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Vargas fingió una lesión para afectar a la campeona, dice su padre

El éxito rutinario hizo que Paola se confiara, confiesa José Longoria
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Paola Longoria, luego de perder el segundo set, retornó en el tercero con tiros muy angulados que complicaron el juego de su rival y en varias ocasiones le provocaron caídasFoto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Martes 23 de septiembre de 2014, p. a13

Paola Longoria se confió en la final del Abierto Mexicano de Raquetas, admite José Longoria, padre de la raquetbolista número uno del mundo. Cuenta que el éxito rutinario de su hija la hizo relajarse por unos momentos y bajar la guardia.

En el que fue el partido 145 que ganaba de manera consecutiva y conseguía el título 36 al hilo, hubo momentos de angustia, relata el padre de Paola, cuya familia integra un equipo que la ha aconsejado desde que la raquetbolista inició su carrera. Claro, siempre coordinados con la entrenadora estadunidense Frank Davis, quien tiene la última palabra, aclara José Longoria. Pero desde sus inicios, la familia siempre ha trabajado como un equipo técnico, agrega.

Al terminar el segundo set, que se llevó la rival argentina María José Vargas, la familia Longoria encendió los focos rojos para hacer cambios. Paola se había mostrado un poco insegura y fuera de posición.

Entre todos hablaron de los errores, la estrategia de la rival en los servicios y en las fallas de Paola al momento de responder.

Nos dimos cuenta que la había dejado crecer, relató el padre. María José le ganó el centro de la cancha y desde ahí empezó a ganar los puntos, eso la hizo ganar confianza, explica.

La reunión familiar era también un consejo técnico. Pero siempre con la comunicación directa con la entrenadora Frank Davis, quien seguía el partido por Internet desde Canadá. En ese instante Paola recibió una llamada de Davis.

“Tenía que apretar. Recuperar el costado izquierdo de la pecera. Aprovechar los ángulos y el arma secreta de Paola: los servicios”, cuenta José Longoria.

Para el cuarto set la familia Longoria volvió a vivir momentos de tensión. Cuando parecía que Paola enfilaba para consumar de manera definitiva su victoria 145, la argentina María José Vargas se quejó de un raquetazo. La rival dijo que se congeló el brazo por el golpe, al tiempo que sintió un tirón en el muslo que la obligó a suspender por 15 minutos para revisión médica.

Vargas no paraba de llorar mientras los médicos la revisaban. Adentro de la pecera Paola aguardaba paciente. Peloteando para no enfriar. Pero se enfrió, al menos en ritmo, y la argentina empezó a alcanzarla.Fue una estrategia para que se enfriara porque le estaba ganando, opina el padre de Paola. Ni siquiera ocupó los quince minutos que pidió para la revisión médica, era una maña, agrega.

El padre de Paola reconoce que les sorprendió la argucia, pero no los alarmó. Hace un año, recuerda José Longoria, vivieron momentos más complicados cuando la eterna rival de Paola, la estadunidense Rhonda Rajsich, se provocó una hemorragia nasal.