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La coreógrafa Sonia Castañeda publicó el libro Hacia una escuela mexicana de ballet

Las artes evolucionan, pero la enseñanza de la danza clásica se ha quedado estática

No existe suficiente investigación que mejore la comprensión del movimiento y ayude a la adquisición y desarrollo de ejecuciones complejas, sostiene la bailarina en entrevista

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Ensayo de la companía Producciones La Lágrima, que presentó Yonke... viaje a no land, como parte de la conmemoración del 80 aniversario del Palacio de Bellas Artes, en agostoFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Viernes 26 de diciembre de 2014, p. 5

Las artes han evolucionado bastante en los años recientes, pero la enseñanza de la danza clásica se ha quedado estática. A través de mi experiencia apelo hacia una escuela mexicana de ballet, porque tenemos diferentes cuerpos y debemos prepararlos para una técnica tan demandante como el ballet, afirma en entrevista la bailarina, coreógrafa e investigadora de danza Sonia Castañeda Figueiras (ciudad de México, 1932).

La coreógrafa y creadora del diplomado Formadores en Danza Clásica, en Mérida, Yucatán, acaba de publicar el libro Hacia una escuela mexicana de ballet, con el sello Taller de sueños, en el que ofrece interesante información para realizar los movimientos de la danza, sustentada en una profunda reflexión.

La autora asegura que son escasas las publicaciones con técnicas y propuestas actuales. La danza es multidisciplinaria e implica conocimientos de anatomía y kinesiología. En mi método utilizo varias técnicas de movimiento antes, en el momento y después, porque el cuerpo es maravilloso y puede ser transformado.

En Mérida, donde reside desde hace 12 años, Castañeda utiliza sus conocimientos en anatomía y kinesiología para tener mejores resultados, pues asegura que frecuentemente los bailarines sufren traumatismos del pie y del tobillo por un uso inadecuado de estas partes del cuerpo.

Después de publicar diversos artículos sobre la enseñanza y la evaluación de la danza y con su experiencia en la docencia e investigación, Castañeda propone en el libro un método fundado en conocimientos de anatomía, fisiología y biomecánica relacionados con el movimiento humano, los cuales permiten determinar la función que deben desempeñar los diferentes segmentos corporales al estar sometidos a las exigencias del entrenamiento dancístico.

El método de danza es de gran valor, porque es de excelencia, de gran rigor y disciplina. Se basa en la flexibilidad, necesidades, características y capacidades específicas del bailarín.

Tomo como base a dos grandes pedagogos del siglo pasado, la rusa Agripina Vagánova, y al italiano Enrico Cecchetti. Conozco esta dos técnicas y otras, porque la danza el día de hoy tiene que ser multidisciplinaria, explica la coreógrafa.

Según la especialista, en la danza no existe la suficiente investigación que mejore la comprensión del movimiento y ayude a la adquisición y desarrollo de ejecuciones complejas. Sostiene que en la formación tradicional del bailarín existe un desconocimiento sobre los componentes anatómicos, por lo que son frecuentes las lesiones.

En el texto describe funciones biomecánicas de diversas partes del cuerpo, como el tobillo, pie, rodilla, pelvis, articulaciones de hombros y brazos, pues considera que muy pocos bailarines son formados con los conocimientos que les permitan cuidar las desalineaciones de cada parte o segmento de sus cuerpos.

Castañeda también narra su vida artística en un apartado de “Hacia una escuela mexicana de ballet”. Evoca diversos momentos, como la primera vez que usó zapatillas de ballet, sus éxitos, sus viajes y frustraciones en el mundo dancístico, así como sus investigaciones en torno a la enseñanza y aprendizaje de la danza.

Recién ingresada en la Escuela Nacional de Danza, que en aquel entonces estaba en el cuarto piso del Palacio de Bellas Artes, me había atrevido a entrar por la puerta del escenario. Caminé por él entre maravillada y temerosa, y eso era precisamente lo emocionante, que mi escuela estuviera en el teatro, relata en el libro.

La primera bailarina del Ballet Clásico de México narra también cómo se formaron diversos grupos de danza, entre ellos el Ballet de Cámara, el Taller de Danza Espacios y Génesis.

De manera especial recuerda la única vez que contó con un sueldo mensual y apoyo para vestuario y zapatillas. Esto sucedió cuando formó parte del Ballet Clásico de México, pero después de la primera temporada se acabó el subsidio y nos dijeron adiós, ya no había dinero para sueldos. El gusto nos duró nueve meses, era el fin del sexenio y Gorostiza y Ana Mérida tuvieron que salir.

Castañeda describe en el libro su larga carrera artística, que ha estado llena de altas y bajas, de éxitos y frustraciones, es su vida en la danza.