Opinión
Ver día anteriorMartes 28 de julio de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La tragedia griega
L

a tragedia, como género dramático, fue ideada justamente por los griegos. En ella los protagonistas se ven enfrentados de un modo aparentemente misterioso, pero absolutamente inevitable, con un destino no deseado, repudiado, aunque sea previamente conocido. Los protagonistas pueden realizar actos inconmensurables para evadir ese destino, pero esos actos terminan siendo los pasos que los llevan a su sino inescapable.

El destino de Europa anunció su final la larga noche del 12 al 13 de julio en Bruselas, pero, que se sepa, nadie lo vio así en el momento de las decisiones más duras que haya tomado la troika bajo la riendas de frau Merkel contra el socio más débil de la Europa del euro. El triunfo de Alemania en este episodio representa la tragedia del proyecto de la Unión Europea (UE), al tiempo que la tragedia en la que ya vivía Grecia fue llevada más lejos.

Los rescates de Grecia de 2010 y de 2012 acompañados de las políticas de austericidio, todo lo empeoraron siendo que la deuda soberana ya era impagable antes de 2010. Las políticas de austeridad redujeron 25 por ciento el PIB griego e hicieron aún más impagable –expresión sin sentido– la deuda que tiene principalmente con bancos alemanes.

Frente a ese despeñadero los griegos dijeron ¡basta!, y votaron contra los cómplices y los vasallos de la troika. El programa contra la austeridad le fue aprobado por los ciudadanos griegos a Siryza dos veces: en las elecciones y en el referendo del 5 de julio. El programa: no a la austeridad, sí a permanecer en el euro.

Merkel decidió un tercer rescate, ya aprobado por las derechas del Parlamento griego, sin quitas de ninguna especie, una profundización de los programas de austeridad, sustrayendo a Tsipras las riendas de la política fiscal, la confiscación de los activos públicos que aún quedan en Grecia, para ser vendidos en su momento por las instituciones de la troika, si Grecia no paga en tiempo y forma. Los griegos habían dado los pasos típicos y ciegos de la tragedia griega, con la consecución del tercer rescate.

A toro pasado, puede verse la ingenuidad de Siryza. ¿Eran o son incompatibles un programa de superación de la austeridad, dentro de la Europa del euro? Económicamente no, políticamente sí.

Merkel iba a ceder ¿frente a un gobierno de izquierda? Ya vimos que no. Ceder una quita considerable de la deuda, y formular un calendario que permitiera a Grecia empezar a pagar cuando se recobraran las condiciones de su crecimiento, económicamente valía cacahuates para Alemania y sus socios-subordinados. Pero para Merkel esa no era el punto a decidir.

¿Quieren una política económica distinta de la de sus socios dentro de la eurozona?: salgan del euro. Dentro, dijo Merkel, siguen porque siguen las reglas de los socios de la eurozona, donde todos son iguales frente a las obligaciones previstas en la ley, es decir, en las reglas que se fijaron para los 19, donde están incluidos los países más débiles y los muchas veces más poderosos que Grecia.

Merkel sabe que Grecia no podrá pagar y que los griegos sufrirán lo indecible. Pero de lo que se trata es de dar un claro mensaje a todos los grupos europeos antiausteristas: aprendan bien la lección que hemos dado a Grecia. Las lecciones de los premios Nobel sobre los resultados contraproducentes de la austeridad, para Merkel valen menos que el agua de borrajas. Hoy por hoy la política austerista es el instrumento de dominación política de Alemania sobre el conjunto de Europa. El país que vote por un partido anti-austerista, ya sabe lo que le espera.

Alemania tiene un proyecto nacional: mantener a toda costa la cohesión europea bajo su mando, por la vía autoritaria de las reglas del euro. Ciertamente sin una hegemonía efectiva, esa cohesión se estremece; cada uno buscará en el futuro su interés nacional, y el sueño de la UE terminará en tragedia.

Falta entender con precisión qué juega con esto Alemania, en un marco de deterioro político internacional. Las tensiones dentro de la OTAN aumentan. Una semana sí y otra también, Rusia muestra su músculo militar al mundo (a Estados Unidos más precisamente) y alardea con más y más eficacísimas aeronaves de guerra, submarinos, y mucho más; mientras Estados Unidos hace mucho tiempo que espía a Rusia mediante instrumentos que simulan ser basura espacial –según descubrimiento reciente de Rusia–, al tiempo que cada vez más frecuentemente ejecuta vuelos más y más cercanos al espacio aéreo ruso. China no se queda atrás, y prepara su primer viaje a la Luna, como muestra de su desarrollo tecnológico espacial. Esto en un contexto mundial en el que permanecen activos 22 conflictos de guerra –la mayoría de origen interno–, aunque algunos de los visibles, como el que mantiene Israel contra Palestina, involucran a más países de los que parece a primera vista.

Entre tanto, la economía mundial está instalada en un trayectoria de estancamiento de largo plazo, que envuelve un proceso de concentración del ingreso que no parece tener freno.

¿Podrá Alemania mantenerse como cabeza usufructuaria en un espacio donde la solidaridad soñada por el proyecto de la UE sólo ha sido pesadilla?

El griego Heráclito de Éfeso (535-484 aC) dijo: En los mismos ríos entramos y no entramos, [pues] somos y no somos [los mismos] (en Diels-Kranz, Fragmente der Vorsokratiker, 22 B12).