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Nosotros ya no somos los mismos

Exitoso cabildeo de Los siete magníficos

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En verdad, todo este tiempo que ha estado usted, don Olimpo Nava Gomar, viviendo en el ídem, ¿pensó que su estancia en esa privilegiada cumbre en la que campeaban sus predecesores, los dioses de la mitología greco/electoral, era para siempre?Foto Cristina Rodríguez
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los señores magistrados del tribunal electoral los indujeron, alevosamente, a una trampa absolutamente desproporcionada, mortal: la correcta aplicación de sujeto, verbo y complemento, en sus expresiones orales o escritas. La prueba Enlace, convertida en una inevitable guillotina, hizo rodar siete doctorales testas, aun antes de llegar al quinto renglón de los textos en los que cada uno hizo público su posicionamiento en torno al haber de retiro que, gracias a la justa ira social que provocaron, terminó convertido en un auténtico pago de marcha.

El miércoles 21 de mayo, en el pleno de la llamada sala superior, hizo su debut el septeto (conocido a partir de ese día como De los arrepentidos se vale Dios), que maravilló a propios y extraños (los primeros lloraron y los segundos hicieron la ola y corearon la conocida consigna de ¡No se pudo! ¡No se pudo!) con su interpretación de la palinodia denominada Que al cabo estaban verdes. El intento de lavarse las manos como Herodes y echarle todas las culpas de este penoso affaire a los senadores y diputados les resultó contraproducente: No hubo un alma ingenua que les creyera el cuento de que el apapacho final que la República les otorgaba, los había tomado desprevenidos (se imaginan al Congreso cantándoles: “porque son muy buenos amigos, porque son muy buenos amigos…” ¡surprise! La pensión ha llegado ya”. Su capacidad de soterrado cabildeo fue exitosísima y les abre un futuro prometedor ahora que la amenaza de un trabajo justamente remunerado ronda sus mullidas y oníricas existencias. Por otra parte, ilustres jurisconsultos, ¿A quién pretenden engañar? Ustedes taimadamente se rasgaron las vestimentas y proclamaron: ¡Por dignidad no cobraremos la pensión que los legisladores pretenden imponernos! Mientras sotto voce murmuraban: ni modo que nos hagan caso. Ellos votan la ley y a nosotros nos rebotan los beneficios. ¿Qué la división de poderes no es base de nuestra República? La pensión nos llegará inevitablemente y bajo escenográfica protesta (nada más de esta fecha), y con la honra a salvo. Dentro de los años que nos faltan, ni quién se acuerde de este berrinchito mediático. La fórmula es perfecta: nos indignamos, rechazamos la iniciativa, pero ésta se convierte en ley (necios que son estos legisladores), como los términos son fatales: termina la abrumadora carga que llevamos a cuestas, únicamente por nuestro acendrado amor patrio. La ley debe cumplirse y ¡Vive Dios! ¿Quiénes somos nosotros para torcer la voluntad del pueblo? Resignémonos y venga la cobranza.

Yo me había propuesto hacer algún comentario de cada una de las iracundas catilinarias de los señores magistrados pero, pese a mi confesa clasificación de machín saltillense, me retracto. La primera vez que conocí los textos pensé que había realizado una equívoca lectura; la segunda, no daba crédito a las versiones estenográficas que tenía en la mano, y a la tercera, en Médica Sur me alertaron sobre la amenaza de un aneurisma cerebral si persistía en el empeño de descifrar a los señores magistrados. Juzguen ustedes.

La sesión se inició así: magistrado presidente Luna Ramos: Previamente a que se proceda a verificar el quórum legal… ¿Si no hay quórum legal, la sesión lo es? Sigue: (...) quisiera yo solicitar que cada uno de ustedes emita algún pronunciamiento que tenga relación con las noticias que últimamente han abrumado a este tribunal con malas informaciones, imprecisas, poco ciertas y que han tratado de alguna manera de menoscabar la integridad y pulcritud con que este tribunal se ha manejado (estoy seguro que ni Buster Keaton, conocido como cara de palo, tenía cachaza semejante para echarse este parrafito). Desearía que por orden alfabético, para evitar situaciones de otra naturaleza, pudiésemos hacer uso de la palabra en el orden que ustedes mismos propongan; yo lo someto a la consideración de ustedes, ya sea por orden alfabético o espontáneamente. Perdón: ¿alguien entendió el galimatías del magistrado presidente? Busqué en su amplia nómina de asesores y no encontré el nombre de Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes, también conocido como Cantinflas. ¿Será tan sólo un homenaje post mortem? En descargo del tribuno mencionado les comparto lo qué, según cuenta Laura Poy Solano, la Unesco informa: 175 millones de niños son incapaces de leer una oración entera. Entonces no la hagamos de tos: siete magistrados, en iguales circunstancias, no hacen roncha.

Magistrado Salvador Olimpo: (...) “La independencia judicial descansa, entre otras cosas, por convenciones internacionales y, en todo Occidente –no es por algo mexicano–, por la garantía de inamovilidad y por un salario digno y proporcional a lo que se hace”. (Como ven, este Mario Moreno es asesor múltiple.) Este tribunal tiene un periodo finito, es decir, a los 10 años nos vamos. Pues claro que se van, pero después de haberse hinchado, como globos de Cantoya, durante 120 meses. Estoy seguro de que los señores magistrados, dado sus notorias dotes intelectuales, se graduaron a los 24 o 25 años y, de inmediato, se dieron a la heroica tarea de hacer prevalecer la justicia (o cuando menos la ley). Si su edad ronda los 60 años, han trabajado 35. Si son mayorcitos, han trabajado un poquito más. De esa ardua etapa, 10 años, la tercera parte lo han hecho en el tribunal y, por ese enorme sacrificio, por esa entrega sin reservas a la patria, bien merecen recompensas que alcancen desde los nietos hasta los choznos, sin rubor.

En verdad, todo este tiempo que ha estado usted, don Olimpo, viviendo en el ídem, ¿pensó que su estancia en esa privilegiada cumbre en la que campeaban sus predecesores, los dioses de la mitología greco/electoral, era para siempre? Sólidas razones le sobran para suponerlo así, pues además de la exacción millonaria mensual de la que todos los difamadores medios de comunicación hablan, cada día conocemos más información. Por ejemplo, Nava Gomar declaró a la señora Aristegui que su sueldo se puede redondear en 316 mil pesos (por supuesto sin sumar la cauda infame de sus presta/canonjías, que lo elevan bien en serio). Aun así se quedó corto, pues esto significa que ganan 12 por ciento más que sus homólogos gringos. Proporción totalmente explicable y justa desde cualquier ángulo que le vea: población, producto interno bruto, nivel de legalidad, certidumbre y pleno ejercicio democrático. También, que dado los constantes atentados contra su integridad física (la integridad moral sólo sufre autoatentados), se les proporciona un automóvil blindado. Igualito que a comandantes de policía, alcaldes, periodistas o migrantes que a diario son víctimas del crimen organizado. (De hoy en adelante el tren llamado la bestia será blindado para mayor seguridad de nuestros visitantes de paso). Y lo que faltaba, el renglón que llamaremos, para estar al día, servicio de catering, es decir la infamante pitanza a la que tienen acceso tres veces al día los siete magníficos. Ya comentamos que otra de las prebendas de que gozan consiste en un subsidio para que puedan cubrir sus sagrados alimentos en los restaurantes de lujo de la ciudad (los viáticos en sus viajes son aparte) y que, cuando en razón de su generosidad y don de gentes exceden la cuota correspondiente, aún pueden solicitar una ampliación, que les garantiza conservar su decoro y figura. Dícenme que la partida presupuestal se llama atención a magistrados, y es ejercida con tal fruición, que no ha habido jamás queja de subejercicio.

Por supuesto que no he terminado. Algunos otros datos vendrán en la columneta del próximo lunes 9. Abróchense los cinturones cuando ascendamos al restaurante de la Torre Mayor (Club 51) y al de la sala superior (tribunal electoral). Algunas sencillas y comprobables comparaciones nos pueden ayudar a dimensionar la infamia. No me aguanto una: a precios del año pasado, la adquisición de la canasta básica requería de un ingreso diario de 235 pesos. ¿Cuánto reciben los señores magistrados diariamente para su alimentación?

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