Opinión
Ver día anteriorMartes 28 de julio de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Vivienda y suelo

Discursos diferentes

Sello neoliberal

P

or ningún motivo podríamos dudar de la buena voluntad del gobierno de Miguel Ángel Mancera, cuando asegura que urge cambiar las leyes de la ciudad respecto del uso de suelo y la construcción de vivienda, porque sin explicarnos bien el porqué, advierte que se ha hecho uso “político“ –cualquier cosa que quiera decir con ello–, que no partidista, de la norma, y adelantó que habrá un rediseño del artículo 41 de la Ley de Desarrollo Urbano del DF.

Aunque el discurso nos pueda llevar por caminos, desde luego, ficticios, las cifras oficiales nos dicen que por ahí de las 100 mil personas abandonan la ciudad de México cada año, porque no encuentran la forma de acceder a una vivienda dentro de los límites de la capital del país, y fijan en 80 mil el déficit de casas o departamentos en el Distrito Federal.

Ya en la segunda quincena de febrero de este año, Felipe de Jesús Gutiérrez, secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) –quien la semana pasada dijo que son 100 mil personas las que dejan la ciudad por falta de vivienda–, hablaba de la urgencia de crear una nueva norma para la construcción de vivienda, parte de lo que ahora nos anuncia el jefe de Gobierno, quien insiste en la participación ciudadana para el cambio de uso de suelo. En la revista digital de la Universidad Nacional Autónoma de México, el funcionario explicó: “Actualmente, como cada seis años, se lleva a cabo la revisión del Programa General de Desarrollo Urbano del DF. Sin embargo, contrario a las prácticas habituales de planeación, donde se realizaba el documento, se sometía a un proceso discreto de consulta pública y se enviaba al pleno para su aprobación, esta vez el proceso se desarrolla de manera abierta. Para ello –dijo– se instituyó el Consejo Ciudadano para el Desarrollo Urbano Sustentable con más de mil miembros, representantes de todos los sectores de la población, quienes han celebrado exhaustivas reuniones de trabajo, de las cuales ha surgido el modelo de ciudad que queremos”.

La entrevista no tiene una fecha clara, pero se advierte en la misma que se realizó después de que Felipe de Jesús Gutiérrez tomó posesión de la Seduvi, y llama la atención porque parece que lo que explicó el funcionario es lo mismo que anunció Mancera, aunque existen ciertas contradicciones. Por ejemplo, el jefe de Gobierno dice que hace 19 años que no se actualiza el Programa General de Desarrollo Urbano del DF, mientras Gutiérrez dice que cada seis años se revisa.

Y más, ahora el jefe de Gobierno pide la participación de la gente en esto del cambio del uso de suelo, y que sólo espera algunas propuestas vecinales para poder convocar a la discusión del tema, aunque, como ya lo había dicho el secretario de Vivienda, hay un Consejo Ciudadano para el Desarrollo Urbano Sustentable, formado por representantes de todos los sectores, que celebra reuniones para que se diseñe el modelo de ciudad que se quiere.

Así pues, todo hace suponer que los instrumentos que se podrían crear ya están en funciones, aunque no den los resultados que se supone deberían estar logrando, pero el asunto es que el Gobierno del DF ya no quiere que la gente salga a la calle (¿politización?) y proteste porque se están construyendo departamentos en lugares donde las vialidades no dan para más autos, donde no hay servicios como el de agua, pero, eso sí, los constructores tengan todas las facilidades para seguir con lo suyo, que como se ve no es la construcción de departamentos de interés social.

Una de las condiciones que dibujan con certeza el perfil de los gobiernos neoliberales es, precisamente, convertirse en facilitador de los negocios privados. Por eso, cuando alguien pregunta por el rumbo del gobierno de la ciudad, sólo hace falta ver ejemplos como este. Nada más.

De pasadita

Hay entre las filas de Izquierda Democrática Nacional la idea de fortalecer con una serie de medidas bien identificadas con la izquierda su corriente; lo malo es que quienes quieren que eso suceda no han pensado en René Bejarano. ¿Qué pasó?