Cultura
Ver día anteriorJueves 11 de diciembre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 

El novelista francés recibió el Premio Nobel de Literatura 2014, en la capital sueca

Los niños de mi generación no eran vistos ni oídos, dijo Modiano

En su discurso aludió al papel y desafío del escritor, testigo de su tiempo. y evocó recuerdos de su infancia

Nacer al final de la Segunda Guerra Mundial me debe haber hecho, como a tantos de mi edad, más sensible a los temas de la memoria y el olvido, expresó el autor de Villa triste

Foto
Patrick Modiano en Estocolmo, ayer, donde recibió el máximo galardón de las letras. “Las redes sociales –dijo en su alocución– reducen parte de la intimidad y del secreto que hasta hace poco era nuestro bien, el secreto que daba profundidad a las personas y podía ser un gran tema novelesco”Foto Reuters
 
Periódico La Jornada
Jueves 11 de diciembre de 2014, p. 3

Estocolmo.

El novelista francés Patrick Modiano (Boulogne-Billancourt, 1945), en su discurso de recepción del Premio Nobel de Literatura 2014, exploró el papel y desafíos del escritor, testigo distante de su tiempo, evocó recuerdos de su infancia y comentó sus dificultades para hablar en público.

Esta es la primera vez que tengo que dar un discurso frente a una audiencia tan grande como ésta y estoy un poco inquieto por ello, dijo Modiano, conocido por sus escasas apariciones públicas. Su reticencia –agregó el autor de 69 años– se debe en parte al hecho de pertenecer a una generación en la que los niños no eran vistos ni oídos salvo en raras ocasiones y sólo después de pedir permiso.

Modiano, el decimoquinto autor francés reconocido con el Nobel de Literatura, recibió el galardón este miércoles, dotado con 8 millones de coronas (unos 860 mil euros) de manos del rey de Suecia, Carlos XVI Gustavo, junto con los otros ganadores de la edición 2014 del premio, con excepción del de la Paz, que se entrega en Oslo.

Haber nacido en 1945, después de que fueron destruidas ciudades y desaparecieron poblaciones enteras, me debe haber hecho, como a tantos de mi edad, más sensible a los temas de la memoria y el olvido, manifestó.

El escritor habló sobre su infancia en París tras la guerra, en un lugar que calificó de particular. De pequeño era normal para él estar separado de sus padres, muchas veces durmió en casa de amigos, en diversos lugares y casas. A un niño no hay nada que lo sorprenda y las situaciones bizarras muchas veces parecen normales.

Sin embargo, como adulto intentó armar el rompecabezas y buscar a los individuos que lo acompañaron en ese entonces. “Pero no logré ubicar a todas las personas, los lugares y las casas del pasado.

Ese impulso de intentar resolver un enigma sin éxito e intentar aclarar un misterio me hizo anhelar la escritura, como si el hecho de escribir y la fuerza de la imaginación pudieran ayudarme a atar todos los cabos sueltos, explicó.

Y dijo: “Un escritor está marcado de manera indeleble por su fecha de nacimiento y por su tiempo, aunque no haya participado directamente en la acción política, aunque dé la impresión de ser un solitario replegado en su ‘torre de marfil’”, leyó en francés, en su alocución en la Academia sueca.

Prisionero de su tiempo, está marcado por su percepción de la época en la que ha nacido y en la que vive. Patrick Modiano se ve como un niño de la guerra (...) un niño que debió su nacimiento al París de la ocupación alemana.

El autor irrumpió en el mundo literario en 1968, con El lugar de la estrella, que se enmarcaba en la Francia ocupada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Ese escenario se convirtió en una constante en sus más de 30 obras que ha publicado desde entonces, y han sido traducidas a una treintena de idiomas.

Algunas, como Villa triste o Domingos de agosto, han sido adaptadas a la gran pantalla. Acaba de publicar Pour que tu ne te perdes pas dans le quartier (Para que no te pierdas en el barrio). Sus últimas obras traducidas al español son La hierba de las noches y Más allá del olvido.

Cercanía con Modigliani

Patrick Modiano reconoció que la noticia de la obtención del Nobel le parecía irreal. Y agregó que un novelista sólo tiene una impresión parcial y confusa de sus libros, como un pintor que crea un mural en el techo, acostado en un andamio y trabajando en los detalles, demasiado cerca, sin poder ver la obra como un todo.

También es un escritor del siglo XXI que como sus colegas puede sentir cierta nostalgia de los grandes novelistas del XIX, ya que el tiempo pasaba más lentamente que hoy y esta lentitud permitía al novelista concentrar su energía y atención.

Según Modiano, eso explica las diferencias entre las monumentales obras novelescas del pasado (...) y las obras discontinuas y parceladas de la actualidad.

Hoy, las redes sociales reducen parte de la intimidad y del secreto que hasta hace poco era nuestro bien, el secreto que daba profundidad a las personas y podía ser un gran tema novelesco.

Sin embargo, el novelista se ha negado a condenar Internet y la cultura de lo inmediato que propugnan las redes sociales.

Estoy convencido de que los escritores del futuro garantizarán el relevo como lo ha hecho cada generación desde Homero, aseguró, sobre todo porque un autor manifiesta en sus obras algo de intemporal.

Todo autor, a veces, es acupuntor, sonámbulo, vidente y sismógrafo, y también artista. Modiano explicó que se siente cercano tanto a los pintores, como Modigliani, como a los músicos, “que parece que practican un arte superior a la novela.

“Sin duda, la vocación del novelista, ante esta gran página en blanco del olvido, es rescatar algunas palabras que estaban parcialmente perdidas, como estos icebergs a la deriva en la superficie del océano”, concluyó.