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Continúa en el antiguo Palacio de Lecumberri el homenaje al escritor José Revueltas

Mi padre nos decía que nunca hay que quebrarse ni claudicar: Olivia Revueltas

En el acto, la pianista constató que la lucha del autor, que nunca usó la violencia, no fue en vano

 
Periódico La Jornada
Domingo 23 de noviembre de 2014, p. 6

Para Olivia Revueltas fue imposible sobreponerse a los recuerdos y la emoción. Con los ojos llorosos, señalaba el lugar justo donde hace casi medio siglo se encontraba con su papá, el escritor José Revueltas, cuando lo visitaba en el Palacio de Lecumberri, en ese entonces penitenciaría de la ciudad de México, donde fue recluido a raíz de los hechos de 1968.

Aquí venía a visitar a mi padre y era muy difícil no quebrarse, más aún cuando hizo la huelga de hambre. Él nos decía que nunca hay que quebrarse ni claudicar, comentó la pianista a sus hijas, Vania y Andrea, así como a sus dos pequeños nietos, durante el recorrido que hizo este sábado por dicho recinto, convertido ahora en el Archivo General de la Nación.

Nada puede derrotar al espíritu: el espíritu humano es libre, inquebrantable, prosiguió la intérprete para, conmovida, dar paso a una serie de lágrimas, abrazada por sus familiares. Esta fue la segunda parada que hizo Olivia Revueltas en su visita a Lecumberri, donde ayer fue inaugurada la muestra documental José Revueltas: palabra de tierra y agua, y donde también comenzó la lectura colectiva del libro El apando, como parte del homenaje nacional que se rinde al autor duranguense con motivo del centenario de su natalicio.

Para la hija del escritor es motivo de orgullo que éste nunca usó la violencia ni claudicó en la defensa de sus ideales. En breve entrevista mientras se dirigía al patio donde fueron entregados los premios del concurso de cuento Buzón penitenciario, consideró muy sana la actual movilización social en nuestro país, ”porque México está despertando, ya estaba demasiado aletargado”.

Antes no podíamos ni hablar

Pese a todo lo que ha ocurrido recientemente, consideró que la situación del país es mejor ahora  que en 1968, cuando no había respeto a los derechos humanos y nos trataban como perros.

Sí veo ”un cambio ahora en relación con fines de los 60. Antes no podíamos ni hablar; en el 68 temblábamos sólo por hacer la V de la victoria, porque eso representaba la cárcel o la pérdida de la vida”.

En ese sentido, reconoció la valentía de los que ahora no callan su voz y salen a expresar su indignación e inconformidad a las calles. Añadió que hay que estar muy alertas y cuidadosos de esos enmascarados que se infiltran en las marchas y manifestaciones, los cuales son los culpables de que les vayan a hacer daño a los estudiantes.

Este homenaje que el Estado mexicano rinde a José Revueltas –uno de sus principales disidentes, como lo definió Ricardo Cayuela, director de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta)– permitió a su hija constatar, sobre todo, que la lucha de mi padre no fue en vano.

Explicó: “Hoy existe un poco más de respeto. Fui hace un par de días a la penitenciaría de las Islas Marías y esperaba encontrarme con todo lo que contó mi papá en (la novela) Los muros de agua, pero no fue así. Gracias a la denuncia que hace en ese libro sobre las condiciones en las que estaban los presos, las cosas son diferentes. Se les ha devuelto la dignidad, algo esencial por lo que luchaba mi padre. Mi gratitud y reconocimiento por eso. El arte humaniza”.

Este tercera jornada del homenaje nacional al luchador social comenzó con la inauguración de la muestra José Revueltas: palabra de tierra y agua, la cual permanecerá abierta al público hasta el próximo 12 de abril en ese recinto.

Está integrada por fotografías y documentos que dan cuenta de diversas etapas en la vida del escritor duranguense, entre ellos su encarcelamiento en Lecumberri, su participación en la revista Tricolor y en la Facultad de Filosofía y Letras, así como su faceta como guionista de cine.

El programa incluyó asimismo la premiación del concurso de cuento Buzón penitenciario José Revueltas, dirigido a todos los presos de los centros de reclusión del país. La ganadora del primer lugar fue Lourdes Narváez Hernández, mientras el segundo y el tercero premios correspondieron, de forma respectiva, a Alberto Arroyo Caballero y Jesús Carrillo León.

Para concluir, Olivia Revueltas dio inicio a la jornada nacional de lectura colectiva de la obra de José Revueltas, lo cual hizo con las dos primeras páginas de El apando, acción que se replicó este sábado en ese lugar por más miembros de la familia Revueltas y jóvenes del programa Prepa Sí, así como en diversos sitios de la República.