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Número 222
Jueves 8 de Enero del 2015



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate

Con paso cansado:
las venas varicosas

Se sabe que la obesidad y el sedentarismo afectan el sistema circulatorio y pueden dañar el corazón, pero poco se asocian estos padecimientos con las várices. La congestión de las venas de las piernas puede provenir de las mismas causas y puede traer consecuencias tan graves como una embolia pulmonar.

Rocío Sánchez

Más que un problema estético, las várices son un problema de salud pública que afecta a siete de cada diez personas en México. Su nombre médico es Insuficiencia Venosa Crónica (IVC) y es un problema muy extendido que afecta más a las mujeres –hasta 80 por ciento de ellas– que a los hombres –sólo 20 por ciento– en edad productiva.

Los síntomas pueden iniciar a temprana edad, incluso desde los 18 años, y tiene una prevalencia mayor entre los 30 y 40 años. Cuando no se trata puede ocasionar úlceras y con ello, incapacidad laboral y en casos extremos puede tener consecuencias fatales como embolia pulmonar.

Hasta ahora se sabe que la IVC es un problema mundial, donde convergen diferentes factores como la genética, un estilo de vida sedentario, permanecer sentado o parado durante largo tiempo, y la obesidad. Todos los factores mencionados impactan en la circulación de los miembros inferiores, provocando síntomas que llegan a ser incapacitantes e incluso a alterar el estado emocional de las personas.

La IVC es un padecimiento crónico que con frecuencia provoca incapacidad laboral, lo que repercute de manera importante en el ámbito económico y ocasiona un deterioro progresivo en la calidad de vida de los pacientes.

En México es una enfermedad subdiagnosticada, y que ha sido tomada en cuenta muy poco, tanto por médicos como por los mismo pacientes y las autoridades sanitarias. Esto a pesar de que el riesgo de desarrollarla es de 47 por ciento si uno de los padres tiene insuficiencia venosa superficial, y de 90 por ciento si ambos padres tienen enfermedad venosa.

El inicio: enfermedad venosa crónica
La IVC como los cambios producidos en las piernas, resultado de la hipertensión venosa prolongada. Es una condición del sistema venoso que se caracteriza por la incapacidad funcional adecuada del retorno sanguíneo debido a anormalidades de la pared venosa y valvular que lleva a una obstrucción o reflujo sanguíneo en las venas.

El corazón es el órgano que bombea sangre oxigenada y nutrientes a través de las arterias a todos los tejidos del cuerpo. Una vez que los tejidos aprovechan los nutrientes y el oxígeno, los desechos generados por las células regresan al torrente sanguíneo a través de la venas. Las venas regresan esta sangre a los órganos que se encargan de depurar y oxigenar la sangre como son los pulmones, los riñones y el hígado para de ahí volver al corazón y completar el circuito del flujo sanguíneo. Las venas de las piernas tienen que regresar la sangre desde los pies hasta el corazón y esto las hace realizar un esfuerzo mayor.

Las venas sanas tienen una pared suficientemente fuerte para resistir esta presión. Por el contrario, las venas frágiles tienden a dilatarse haciendo difícil a la sangre regresar hacia hacia el corazón. Cuanto esta condición se hace crónica, con el resultado riesgo de complicaciones, se le conoce como Enfermedad Venosa Crónica (EVC).

Así, las várices son venas dilatadas que se inflaman y se elevan a la superficie de la piel. Pueden ser de color morado o azul oscuro y parecer estar torcidas y abultadas. Las várices se encuentran comúnmente en las partes posteriores de las pantorrillas o en la cara interna de la pierna.

Entre sus síntomas más frecuentes están visibilización de la red venosa, dolor (de intensidad variable, según cada persona), calambres, hormigueo, sensación de calor o picazón y cambios en la coloración de la piel.
La EVC comienza sólo con molestias, pero es progresiva. Al principio sólo aparecen las arañas vasculares, pero pueden desarrollarse y conducir a complicaciones. La más seria es la formación de coágulos en una vena varicosa, la cual se llama trombosis venosa superficial. Otra complicación es el deterioro gradual de la piel del tobillo la cual se torna oscura y acartonada. La más severa de las complicaciones de la piel es la úlcera venosa. Se da una evolución progresiva de los síntomas, pueden comenzar con pesadez, dolor de piernas, cansancio, fatiga en las piernas, hasta llegar a presentar edemas (moretones) o hinchazón, adormecimiento y la presencia de úlceras.

Para detenerlas
Las complicaciones pueden ocurrir como resultado de episodios progresivos, generalmente desencadenados por factores que empeoran la condición como cambios en los niveles hormonales (número de embarazos, menopausia, desbalance hormonal), sobrepeso, tiempos prolongados de inmovilidad ya sea de pie o sentado, exposición a altas temperaturas o continua cara de objetos pesados.

En etapas más avanzadas, varios años después, la hinchazón (edema) de los pies o los tobillos puede hacerse permanente y las venas varicosas se hacen más prominentes. Por ello es importante acudir con el médico angiólogo para una revisión y diagnóstico correcto y a tiempo, ya que esto permitirá seguir un tratamiento preventivo y de control, de la mejor manera posible.

Algunas formas de prevenir este padecimiento son evitar el sobrepeso, hacer ejercicio moderado durante 40 minutos al día, como caminar, hacer bicicleta o nadar, al tiempo que se evitan ejercicios extenuantes como el squash o actividades donde se carga peso. Además, ayuda el llevar una dieta alta en vitaminas y minerales y baja en grasas y azúcares refinados. En caso de que el médico lo autorice, se pueden usar medias de compresión graduada.

 


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