| Portada Presentación Erosión costera en la península de Yucatán: las lecciones que no se aprendenIsmael Mariño Tapia
 Protección del tiburón ballena en el área de flora y fauna Yum BalamRicardo Torres Lara y Genny Paredes Alcocer
 Solicitaron proteger Holbox pero... Holbox: una mirada a través de la basuraEmma R. Alonzo Marrufo
 Un desarrollo sostenible impulsado por un turismo responsablePatricio Martin
 Yum Balam: oportunidad para el turismo sustentableAlejandra Serrano Pavón
 Holbox, parte de un área natural protegida de flora y fauna Los problemas de Holbox, noticia en la prensa mundial 
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 Lo que sucede en Holbox con motivo de la venta de tierras y  los proyectos para construir complejos hoteleros, condominios y casas de  veraneo ha dado lugar a varios reportajes publicados en diversos diarios  extranjeros. Uno de ellos, El País, el principal de España, dedicó recientemente dos para dar a sus lectores un  panorama de lo que sucede en la citada isla. El último de ellos, del pasado 27  de agosto, es fruto de la estancia en Holbox de Juan Diego Quesada, reportero  del citado diario. Cabe señalar que la inversión española predomina en el principal  polo turístico de México: el conformado por Cancún y la Riviera Maya. Allí se  obtiene poco más de la tercera parte de las divisas por concepto de turismo internacional.  Enseguida, el texto completo de Quesada... Un polvorín en el paraíso mexicano Holbox, el rincón más bello del Caribe mexicano, vive un  conflicto entre agricultores y empresarios por la propiedad de las tierras  donde va a construirse un resort El pastor  evangélico de la isla de Holbox se bajó  del púlpito para dedicarse a la política. Por el camino se le cruzó un negocio.  A mediados del año 2000, Fernando  Ponce, dueño de la embotelladora de Coca Cola en el sureste de  México, se propuso comprar la parte virgen de la isla, una joya del Caribe  mexicano. El pastor le vendió al empresario los terrenos de su madre por cinco  millones de pesos, unos 380 mil dólares, e invitó a una treintena de vecinos a  que hicieran lo mismo, con lo que se convirtió en comisionista. El dinero que  inyectó el empresario del refresco más popular del mundo generó cierta  prosperidad en la isla. Algunos lo utilizaron para montar  pequeños hoteles donde hospedar a los turistas, cada vez más  abundantes por la fama que iba ganando el enclave, y mandar a sus hijos a  estudiar la universidad. Otros aparcaron los carritos de golf que hacen de  taxis y guardaron en el trastero las cañas de pescar. Se dedicaron a ver pasar  los días. El dinero, poco a poco, se fue esfumando y muchos de los que  vendieron sienten que fueron engañados porque lo hicieron barato y perdieron  sus derechos agrícolas. Nivardo Mena, el antiguo pastor, es quien liderea a la  masa de descontentos con la misma pasión con la que antes defendía la subasta  de los terrenos. Un lunes por la mañana, Nivardo atiende  al periodista en su oficina, resguardado del bochornoso calor de la calle con  dos ventiladores y un aparato de aire acondicionado. —Las últimas resoluciones judiciales  dicen que usted ya no es propietario de ninguna tierra. —Cualquier autoridad que resuelva a favor  de los empresarios será ignorada. El pueblo resolverá a favor del pueblo. Aquí  mandamos nosotros, —dice. —¿Qué ocurrirá si de repente aparecen  máquinas para construir en esa parte deshabitada de la isla? —Lanzo cohetes al cielo y en menos de un  minuto tengo en la puerta a 500 personas. Si arriesgo mi vida, adelante. Cierro  los ojos y lo que tenga que venir vendrá. El topógrafo que perpetró en un plano la  repartición de tierras favorable a los empresarios en junio fue declarada  persona non grata en la isla. Se  corrió la voz hace unas semanas de que se había subido en el ferry que conecta  el pueblo de Chiquilá, en el norte de Quintana Roo, con Holbox.  Nivardo Mena encendió la pirotecnia y el topógrafo fue puesto de vuelta en el  siguiente barco. Había sido expulsado del paraíso. Lo que ocurrió en Holbox se está repitiendo por todo México.  Uno de los grandes negocios inmobiliarios de hoy día consiste en convencer a  los ejidatarios de que vendan sus tierras de uso común y agrícola a un precio  bajo. Una vez recalificadas, el valor de estas se multiplica. La treta de los  empresarios en este caso, a decir de los denunciantes, fue incluir en el  contrato de compra el derecho ejidal, la participación en una cooperativa  agraria que les quita sus derechos como campesinos para siempre. De esa forma  nunca podrían volver a reclamar la titularidad de las tierras. La idea del empresario Ponce, sus socios  y a constructora Ara es levantar en esa  parte de la isla, conocida como La Ensenada, un resort. Los ecologistas se han  opuesto desde el principio al proyecto. En esa zona anidan tortugas, hay  flamencos y por la zona pasa el tiburón ballena, uno de los peces más grandes  del mundo. El lugar también es rico en manglares, una formación vegetal muy  protegida en México. Eduardo Pacheco, representante de los hoteleros locales,  cree que la isla perdería encanto si se llenara de mastodónticas  construcciones. La Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat) ha rechazado ya dos proyectos urbanísticos en la parte virgen, separada de la  parte habitada de Holbox por un río. Por ahora seguirá siendo un lugar  desierto, pero la presión de las constructoras se mantiene. Hubo un grupo de vecinos que se resistió  a la venta de los terrenos en 2005. Doña Trini dice que una de las bases del  éxito económico, en un entorno como el suyo, consiste en no desprenderse de  propiedades. Tiene cuatro locales en la plaza principal de Holbox, acaso la  única, que alquila a extranjeros que han puesto negocios. Ella, como todo el  mundo en la isla, estuvo de acuerdo en firmar un fideicomiso, pero a la hora de  la verdad se echó para atrás. Recuerda que en el salón de su casa se produjo  una agotadora reunión de seis horas con abogados e intermediarios de los  compradores que sacaban cheques con muchos ceros para tentarla. No cedió y dice  que así acabó el maratoniano encuentro: "¡Váyanse al diablo con su  dinero!". El alcalde del pueblo, José Manuel Pérez,  mantiene una actitud distante. “Soy neutral”, cuenta en su despacho. Los  enfrentados a la empresa constructora tomaron en una ocasión, a modo de  protesta, las instalaciones  municipales. No se inmutó: “Esperé a que se fueran, no voy a  enfrentarme a una masa enardecida, no estoy loco”. En medio de este caos, en  julio, la Marina  detuvo a 16 personas por cortar manglar, supuestamente. Es imposible no vincular las detenciones  con el conflicto que se vive en Holbox. Si las autoridades echaran el guante a  todo aquel que ha podado manglar aquí, hablaríamos de una isla semidesértica.  Uno de los detenidos fue Abdiel, de 25 años, un chico que ha estudiado teatro y  es bailarín. Nadie se lo imagina con un machete en la mano. Esa mañana de julio  su madre lo mandó a ver qué ocurría en esa parte de la isla donde sobrevolaban  helicópteros. Al llegar lo  atraparon. Sus vecinos le llaman con sorna El Mirón, pero su situación no tiene ninguna gracia. Se juega una  condena de tres a seis años de cárcel si el delito se comprueba. “Solo quieren  rehenes para negociar y que nos callemos de una vez y así puedan construir”,  dice su madre, Isidora Cruz. Los enfrentamientos entre los que vendieron, unos 70,  y los que no lo hicieron, unos 40, es constante. Los primeros, pese a que quedó  estipulado por contrato, se resisten a dejar de ser ejidatarios y ocupan las 24  horas del día la casa ejidal. Los segundos, liderados por Benigno Correa, la  némesis del expastor Nivardo Mena, están abiertos a la negociación con el  empresario de la Coca Cola y su aspiración es acabar vendiendo pero por una cantidad mayor a la de sus  precipitados vecinos. Unos y otros se tienen que cruzar un par de veces al día  en la isla, es casi imposible no hacerlo, y lo hacen sin saludarse, una actitud  muy agresiva en un lugar donde todos se conocen. Benigno, para confundir a los  seguidores de Nivardo, lanza cohetes al aire por el placer de verlos correr sin  sentido. Es el símbolo más palpable de la confusión que vive la isla.  |