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Es mi responsabilidad pero no está en mis planes renunciar: Bueno

Cruz Azul suma cuarta derrota seguida; cae 2-0 ante América

Era el partido del orgullo y lo sabían mis jugadores, señaló Ambriz

 
Periódico La Jornada
Domingo 30 de agosto de 2015, p. a15

La Máquina está en caída libre y sin atisbos de mejoría. Ayer sumó su cuarta derrota consecutiva del torneo, 2-0 en el clásico ante América y en su estadio Azul, mientras las Águilas hilaron cinco triunfos seguidos y empataron con Pumas en el liderato general, aunque con menor diferencia de goleo.

Fue un primer tiempo que empezó muy activo, pero decayó hasta caer en un ritmo soporífero. Sin embargo la segunda parte se tornó espectacular con llegadas en ambas áreas y jugadas que levantaron a los aficionados de sus asientos.

Como todos los clásicos, había muchas expectativas y por momentos los equipos no encontraban el modo. Hubo destellos, pero ninguna escuadra cedía.

Los Cementeros salieron a presionar. La tensión latente por tres derrotas consecutivas los impelía a no regalar nada a un América que llegó con números imponentes. Cada toque de los amarillos ponía a sudar al entrenador celeste, Sergio Bueno.

Al cuarto de hora llegó una jugada de peligro real. Matías Vuoso filtró una pelota impecable al área. Rafael Baca recibió y titubeó un instante en busca de un compañero para ceder el balón. No había nadie y se atrevió, pero Moisés Muñoz salió al achique y de rodillas rechazó con los muslos.

Luego un disparo potente de Paul Aguilar obligó a Corona a volar para mandar el balón encima del travesaño.

Pasada la media hora el duelo se empantanó. Oribe Peralta logró colarse al área cementera, en una jugada muy apretada; cayó mientras lo marcaba Francisco Maza Rodríguez. Pidieron penal, pero el árbitro determinó que la jugada era legítima.

Casi al finalizar la primera parte Vuoso tuvo una oportunidad invaluable en el área chica pero la arruinó con un penoso abanico.

Ambos equipos volvieron del descanso con la disposición de subir al voltaje. América regresó con ansias ofensivas y a los dos minutos se lanzó al cuello. Paul Aguilar envió largo al área y Osvaldo Martínez hizo una jugada lujosa para dejársela a Peralta, quien sólo tuvo que cabecear para anotar el primero.

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El cementero Fausto Pinto (arriba) y el americanista Andrés Andrade, en férrea disputa por el esféricoFoto Ap

Bueno meneó la cabeza como para despertar de una pesadilla.

El brasileño Fabio Santos quiso reaccionar y trató de sorprender a Muñoz, pero el arquero estaba concentrado y fino; bajó la pelota a una mano y con solvencia.

Al minuto 50 La Máquina se fue a buscar el empate. El timonel Bueno cambió la estrategia; metió a Fernando Belluschi y a Christian Giménez, y la apuesta le salió; el partido cobró vida.

Vuoso llegó por el costado derecho acompañado del Chaco, quien pidió el pase. La pelota estaba a punto de llegar a sus pies, pero intervino Paolo Goltz para arruinar la sorpresa. El cementero reclamó. La quería en el botín preciso para hacer daño.

Después Benedetto llegó solo al área, pero disparó sin dirección y Oribe se aprestaba para rematar, pero Maza se barrió desesperado y salvó a su equipo. Benedetto lamentó el yerro que habría resuelto el partido.

Sin embargo, el futbol da revanchas y al 75 el argentino lavó su honra al recibir un pase largo por el carril derecho. Corona salió desesperado hasta los linderos del área, Benedetto cruzó con precisión y suavidad para el segundo gol americanista.

La afición celeste vio concluir el partido con una mezcla de rabia e impotencia. Otra vez, el coro cada vez más frecuente fue el de ¡Fuera Bueno!

Al final, Bueno asumió la responsabilidad de la derrota, pero afirmó que en mis planes no está renunciar.

Admitió que el proceso ha sido malo. Los resultados adversos ahí están, no vamos a disfrazar el mal momento del equipo y que se ha acentuado. El aspecto anímico me preocupa, parece que no podemos recuperarnos. La responsabilidad es mía. Si un jugador no puede manifestar su personalidad es porque me he quedado corto.

El técnico americanista, Ignacio Ambriz, fue mesurado: A mí no me sirve de nada ganar un clásico. Me da gusto por mis jugadores, porque revela que el equipo está jugando bien y eso es lo que importa. Este era un partido por el orgullo y así se los hice saber de antemano.