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México: desarrollo prófugo

PNUD lo ubica en el lugar 71

En 2013 cae diez posiciones

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Sesión en la Cámara de Diputados donde se votó la ley de telecomunicaciones, el pasado 8 de julio. Los diputados del pleno esperan conocer el resultado de las votacionesFoto María Meléndrez Parada
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reinta y dos años atrás el grupo en el poder decidió dar un giro de 180 grados en materia económica y política, con el fin, según prometió entonces, de orientar la vida nacional hacia un desarrollo equilibrado y justo. México se encontraba en una profunda crisis y se habían deteriorado las bases para lograr mejoras en el bienestar de las mayorías e, incluso, para mantener los niveles ya logrados (Miguel de la Madrid, primer Informe de gobierno).

De allí, pregonaba el grupo que a lo largo de tres décadas a los mexicanos ha prometido que los transportará al primer mundo, que fuera inevitable reformar estructuralmente al país para transformarlo y modernizarlo, siempre con el ojo puesto en la conducción democrática y ordenada del desarrollo sostenido. Desde entonces ese concepto y los términos utilizados para justificarlo han sido machaconamente repetidos por los seis gobiernos neoliberales (del propio MMH a EPN), mientras el desarrollo se mantiene brillante, pero por su ausencia.

De hecho, desde la puesta en marcha del giro de 180 grados, a finales de 1982, México ha descendido prácticamente en caída libre en este renglón, como documenta la investigación permanente del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Año tras año, desde 1990, esta institución divulga su Informe sobre DesarrolloHumano, en el que el México reformado y modernizado sobresale por caer, en la clasificación internacional, del escalón número 38 en ese año al número 71 en 2014.

Así, en 1990 (con información estadística de 1989) el desarrollo de México ocupó el escalón número 38 entre la comunidad de naciones, con un índice de desarrollo de 0.876 (mientras más se acerca a uno denota mayor desarrollo). Veinticuatro años después, ya reformado y modernizado todo (salvo el petróleo y la electricidad en ese momento), el país descendió al escalón 71, con un índice de desarrollo de 0.756, nivel similar al que reportan Kazajstán y las Islas Seychelles.

La clasificación para México se hunde aún más cuando el índice de desarrollo se ajusta por razones de desigualdad (la medición la hace el propio PNUD). Aplicando éstas, tal indicador se desploma a 0.583, una proporción similar a la reportada por la isla caribeña de Jamaica, que en la clasificación mundial ocupa el escalón número 96, por mucho que el organismo de la ONU considera al nuestro entre los países con desarrollo humano elevado (el informe del PNUD mide el desarrollo en 187 naciones, donde Noruega ocupa la primera posición mundial, con un índice de 0.944, y de 0.891 ajustado por desigualdad, y Níger la última (0.337 y 0.228, respectivamente).

Entonces, a la vuelta de 32 años ¿dónde quedó el desarrollo prometido a los mexicanos? De acuerdo con los sucesivos informes del PNUD, cada reforma, ajuste estructural y modernización provocó la caída en la escalera del desarrollo: en 1990 (concluido el sexenio de MMH y en plenitud el de Carlos Salinas de Gortari, renovación moral y solidaridad, respectivamente), México se ubicó en el escalón 38. Al finalizar el gobierno salinista se ubicó en el peldaño 52 en ambos casos, y los subsecuentes, sin aplicar ajustes por desigualdad.

Se instaló en Los Pinos el gobierno del bienestar para la familia, el de Ernesto Zedillo, y siguieron las reformas, los ajustes y las modernizaciones. Al concluir su mandato, México había caído al escalón 55. En los tres sexenios priístas (MMH, CSG y EZ) la tasa anual promedio de crecimiento económico fue de 2.6 por ciento. En esos 18 años (información del Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM, con base en fuentes gubernamentales), el número de mexicanos en pobreza se incrementó de 38 a 50 millones.

A Los Pinos arribaron el cambio (Fox y Martita) y la oferta de vivir mejor (Calderón). La tónica fue más reformas, ajustes, modernizaciones y, desde luego, falta de desarrollo. En los dos gobiernos panistas (periodo conocido como a docena trágica blanquiazul), el número de mexicanos en pobreza se incrementó a 61 millones. Con ese par en la residencia oficial, muy lejos de cambiar y vivir mejor los mexicanos se hundieron más. La tasa anual promedio de crecimiento en ese periodo fue de 2.05 por ciento. Así, al cierre del calderonato México cayó al peldaño 61 –seis más abajo que en 2000 y 23 respecto a 1990– en la escalera internacional del desarrollo humano, con un índice de 0.775. Recuérdese que en 1990 tal indicador fue de 0.876.

En diciembre de 2012 regresó el tricolor a la residencia oficial, y de inmediato llevó a cabo más reformas, ajustes, modernizaciones. En el primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto (2013), México cayó diez escalones en lo que a desarrollo humano se refiere, para ubicarse en el peldaño 71, con un indicador nominal de 0.756. Si se ajusta por desigualdad cae al peldaño número 84, con un indicador de 0.583 (en 2012 las cifras fueron 0.775 y 0.593, respectivamente). No existe una cuantificación oficial en cuanto a incremento en el número de mexicanos en pobreza, pero sirva de referencia que la tasa anual de crecimiento económico en esos 12 meses a duras penas fue de 1.06 por ciento, sin que desde las esferas del poder se reconozca la persistente crisis que agobia al país, pero sí que México va por el rumbo correcto.

En el segundo año de estancia en Los Pinos, Enrique Peña Nieto concretó la privatización petrolera y eléctrica, y el traspaso de los pasivos laborales de Pemex y CFE a las espaldas de los mexicanos. ¿Cuál será el impacto en materia de desarrollo? Se sabrá, oficialmente, en 2015, cuando el PNUD divulgue el informe respectivo, pero en vía de mientras se puede adelantar que no será nada grato, aunque EPN asegura (¡sorpresa!) que México se encuentra en un proceso de transformación para liberar el gran potencial de su economía y apuntalar su desarrollo para los próximos años, es decir, lo mismo que desde 1982 se viene prometiendo con aquello del giro de 180 grados.

Las rebanadas del pastel

En síntesis, 32 años al hilo reformando, ajustando y modernizando (versión oficial) para orientar la vida nacional hacia un desarrollo equilibrado y justo, y el balance concreto es el descrito: de desarrollo ni sus luces, pero sí de su desplome (33 escalones para abajo, sin considerar ajustes por desigualdad, que cada día es más profunda). Y la fiesta todavía no acaba, porque no sólo van por más, sino que la sociedad se los permite.

Twitter: cafevega