Opinión
Ver día anteriorLunes 3 de noviembre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Toros
Bombón a Castella
S

ebastián Castella se enredó con la miel en penca del toro de La Estancia y formó un poema torero de ímpetu melancólico. Honda languidez juvenil de mundos encontrados en su interior que lo transportaban al más allá y le permitían despedirse del torero alincantino José María Manzanares, fallecido este lunes y substituir a su hijo del mismo nombre que estaba en este cartel.

En el recuerdo, Manzanares y los brazos de Castella se movían con la maestría aprendida en la casa alicantina. Voluptuosidad que rubricaba la actitud reposada y tranquila, sin exageraciones, ni contorsiones, obligando a girar al Bombón de La Estancia con tal acierto que mostraba las líneas fundamentales del toreo. La curva armoniosa de los redondos y naturales que enhilaba a los remates y expresaba el triste sentir del torero francés que le tomó el ritmo al torito a pesar de su continuo rascar de la arena.

Sebastián Castella dio un recital de cinturas quebradas al paso del torillo. Luego al cambiarle los terrenos al burel y acariciarlo con la seda de su muleta lo llevaba a los medios y le tendió una cama de calaveritas azucaradas al mejor estilo mexicano y surgió bajo el milagro del torear el grito de torero en los tendidos. En esos medios se perfiló y dio las ventajas a su oponente y deja una estocada trasera. Las orejas, la vuelta al ruedo, y la apoteosis.

Los toros mansos y débiles, un puyazo por toro y la terminación de los tercios de quites y la fantasía capotera del toreo mexicano. Mejor ni menciono a Capetillo y a Silveti.

Corrida que ya no presenció mi entrañable amigo Jorge Saldaña con quien compartí toros y poesía y que estará escuchando a Camarón de la Isla con José María Manzanares.