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Reportaje /Dioses del Derimbau, El Bossa Nova y La Saudade

João Gilberto y Maria Bethânia encabezan onomásticos

Los gigantes de la música brasileña celebran la vida

Gilberto Gil, Caetano Veloso, Chico Buarque, Toquinho y Hermeto Pascoal se suman a la pléyade de cumpleañeros

Foto
Dora Vergueiro, cantante brasileña, en la entrada del Do Mineiro, en el barrio Santa Teresa, en Rio de JaneiroFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Sábado 14 de junio de 2014, p. 7

El inicio del Mundial de Futbol coincidió con el cumpleaños 83 de un gigante de la cultura brasileña: João Gilberto, quien mediante el procedimiento sencillo de bajar la velocidad de las notas, cantar sotto voce moviendo los acentos a placer para crear ordenación silábica sinuosa, cambió el rumbo de la historia. Inventó de esa manera el bossa nova.

El festejo lo estelarizó Gilberto Gil, quien también es cumpleañero: este 26 de junio llegará a los 72 años de edad, y ya celebra junto a su maestro João Gilberto con su nuevo disco, titulado Gilbertos Sambas, consistente en la glosa de las piezas clásicas del inventor del bossa, entre ellas: eu sambo mesmo, tim tim per tim tim, desafinado y doralice.

Gilberto Gil fue ministro de Cultura de Brasil de 2003 a 2008, como parte del gabinete del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, a quien ayudó a llegar al poder, entre un ejército de escritores, compositores, artistas en general, el maestro Chico Buarque de Holanda, quien este 19 de junio cumple 70 años de edad.

Y así se desgranan, en paralelo a las fiestas de las canchas, las celebraciones de los gigantes de la música brasileira.

Efervescencia celebrativa

Maria Bethânia, esa diosa de voz brava y alma apacible, celebrará su cumpleaños número 68 el 8 de junio.

Su hermano, Caetano Veloso, festeja sus flamantes 70 años con una gira deslumbrante, victoriosa, por Europa y un disco que es una obra maestra: abraçao (http://goo.gl/qqtgFM).

Hermeto Pascoal, ese músico mágico, cumplirá 78 años el 22 de junio, rodeado de su halo luminoso, sus músicos que son su familia y los animalitos que suele subir al escenario mientras hace música frente a su público (http://goo.gl/7B1Fvp).

Esa efervescencia celebrativa corre en paralelo y a la distancia del balón. La música, protagonista perenne de todo aquello que acontezca en Brasil.

Porque Música y Brasil son sinónimos. Samba, batucada, berimbao, bossa nova, tropicalismo, saudade...

La música de aquel país llega adentro porque la reconocemos como nuestra y nos hace felices. Cantar, por ejemplo, mientras Elis Regina (1945-982) lo dice en los altavoces:

Triste é saber que ninguém pode vivir de ilusao

Que nunca vai ser, nunca vai

dar

Um sonhador tem que acordar

(Es triste saber que nadie puede vivir de ilusiones/ que nunca va a ser, que nunca va a dar/ un soñador tiene que despertar).

Y esos versos aparentemente tristes de Antônio Carlos Jobim (1927-1994) nos producen movimiento, por la cantilación y por el ritmo. ¿Y la tristeza? Se convierte en alegría.

Elis Regina y Tom Jobim son las figuras centrales de la Música Popular Brasileña (MPB), que así se llama el movimiento que aglutina a, ya, varias generaciones de artistas.

Es la música que identifica a Brasil en el mundo y que está tan viva que sus propios protagonistas sostienen polémicas, críticas y revisiones permanentes, como el caso reciente de Caetano Veloso, quien hizo la canción A bossa nova é foda, como un bonito mohín, burla, sarcasmo e ironía a la vertiente esnobista, a un sector de la clase intelectual brasileña que se precia de identificar su cultura con el bossa, siendo que se trata de un ente cultural que ya cobró universalidad.

No hay que olvidar que el movimiento de la MPB nació en un puente que tendió el poeta Vinicius de Moraes (1913-1980) con las varias comunidades de poetas, prosistas y creadores que fundaron la literatura brasileña contemporánea.

Factor fundamental también, que esa música es un canto de contracultura, que durante los años de las dictaduras militares en Brasil la gente pudo respirar merced a la música, que ningún dictador pudo prohibir, porque a pesar de que vetaron, detuvieron, atrancaron, impidieron que algunas canciones consideradas subversivas se transmitieran por la radio, esas obras nos pertenecen hoy a todos, con todo y su carga de ironía frente al tirano: a pesar de usted, mañana será otro día, como cantaron todos desde la resistencia.

Desde el corazón de la tierra

Por supuesto que la música brasileña no se limita al movimiento MPB. Su diversidad resulta inabarcable.

En el territorio de la música de concierto, por ejemplo, hace muchos años que el nombre de Heitor Villa-Lobos (1887-1959) no está solo: Mozart Camargo Guarnieri, José Guerra Vicente, Radamés Gnatalli, Oscar Lorenzo Fernández, Alberto Nepomuceno, Edson Zampronha....

Un territorio vasto también la música electroacústica y la electrónica. Todo un mundo fascinante de compositores jóvenes conectados con las masas juveniles.

Y el surgimiento de voces distintas, profundas, afincadas en el corazón de la tierra, como la impresionante voz de Virginia Rodrigues.

Rueda el balón, vibra el berimbau. Los dioses del Olimpo de la música brasileña están de fiesta porque cumplen años de manera coincidente durante el mundial.

Cada quien su fiesta.