Opinión
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México SA

La lógica de Osorio Chong

Gabinetazo luchóng

Aquí nadie renuncia

H

aberlo dicho. Por la explicación científica del inquilino de Bucareli (los momentos de crisis no son para renunciar, son para enfrentarlos), ahora los mexicanos saben por qué los integrantes del gabinetazo peñanietista (y su propio jefe, así sea en apariencia) se mantienen en sus cargos, a pesar del cúmulo de barbaridades por ellos cometidas en los 31 meses y días del gobierno empeñado en Mover a México.

¡Claro! La lógica de Osorio Chong es impecable y se aplica tanto a la actual administración como a las cinco precedentes. Como el país vive un momento de crisis que se ha prolongado por más de tres décadas, entonces ninguno de los seis gobiernos involucrados en ese periodo (coyuntura dirían los tecnócratas) renunció, porque estaban ocupadísimosenfrentando el zarandeo.

Así, con tan patriótica actitud, muestra de hombría y probada honradez intelectual, los seis inquilinos de Los Pinos, con sus respectivos gabinetazos, tan bien han enfrentado la crisis que su gran logro es haber colocado al país al borde del precipicio, con ganas de darle el empujón definitivo, porque aquí primero muerto que renunciado.

Se entiende, pues, por qué Miguel Angel Osorio Chong no renunció al cargo tras la (segunda) fuga de El Chapo, como en su momento (primera fuga, en enero de 2001) tampoco lo hizo Santiago Creel, por mucho que la obligación legal de ambos no era recapturar al capo, sino evitar su fuga.

Por lo mismo, se comprende que secretarios de Gobernación como monseñor Carlos Abascal (con Vicente Fox) y los cinco de Felipe Calderón (Francisco Ramírez Acuña, Juan Camilo Mouriño, Fernando GómezMont, Francisco Blake y Alejandro Poiré) se negaran a renunciar al hueso. Ahora se entiende que no lo hicieron por estar enfrentando la (primera) recaptura del mero mero del cártel de Sinaloa, la cual, dicho sea de paso, llevó más de 13 años desde que Santiago Creel prometió (antes de los 100 mil muertos de Calderón) combatir con toda la fuerza del Estado a las organizaciones criminales, porque no vamos a dejar que triunfen, y llegaremos hasta las últimas consecuencias para encarcelar a los responsables (pero no a El Chapo).

Con base en ese manual de lógica aplicada, marca Chong, y considerando el desastre económico-social por ellos orquestado, también se entiende por qué en los últimos 33 años (de Miguel de la Madrid a Enrique Peña Nieto) sólo fueron renunciados dos de los diez titulares de la Secretaría de Hacienda (el resto cambió de puesto o se fue a gozar de las mieles de la iniciativa privada, pero con los contactos necesarios en el gobierno): no fue por voracidad que se aferraron al hueso, sino porque estaban enfrentando la crisis causada por la política económica del régimen, instrumentada por ellos mismos.

Mexicanos probos todos ellos, a quienes no les importó hundir en la miseria a la mitad de la población y dejar al borde de ella a la otra mitad, con tal de enfrentar la crisis que, como se menciona, acumula tres décadas y pico. Sólo el diamante negro, Jesús Silva Herzog Flores, fue defenestrado por Miguel de la Madrid, así como el aspirante a churumbel Jaime Serra Puche por Ernesto Zedillo.

Más allá de ese par de prietitos en el arroz, los otros ocho titulares de Hacienda ascendieron (no tanto como Gustavo Petricioli, quien ya murió) de posición, siempre por sus méritos a la hora de enfrentar la crisis: Pedro Aspe, el chile de todos los negocios público-privados; Guillermo Ortiz, que también enfrentó la crisis desde el Banco de México por largo rato y terminó en la banca privada, a la que rescató; José Ángel Gurría (becario en la OCDE desde hace un buen); Francisco Gil Díaz (de siempre al servicio del patrón); Agustín Carstens, quien enfrentó la crisis del catarrito; Ernesto Cordero y sus 6 mil pesotes clasemedieros; José Antonio Meade (hoy despacha en Relaciones Exteriores) y Luis Videgaray, único ministro del (d) año (los otros apenas fueron titulares del despacho).

Todo ellos enfrentaron la crisis, y lo hicieron tan bien que el número de pobres avanza como la humedad y la economía cada día crece menos, es decir, a un ritmo tres veces inferior al que anualmente lo hacía cuando en esta República de discursos no había valientes como los citados y mucho menos existía el manual marca Chong.

La misma lógica es aplicable al resto del gabinetazo y sus respectivos jefes. ¿Por qué no renunció Gerardo Ruiz Esparza, secretario de Comunicaciones y Transportes? Debería enfrentar a la justicia, pero en lugar de eso el heroico funcionario enfrenta la crisis desatada por la casa blanca (la de aquí) y Malinalco, marca Higa; enfrenta la crisis de OHL, en la que aparecen embarrados de Enrique Peña Nieto para abajo, con el propio Ruiz Esparza en primer plano; enfrenta la crisis del tren México-Querétaro (otra vez Higa) y porque, en síntesis, enfrenta la crisis generada por el conflicto de interés de su jefe y buena parte del gabinetazo con consorcios como los citados.

Lo mismo, por ejemplo, con el actual secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales. ¿Por qué no renunció Juan José Guerra Abud tras el peor desastre ambiental de la industria minera del país (él mismo dixit)? Bueno, porque este funcionario guerrero enfrentó la crisis que tal catástrofe implicaba para los jugosos negocios de Germán Larrea, y también enfrentó la crisis por la exigencia generalizada de que al barón se le cancelara la concesión federal en Cananea. Qué bueno que salió victorioso y que para tal fin contó con la decidida colaboración de otro enfrentador nato, Ildefonso Guajardo, cancerbero del gran capital en la Secretaría de Economía (la que otorga las concesiones mineras), especialmente el de la minería.

Qué decir del aparato de seguridad nacional, trabajo, desarrollo social, energía, función pública, educación, agricultura y, en fin, el gabinetazo en pleno (sin olvidar al Legislativo y al Judicial), cuyos integrantes primero muertos que renunciados, porque cotidianamente enfrentan todo tipo de crisis, por mucho que lejos de resolverlas las agudicen. Y ya que prácticamente todo él está en París, pues que allá se quede y que fastidie a otros.

Las rebanadas del pastel

Si de lógica se trata, mientras la Procuraduría General de la República ofrece 60 millones de pesos por información “útil, veraz y oportuna que auxilie con eficacia a la detención de Joaquín El Chapo Guzmán” (Arely Gómez dixit), ¿cuánto pagará el capo por exactamente lo contrario (plomo incluido)?

Twitter: @cafe-vega