Opinión
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La Jornada en Brasil 2014
Cosas del futbol

La mano que mece la cuna

E

n una atmósfera de drama nacional parece que se jugará la final Alemania-Argentina, debido a que Brasil se quedó a unos pasos de regresar al templo futbolístico.

Aunque antes de que se apague el interruptor algunos alemanes ya felicitaron a sus rivales por el subcampeonato.

Luego del 7-1 a los de casa, muchos podrían no ver ese toque de soberbia como un pecado capital. Lo que hicieron los germanos atormentó el alma de los brasileños y asombró al mundo, y eso que pactaron no humillarlos, según confesó Mats Hummels.

Por lo que hicieron en la cancha el pasado martes, esa muerte anunciada podría ser como la del Mundial de Italia 90.

La FIFA, la mano que mece la cuna, hizo los arreglos para que Alemania se llevara el título. Por ningún motivo podía ganar Argentina, fue la condición que le puso al árbitro Edgardo Codesal si quería pitar la final.

Yo tenía razón. Me jode que se den cuenta después de diez años. Cuando dije que nos robaron, no me creyeron, pero un día antes de la final vino un dirigente a decirme que ya no se podía hacer nada, reaccionó Diego Maradona, a la denuncia que hizo Jorge Humberto Rojano, ex presidente de la Asociación de Árbitros de México (La Jornada, 3 de octubre de 1999).

Fue el propio suegro de Codesal, Javier Arriaga (quien por 20 años llevó las riendas del arbitraje en nuestro país), el que se lo confió a Rojano.

En la final del México 86 fue la mano de Dios, de Maradona, la que llevó a Argentina a coronarse.

Hoy, en la tercera edición del Alemania-Argentina, parece que nadie meterá las manos.

En el Vaticano se palpita la final de dos papas, y hasta el vocero, Federico Lombardi, tuvo que pronunciarse al respecto: los papas son personas superiores y, por lo tanto, dicen siempre que debe ganar el mejor.

Aunque para el siempre bien recordado dibujante y escritor Roberto Fontanarrosa en algún lugar de la Biblia debía decir: Y los argentinos nunca perderán al futbol, porque cuando pierden es una especie de escándalo y escarnio, que es exagerado, pero si no se entiende que esto es una pasión, entonces es difícil entender nada.