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Alonso Ancira: señor de horca y cuchillo de Coahuila
P

edro Páramo, el famoso personaje de Rulfo, se valía de pistoleros para eliminar a sus enemigos, del cura para convencer al pueblo, del abogado para torcer la ley y las autoridades, y del dinero para corromper a revolucionarios. Él mismo no daba la cara.

En Coahuila, y más en Monclova, la sede del emporio Altos Hornos de México (AHMSA), privatizado por Salinas de Gortari en 1991, está la base del Grupo Acerero del Norte (GAN), cuyo dueño, Alonso Ancira, ejerce un poder ilimitado. Impide la libre prensa, maneja televisión y radios locales, controla las cámaras patronales y sindicatos, usa golpeadores; su poder económico es también político y ético: corrompe al modo del rey Midas.

Es fama pública el control que ejerce en Monclova, y aun en Coahuila, pero lo hace por medio de otros, personas y organismos; crea corrientes de opinión pública que protejan su prestigio de empresario que ayuda a la comunidad y se cubre de impunidad. Se impone a autoridades, leyes, medios, y decide la vida sindical de Monclova.

En esa ciudad poca gente se atreve a ejercer la libertad de prensa y de opinión pública para criticar al dueño de AHMSA; si lo hace, dura poco tiempo. Lo que también es fama pública.

Tampoco permite la libertad sindical, que los obreros elijan un sindicato de su preferencia. Tolera sindicatos, pero los que no defiendan obreros, o ejerce directamente el control de los sindicatos de sus empresas. Cuenta con una organización obrera: Alianza Minera Nacional, y controla las secciones 147, 288, 27, 71, 205, 239, 259, 293, 265 y 303 del sindicato minero. Y si los obreros se niegan a ese control, como en las secciones 265 y 303, los reprimen.

En la profunda crisis y debilidad del sindicalismo nacional, las centrales van cediendo su espacio a los empresarios; se apoyan en el modelo del sindicato blanco, que impone contratos colectivos al gusto del patrón, sin bilateralidad ni acuerdos entre las partes, para ejercer la explotación del trabajo sin límites. Donde representantes sindicales ya no participan, dejan manos libres al patrón.

Desde hace 30 años, como nunca disminuyen los sindicatos, mientras que otros pasan al control patronal. Se pueden conocer los sindicatos por las empresas, como los blancos de Monterrey: del grupo Alfa, Vitro y otros. Ahora, del Grupo México de Larrea, Grupo Peñoles de Bailleres, GAN, etcétera. El control lo ejerce el patrón por medio de sindicatos que sólo tienen el membrete, pues carecen de autonomía y libertad sindical.

Favorecen el crecimiento de los contratos colectivos de protección patronal, denunciados ante la Organización Internacional del Trabajo en el caso número 2694, admitido en junio de 2010, hoy en trámite.

En el GAN es frecuente que en minas de carbón haya siniestros, muertos y heridos, y que goce de impunidad el dueño: en la Mina VII de Mimosa, el 26 de marzo de 2011 hubo dos muertos y seis el 3 de agosto de 2012; en la mina La Esmeralda, el 26 de agosto de 2011 hubo cuatro muertos, el 16 de junio de 2013 dos y el 6 de junio de 2014 un muerto. Pero quedan en la impunidad, como en Pasta de Conchos.

Con golpeadores de AHMSA han agredido a obreros del sindicato minero: el 25 de agosto de 2012 de la sección 303 de Barroterán, el 15 de noviembre de 2012 a mineros de Hércules de la sección 265. El 21 de abril de 2014 fue contra Tomás Hernández y seis obreros de Teksid, frente a la Junta Local de Conciliación y Arbitraje de Monclova, y a una periodista. Pero GAN y AHMSA gozan de impunidad.

El 27 de junio de 2014, La Jornada publicó un desplegado firmado por 10 secciones y Alianza Minera, cuando se sabe que es obra de Alonso Ancira. Otro desplegado idéntico lo publicó el día 26 de junio en diarios de Monclova, atacando al sindicato minero por apoyar la lucha por la libertad sindical de obreros de tres empresas.

Pero ahora el motivo no son las empresas de GAN, sino son empresas ajenas: Teksid, Gunderson y Pitco. Por la libertad sindical que deben decidir los obreros entre los sindicatos de la CTM y el sindicato minero. Alonso Ancira, por medio de Alianza Minera, hace suyo ese conflicto, lo apadrina, como una vendetta, cuando se trata de un derecho universal al que se opone abiertamente y es ajeno a él.

En otro desplegado del 28 de abril de 2014 en La Jornada, Alianza Minera proclama: Nos declaramos autodefensas de los trabajadores. Como si no hubiera leyes ni autoridades.

De Alianza Minera Nacional, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social ha declarado: No es una agrupación sindical registrada ante la STPS, toda vez que nunca ha solicitado su registro. Ni las secciones que dice agrupar cuentan con toma de nota, porque sus solicitudes fueron rechazadas a través de ocho juicios de amparo. Lo afirma la STPS en su comunicado 116/2011, del 27 de julio de 2011.

Pero con los desplegados se intenta hacer creer que se trata de un conflicto entre trabajadores o intersindical, cuando en realidad se trata de impedir un derecho universal: el de libertad sindical.

Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación, señala la Declaración Universal de Derechos Humanos.

–¿Cuánto necesitan para hacer su revolución? –preguntó Pedro Páramo–. Tal vez yo pueda ayudarlos.

Juan Rulfo, Pedro Páramo, 1955.