar la reventa de boletos y la actividad de los llamados franelerosFoto Víctor Camacho
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Sesión de prácticas en el autódromo Hermanos Rodríguez, donde hoy domingo a la 13 horas inicia el Gran Premio de México de la Fórmula 1Foto Xinhua
 
Periódico La Jornada
Domingo 1º de noviembre de 2015, p. 4

El público esperó más de dos horas para entrar a la FanZone en Chapultepec, que abrió sus puertas después del mediodía, y mientras la mayoría hacía filas para sentirse por momentos piloto o mecánico, muy pocos fueron los que presenciaron en pantalla la carrera de calificación en la que Sergio Pérez recibió uno que otro aplauso.

Un “vamos Checo” se escuchó entre los asistentes, sentados en la explanada del Altar a la Patria. Las ovaciones no solamente fueron para Checo, también las brindaron a Sebastian Vettel y Lewis Hamilton, porque los españoles, algunos ahí presentes, movieron la cabeza de un lado a otro, por lo mal que manejó Fernando Alonso.

La FanZone es la carrera para las familias que por dinero no tienen acceso a la F-1, señaló París Rodrigo, quien por segunda ocasión organiza el certamen en la ciudad de México.

El empresario afirmó que su proyecto busca que las familias vengan a divertirse, que los niños entiendan qué es la Fórmula 1 y esta es una buena opción.

El montaje no es fácil ni tampoco organizar a mil 500 empleados. El boleto para entrar es de 100 pesos por adulto, el mismo costo tiene una cerveza y la botana cuesta 40. Niños y personas de la tercera edad entran gratis, de 12 a 20 horas.

Ayer, en el segundo día y con un aforo de 10 mil visitantes, según el reporte de Rodrigo, la afición prefirió estar en las carpas y lo mismo disfrutaba el niño que el papá, la mamá o los abuelitos, al dar dos vueltas en los gokarts, cambiar una llanta como si fuera mecánico de F-1, subir al podio y tomarse la foto de campeón, rodeado de edecanes.

Eduardo Romero, un joven capitalino, descendió pálido, tembloroso y sudoroso del simulador donde alcanzó 333 kilómetros por hora. Sus padres lo abrazaron.

La fila era enorme en los gokarts y la demanda fue tal que los asistentes esperan hasta casi una hora por dos vueltas en el circuito. Más adelante se ubica un auto McLaren, otra de las carpas más visitadas para tomarse la selfie.

Para este domingo, en el cierre de la llamada fiesta del deporte motor, los organizadores programaron varias sorpresas para los asistentes, quienes además de observar la carrera y echarle porras a Checo, disfrutarán de música en vivo, DJ y mariachis.