jornada
letraese

Número 227
Jueves 4 de Junio del 2015


Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus


pruebate



Abigail somos todas
La epidemia femenina del VIH


Rocío Sánchez

¿Quién es Abigail? Es una joven de 18 años que nació con VIH, una madre seropositiva que se enteró cuando su hijo fue diagnosticado, una joven embarazada a quien se le acaba de detectar el virus, una ama de casa de la tercera edad que vive con VIH, una voluntaria en una asociación de ayuda a usuarios de drogas que se infectó al pincharse con una aguja contaminada.

Todas ellas y más mujeres afectadas por la epidemia del virus causante del sida están representadas en la campaña “Yo soy Abigail”, encabezada por el Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/sida (Censida) y que cuenta con la colaboración de otras instancias de salud como la Clínica Especializada Condesa, además de la sociedad civil organizada y la industria farmacéutica.

El objetivo es crear conciencia acerca de las mujeres que viven con VIH o sida y mejorar su atención, además de ayudar a prevenir los nuevos casos y promover entre las mujeres la realización de la prueba de detección sin importar la edad, el origen étnico, el estilo de vida o el nivel socioeconómico.

¿Riesgo? ¿Cuál riesgo?
En México, la proporción por sexo de casos de VIH es de cuatro hombres por cada mujer. En su punto más distante, esa relación llegó a ser de 27 hombres por cada mujer, pero ha ido cerrándose con el paso de los años. Sin embargo, explica Patricia Uribe, directora del Censida, hay estados en donde la prevalencia de VIH entre hombres y mujeres es mucho más cercana, como en el caso de Chiapas, donde el 42 por ciento de los casos se presentan en mujeres.

“La epidemia en mujeres está más impactada por determinantes sociales que la epidemia en varones,  por lo tanto su enfoque no puede dejar esto de lado”, comenta. “Ellas no tuvieron una práctica de riesgo en sí. La mayoría se infectaron por las inequidades de género, porque son pobres, porque tienen poco acceso a la información y tienen muy poco poder de decisión y fue su pareja estable la que las infectó”, señala. Incluso, cuando van a consulta y se les enlistan las prácticas de riesgo, afirman no haber tenido  ninguna, y en estricto sentido, es cierto. Las campañas de prevención nunca han dicho que tener relaciones sólo con una pareja estable sea una práctica de riesgo.

Y es que la mayoría de las mujeres en México se infectaron en su hogar, coincide en señalar Patricia Volkow, jefa del Departamento de Infectología del Instituto Nacional de Cancerología. “A las mujeres les cuesta más trabajo que les hagan la prueba cuando la solicitan; los médicos les dicen que no están en riesgo porque tienen una pareja estable, cuando el principal factor de riesgo para infectarse en este país es tener una pareja sexual, y en México a las mujeres generalmente les sucede con su pareja estable”.

Sobre este punto, Uribe Zúñiga agrega que algunas investigaciones en México están encontrando que gran parte de las mujeres son diagnosticadas porque ya presentan síntomas, un momento muy tardío lo mismo para hombres que para mujeres, pero ellas se tardan mucho tiempo en sospechar que puede ser VIH ya que no tienen prácticas de riesgo, “y el personal de salud en general asume que las únicas mujeres que podrían tener posibilidad de infectarse son aquellas con muchas parejas sexuales, las trabajadoras sexuales o las usuarias de drogas inyectadas, de forma que el diagnóstico es más tardío que en los varones”.

Voces que resuenan
Mary supo que tenía VIH a un mes de dar a luz. Hoy, su hija tiene un año y ella, 19. En el control prenatal ya le habían hecho una prueba que salió negativa, pero cuando su esposo enfermó y fue diagnosticado con el virus, fue necesario que ella se hiciera una nueva prueba.

No tenía miedo, cuenta. Solamente estaba consciente de que si salía positiva, debía tomar sus medicamentos y atenderse; todo para estar bien y poder cuidar de su bebé. Así lo ha hecho y además se ha esforzado en asistir a cursos, talleres y pláticas en la Clínica Especializada Condesa, donde se atiende, pues quiere aprender y contar con información suficiente para poder comunicarle su diagnóstico a su familia, que todavía no lo sabe.

Para Rosario –quien acepta usar su nombre real– la historia es diferente en algunas cosas, pero similar en otras. Su esposo fue su única pareja sexual hasta que se separaron. A dos años de su divorcio, él murió, aparentemente de cirrosis. Nueve años después del fallecimiento, Rosario fue internada por una neumonía. Los médicos le dijeron que tenían una sospecha y que tenía que firmar unos papeles para autorizar una prueba especial. Ella no había vuelto a tener un compañero sexual. A los 53 años de edad, el VIH aparecía en su vida. O al menos, se hacía visible, porque según cálculos de los médicos, Rosario vivió con el virus en su cuerpo durante 11 años, sin saberlo.

Cuando la campaña "Yo soy Abigail" se acercó al grupo de mujeres en el que ambas participan, no dudaron en aceptar la oportunidad de contar sus historias a la mayor cantidad posible de mujeres.

"Acepté para que más chavas de mi edad o más jovencitas que ya tienen vida sexual o que piensan tener relaciones sin protección, lo piensen dos veces y que siempre usen condón. Siempre", afirma Mary. Repite, "que lo piensen dos veces" porque una mujer nunca espera recibir un diagnóstico como el de ella. Pero también desea que las mujeres se informen y que sepan que "no están solas". En caso de que enfrenten un resultado positivo en la prueba, les dice que "tengan el valor de tomar una decisión, que piensen en salir adelante por sus hijos, por su familia. La vida va a ser igual mientras te tomes tu tratamiento".

En el caso de Rosario, cuando el doctor le comentó a su hijo el diagnóstico, éste preguntó si su madre iba a morir. "Dale gracias a Dios de que se lo detectamos a tiempo y que si ella pone de su parte puede llevar una vida sana y normal por mucho tiempo", fue la respuesta. Es lo que ella quiere compartir. "Es tremenda esta noticia, hay que pasar un tiempo de duelo, pero cuando llegamos a la aceptación es mejor buscar ayuda porque no estamos solas, y siempre hay una oportunidad para empezar de nuevo".

Para David Kelvin Santos, de la organización civil Letra S, Sida, Cultura y Vida Cotidiana, A.C., los hombres se encuentran en situación de riesgo por ciertas prácticas, mientras que las mujeres están en situación de vulnerabilidad, lo cual las coloca en riesgo "por la pasividad que involucra el no usar medidas preventivas del VIH en casa". Es decir, ellas se ven afectadas por un ejercicio desigual del poder en sus relaciones de pareja. De ahí la importancia de que el Grupo de autoapoyo y capacitación de las mujeres de la Condesa, del cual Kelvin Santos está a cargo, haya participado en la elaboración de la campaña. "Es importante hablar con todas las mujeres y decirles que también ellas, por otras circunstancias que no son sus prácticas, pueden adquirir el virus". La campaña, continúa, "pone una alerta para que todas se hagan la prueba".


S U B I R