Sociedad y Justicia
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Hay contradicciones en lo público y lo privado que permiten las vejaciones, alerta

No hay vías seguras para denunciar las agresiones a menores, señala experta

Pueden ser corporales, sexuales, sicológicas o emocionales y derivar en asesinato o suicidio

 
Periódico La Jornada
Martes 2 de junio de 2015, p. 38

Gran parte de las agresiones contra menores permanece oculta, principalmente por miedo, pues muchos niños temen denunciar y los padres guardan silencio cuando la ejerce el cónyuge, algún miembro de la familia o personajes poderosos, expuso en la Universidad Nacional Autónoma de México Marcela Lucero Valladares, de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur).

Al impartir desde Chiapas la videoconferencia Mortalidad por la violencia en la infancia y la adolescencia en México: accidentes, homicidios y suicidios, la académica señaló que “los pequeños suelen ser considerados seres angelicales, sin valor y pasivos, hasta miniadultos.

Aunque hay leyes encaminadas a protegerlos, persisten contradicciones en el trato recibido en lo privado y en la esfera pública, lo que permite vejarlos de varias maneras, advirtió en la charla proyectada en una pantalla instalada en el auditorio Rolando García, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de esa casa de estudios.

Al desglosar el informe nacional sobre violencia y salud, precisó que en todos los grupos étnicos y clases sociales se practica el maltrato físico. Hay factores sociales y demográficos vinculados con una incidencia más alta; se observa que son más proclives los padres solos o con bajos ingresos, así como familias sometidas a un estrés adicional por la presencia de hijos con discapacidad, no deseados o hiperactivos.

Las agresiones (con frecuencia infligidas en el hogar, escuela o centro laboral) pueden ser corporales, sexuales, sicológicas o emocionales, o traducirse en discriminación, abandono y permisividad, con el agravante de que pasan inadvertidas –e incluso se reproducen– al no haber vías seguras de denuncia o porque algunas de sus manifestaciones son socialmente aceptadas.

Lucero Valladares añadió que el maltrato suele disfrazarse de disciplina, fenómeno con repercusiones de largo plazo, pues favorece un ambiente hostil capaz de afectar a todos los sectores. De hecho, el reporte referido revela que ser golpeado o abandonado en la infancia incrementa las posibilidades de que las víctimas repitan estos comportamientos en el futuro.

En casos graves, aseveró, acciones como ésas derivan en la muerte, ya sea por asesinato (más frecuentes en hombres) o suicidio, que usualmente revela una cadena de abusos, casi siempre dentro de la familia. Añadió que las mujeres realizan más intentos para terminar con su vida, pero los hombres tienen más éxito al recurrir a métodos más certeros y definitivos.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el país hay 39.2 millones de adolescentes; de ellos, 21.4 millones están en pobreza y 5.1 millones la viven en su forma extrema. Además, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), los menores de 18 años subsisten en condiciones de privación más marcadas que los mayores de edad.

El país se torna poco hospitalario con miles de jóvenes que crecen en un entorno de violencia cotidiana, que deja profundas secuelas físicas y emocionales, subrayó.

Entre las repercusiones más brutales destaca el homicidio. En los pasados 25 años se ha registrado un promedio de dos menores de 14 años asesinados al día y un número considerable de niños y adolescentes han perecido a consecuencia del crimen organizado (913 perdieron la vida por esa causa entre 2006 y 2010), concluyó.