Sociedad y Justicia
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Se requiere un verdadero proyecto formativo, señalan expertos

Crisis en la educación normal, resultado de decisiones oficiales
 
Periódico La Jornada
Domingo 19 de abril de 2015, p. 30

La educación normal, las instituciones formadoras de maestros y la escuela enfrentan una crisis integral, afirmaron profesores e investigadores de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros (BENM) y de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN).

Sin embargo, afirmaron que esto es resultado de un modelo educativo neoliberal, del abandono creciente de su financiamiento, infraestructura y equipamiento, pero sobre todo de un Estado que carece de un verdadero proyecto para las escuelas normales.

Consideraron que se pretende hacer del maestro un mero operador de instrucciones y no un actor que a través de su práctica pedagógica aliente la transformación social. Actualmente no sólo se deterioran sus espacios de formación, sino que en la escuela se aplica una renovada maquinaria de control, casi como una camisa de fuerza, que está eliminando cualquier posibilidad de una práctica docente creativa e innovadora.

Luego de que el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) publicó su informe Los docentes en México, en el que destaca que los estudiantes normalistas alcanzan los más bajos rendimientos académicos, aseguraron en entrevista que la evaluación descalifica sus propias reformas curriculares.

Enfatizaron que los jóvenes, de quienes aseguran no están bien formados, son resultado de las modificaciones aplicadas a partir de 1997, situación que se agudizará con la generación que cursa los planes y programas reformados hace tres años.

Juan Manuel Rendón, ex rector de la BENM, aseguró que la reforma curricular de 2012 es un desastre que hace agua por todos lados. Se carece de un proyecto de formación de maestros acorde con los contextos sociales que vivimos, en prácticamente todas las escuelas normales se carece de una planeación académica, y se mantiene una gestión autoritaria y vertical, que castiga la participación autónoma.

Pareciera que tras años de abandono, dijo, se avanzó en una asfixia de las normales, muy bien diseñada, en el que poco a poco le fueron quitando todo. Primero recursos financieros, equipamiento, insumos básicos, deterioro de instalaciones, nula planeación académica. Esto permite que profesores ajenos a la formación disciplinar puedan impartir asignaturas como teoría pedagógica. Además, tenemos condiciones laborales precarias, pues la mayoría no tiene plaza de tiempo completo.

Oscar Cortés, Tadeo Velázquez y Jorge Chona, profesores de posgrado de la BENM, agregaron que las señales de la crisis que enfrenta el normalismo se reflejan no sólo en un descenso dramático de las solicitudes de ingreso, sino en el deterioro en los contenidos curriculares, de la falta de apoyos para que estudiantes y maestros puedan dedicarse realmente a fortalecer la calidad de su formación y a la investigación, a lo que se suma una infraestructura muy precaria, sin acceso a Internet o instalaciones dignas.

En cuanto a las conclusiones del informe del INEE, en el que se afirma que más de 50 por ciento de los egresados normalistas alcanzan desempeños académicos insufientes, destacaron que nuevamente se emplean cifras y estadísticas para responsabilizar del desastre educativo a los docentes, y si bien se reconoce que la mayoría de los estudiantes son pobres, no analiza los contextos sociales que afronta cada una de las normales.

Al respecto, Alicia Rivera, profesora-investigadora de la UPN, también rechazó las conclusiones del informe, que señalan que 73.1 por ciento de los egresados de esa casa de estudios obtienen resultados de no idoneidad en los concursos de ingreso al servicio docente, y destacó que nosotros no formamos docentes, sino expertos en el campo de la educación.

Agregó que se requiere un diagnóstico serio y profundo, que permita construir soluciones ante la crisis que enfrenta el normalista, pero de la cual no se puede responsabilizar sólo a los profesores. Habría que reconsiderar que influyen muchos otros factores, entre ellos quiénes elaboran las políticas públicas para el sector, con qué objetivos y cómo lo hacen, y sobre qué bases se decide cómo y para qué formar docentes.