Opinión
Ver día anteriorLunes 15 de junio de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Dinero

Votos sucios y caros

En Los Ángeles subirá el mínimo; será máximo

Twitter en busca de director

Astillero

¿Otra pareja presidencial?

Rebanadas de pastel azul

Fiebre de precandidatos

Eje Nuevo Léon-Jalisco

Enrique Galván Ochoa
Julio Hernández López
Nosotros ya no somos los mismos

Las campañas anulistas, sin éxito

Evidencia de la violación de un derecho fundamental

México SA

Pemex y la zopilotera

Muerte por inanición

Exprimir y endeudar

Ortiz Tejeda
Carlos Fernández-Vega
Reporte Económico

PENSIONES 2015 (1/2)

Balance de la Jornada

Los aires de la FIFA no llegaron a Cancún; reinó el pacto de caballeros

David Márquez Ayala
Marlene Santos Alejo
Japón: vuelta al militarismo
L

as manifestaciones de pacifistas efectuadas ayer en Tokio son un episodio más en el conflicto desatado desde hace años en Japón por los programas militaristas del primer ministro Shintzo Abe, quien no sólo ha incrementado en forma estratosférica el presupuesto de defensa, sino pretende legalizar la realización de operaciones bélicas ofensivas fuera del territorio de su país. Hace unas semanas, en la prefectura de Okinawa, miles salieron a las calles para expresar su rechazo a la instalación de nuevas bases militares estadunidenses allí.

El Correo Ilustrado

Calidad mundial de la CFE

E

l 10 de junio recibí un comunicado de la Comisión Federal de Electricidad donde me emplazan a pagar la cantidad de $1,095.00, sin informar a qué periodo de servicio corresponde. Debo reconocer que yo tenía un adeudo de $7,998.00, que mediante convenio con la CFE cubrí en 10 mensualidades a partir de abril de 2012 hasta enenero de 2013; desde entonces he pagado puntualmente mi consumo de luz. No obstante, he sido requerido por el mismo adeudo en no menos de cuatro ocasiones, la penúltima fue el 24 de septiembre de 2014, con el turno número 88; en cada uno de los citatorios he comprobado documentalmente que no tengo ningún adeudo. Ahora, por quinta ocasión, debo acudir a esa empresa a perder mínimo una hora y media para corregir sus errores de registro, o bien, atenerme a la amenaza de que me corten el servicio injustificadamente. Me pregunto: ¿a ellos quién los sanciona? Deberían hacer un descuento de 25 por ciento por cada error atribuible y comprobado a cargo de la empresa.

La paulatina erosión de la democracia
P

or lo visto, la élite política de Estados Unidos no quiere darse cuenta del paulatino desgaste de su sistema democrático. Hay varios ejemplos de la forma en que se ha deteriorado y de la brecha que se abre entre quienes, por conveniencia o ceguera, continúan poniéndola como ejemplo a seguir y quienes tienen serias dudas sobre su viabilidad para resolver las diferencias cada vez más profundas en el país.

Los halcones llegaron a Oaxaca
E

l lunes pasado nos referimos aquí a la enor­me riqueza natural que posee el estado de Oaxaca, el de mayor biodiversidad en el país y con el número más elevado de comunidades indígenas. Esa riqueza se manifiesta especialmente en el sector forestal y con dos joyas invaluables: sus bosques de niebla, de los pocos que todavía quedan en el país, y Los Chimalapas. Ambas, asediadas por los intereses político-económicos. Con el agravante de que la defensa que la comunidad chima hace de su patrimonio natural está marcada por conflictos que han dejado varias víctimas. En buena parte por la complicidad de algunas autoridades de Chiapas con ganaderos y talamontes que invaden el principal pulmón verde de Oaxaca.

Arturo Balderas Rodríguez
Iván Restrepo
Más sobre energéticos
E

l 21 de mayo de 2012 comenté en La Jornada sobre la energía mundial en su aspecto transformable, y un señor llamado René se permitió hacer un comentario bastante descomedido, pues le molestó el que políticos y periodistas no aplicaban lo aprendido de memoria (sic) y como yo sí tengo la suficiente memoria para recordar al maestro Enrique Navarro, quien se distinguía por su singular acento y por ser refugiado ex parlamentario, y expulsado por el fascismo de Franco en 1946.

Elecciones intermedias, hacia la izquierda
M

uchas novedades pueden encontrarse en las recientes elecciones de medio sexenio, pero seguramente ninguna como el espectacular ascenso de Morena, el partido que fundó Andrés Manuel López Obrador después de sufrir al menos tres escandalosos ataques bajo la forma de fraudes electorales que, a lo que parece, permanecerán para siempre ocultos y disimulados bajo el velo de cinismo que caracteriza a ciertos políticos mexicanos que la historia no olvidará.

Gonzalo Martínez Corbalá
Víctor Flores Olea
Democracia y dinero
C

oncluyó la votación electoral hace poco más de una semana; participé, puse mi grano de arena, a sabiendas de que enfrente hay una mafia que se reparte cargos y posiciones, que distribuye espacios, lo mismo curules de diputados que delegaciones; accedí a poner mi nombre en las boletas electorales, lo que constituyó un honor que se me confirió por el partido que me postuló. Me decidí a jugar a sabiendas de que lo hacía contra competidores tramposos, prestos a la manipulación y a la compra del voto, aprovechados de las necesidades de unos y la falta de información de otros. Así participé, sospechando de las autoridades, de la conformación partidista de los organismos electorales, desde el INE a la mesa de votación, pasando por el tribunal electoral. Todos están bajo sospecha, todos señalados por los conocedores y por la opinión pública como parciales o interesados, pero, a pesar de todo, no podemos dejar de tomar la palabra e invitar a la gente a votar.

Ciclos económicos globales
E

l Banco Mundial publicó hace unos días un informe sobre la economía global en transición. Huelga decir que la economía siempre está en transición por distintos y variados motivos. Pero el caso es que en ese constante paso de un modo al otro, los países que en una época solían llamarse subdesarrollados y que ahora de manera políticamente más correcta se conocen como emergentes, no logran fraguar un proceso de desarrollo sostenible.

Bernardo Bátiz V.
León Bendesky
Veredas
H

ace muchos años vi a Ramón Vera a lo lejos. Aunque eran los de mi infancia, yo estaba por esos rumbos de casualidad y, al mirarlo como en un celaje, me pareció que el azar me hacía uno de sus hermosos regalos. Caminaba por la ribera de lo que había sido el delta de la Laguna del Meco, en Villahermosa. Aunque pasaron muchos años desde la última vez, nos sonreímos como si nos hubiéramos visto el día anterior. Había llegado la víspera aprovechando unas horas sueltas para abrazar a los míos y él regresaba de la Moskitia, en la frontera entre Honduras y Nicaragua, donde había pasado meses y meses moviendo el mundo para que los hombres y mujeres miskitos pudieran mantener la vida de sus comunidades. Había enfrentado a las armas de ejércitos mercenarios con la inteligencia y la palabra. Nos guarecimos del calor y hablamos y hablamos por horas. Afuera llovió, la tierra se secó, volvimos a escuchar el aguacero como sólo en las tierras del trópico se oye y las palabras nos seguían envolviendo. No recuerdo si fueron horas o días, hablamos como si nuestras voces fueran el torrente de un río, las veredas de una historia repetida en algún lugar del mundo una y mil veces. Esas palabras dichas, como siempre en nuestra conversación, nos reconfortaron y pudimos despedirnos y seguir nuestros caminos, como siempre, hermanados. En veredas.

Urnas y orinales
N

o debemos llamarnos a sorpresa, viene ya cantado desde comicios anteriores, sólo que ahora más en el descaro: salvo excepciones, estamos ante la política canalla. Habrá quien diga que qué novedad, si desde cuándo. Pero lo que enfrentamos ahora los ciudadanos sometidos a la democracia institucional es de otra naturaleza. El sufragio promovido por la farándula en reglamentario fuera de lugar (telenovelera, futbolera o de barra matutina) a la sombra de la promesa de clases de inglés por arte de magia y del reparto de baratijas, moviliza un creciente electorado bubble gum que mal haríamos en desdeñar. Después de que la democracia madura de Italia se permitió un Berlusconi, nada así es de risa.

César Moheno
Hermann Bellinghausen