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Peña: cruzada contra el hambre atenderá a 5.5 millones en 2014
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Guachochi, Chih. El presidente Enrique Peña Nieto afirmó que son ya más de tres millones de mexicanos que vivían en pobreza alimentaria que, a año y medio de que se puso en marcha la Cruzada Nacional contra el Hambre, cuentan ya con abasto diario de alimentos, y expuso que los programas sociales que impulsa su gobierno son de nueva generación, porque no sólo llevan ayuda, sino que además incorporan a los beneficiarios a la vida productivaFoto Presidencia
Enviada
Periódico La Jornada
Martes 3 de junio de 2014, p. 18

Guachochi, Chih., 2 de junio.

El gobierno federal anunció la intención de cerrar 2014 con una cobertura de 5.5 millones de personas (73 por ciento del universo) en la Cruzada Nacional contra el Hambre. Para toda la política social se ejerce este año un presupuesto superior a 346 mil millones de pesos, informó el presidente Enrique Peña Nieto.

En esta entidad todavía hace dos años se hablaba de brotes de hambruna. Y precisamente como parte de su campaña electoral, el titular del Ejecutivo prometió desde aquí en 2012 un programa para todo el país contra el hambre.

Hoy, a 16 meses del lanzamiento de la cruzada, Peña ubicó avances significativos. Según sus reportes, con los distintos programas sociales, 3 millones de mexicanos de los considerados en el padrón ya pueden comer diariamente, tienen mejor abasto alimenticio y la protección del Estado mexicano para enfrentar las condiciones de adversidad en que se encontraban.

Dio otros datos: Oportunidades ya atiende a más de 400 mil familias –y de paso fustigó a quienes vaticinaron la desaparición del programa–; se han entregado 294 mil tarjetas Sin hambre; hay 754 nuevas tiendas Diconsa, y 1.5 millones de personas reciben la leche fortificada Liconsa. También 920 mil adultos más reciben el apoyo de 65 y más y el seguro de vida para madres jefas de familia alcanza una cobertura de 1.6 millones.

Los datos específicos sobre la cruzada en Chihuahua –donde rarámuris, pimas, guarijíos y tepehuanes acudieron al acto encabezado por Peña– refiere que de los 3 mil comedores comunitarios instalados en el país, 79 están en esta entidad.

Además, y según la titular de Sedesol, Rosario Robles, existe el compromiso con el gobernador César Duarte de cerrar el mandato del político (2016) con 130 mil personas fuera de la condición de extrema pobreza.

En su mensaje también, ella agradeció al presidente la decisión de no aplicar IVA a alimentos y medicinas, porque ello habría incrementado la pobreza. Por ello, lo digo con orgullo y con convicción, para mí es un honor formar parte del equipo de un hombre que sabe cumplir su palabra.

Fueron 2 mil 300 los convocados, entre indígenas y otros habitantes de la región. En el acto regalaron al presidente Peña el retrato de un rarámuri pintado por Óscar Soto, originario del municipio de La Cruz (donde no hay población indígena) y muy solicitado por el gobierno estatal cuando se trata de dar este tipo de obsequios.

José Feliciano García, joven universitario rarámuri, agradeció el apoyo gubernamental, pero habló –en español y en su lengua– con llaneza de su discurrir cotidiano: “Quiero decirle a la gente que soy alguien más que entiende lo que es no tener que comer, no tener una vivienda, pasar largas jornadas de trabajo para llevar el sustento a la casa. Pero todos sabemos que no hay obstáculos para salir adelante’’.

Al asumir que existen 53 millones de pobres en México, ubicó a la cruzada no como un programa exclusivo de la Sedesol, sino como tarea de todas las dependencias federales para combatir el hambre de 7.5 millones de habitantes.

“Quienes hemos decidido dedicar nuestro esfuerzo diario a la política (tiene como principio) la ética de la misma; dedicarse en ese empeño transformador de atender, de procurar por quienes menos tienen, por quienes más lo necesitan, requieren y demandan la mano del gobierno y del Estado mexicano para salir adelante’’, puntualizó el mandatario.

Después del acto, recorrió algunas casas reconstruidas con materiales del lugar –adobe y madera sobre todo–, que él conoció en su campaña como jacales a punto de caerse.

Luego, en el comedor comunitario, Jaciel, un pequeño precoz de tres años, lo cautivó –como a todos– por su interés en usar los micrófonos de la prensa y, sin saber con quién hablaba, preguntar su nombre al mandatario.

En el extremo de la tragedia estaban doña Leonarda Salas y su esposo, octogenarios ambos, quienes antes de la instalación del comedor compraban cinco pesos de chicles para matar el hambre, porque no tenían nada más que llevarse a la boca.