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El pianista ruso Alexander Ghindin ofrecerá mañana un recital en la Sala Nezahualcóyotl

Como músico, lo más importante es que el mensaje sea honesto y franco

Para quien es considerado uno de los grandes intérpretes hoy día, la televisión es el verdadero enemigo del género clásico; en cambio, con Internet se siente agradecido

Culturalmente, Moscú es una gran ciudad: diario tenemos al menos 200 actos, comentó en entrevista

Foto
Alexander Ghindin durante un ensayo en la Sala NezahualcóyotlFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Lunes 2 de junio de 2014, p. 6

Sobre el escenario de la Sala Nezahualcóyotl un pianista toca mientras los fotógrafos toman imágenes de sus manos, su rostro, el piano. Se trata de Alexander Ghindin (Moscú, 1977), quien el martes ofrecerá un recital en ese espacio universitario y este domingo fue solista de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (Ofunam).

Las notas que se escuchan son de la obra Quejas o La maja y el ruiseñor de la serie Goyescas, de Enrique Granados. Un miniconcierto, como el que ofreció poco antes a un grupo de niños que se encontraban en una visita guiada y que quizá nunca sepan que quien tocó para ellos solitos es uno de los grandes pianistas rusos de la actualidad. La charla con La Jornada es sobre temas como el programa que eligió para su concierto, lo que sucede con el arte en Rusia, cómo llegó al piano, y cuáles son los principales retos y problemas que enfrenta la música clásica.

Es muy importante como artista no pensar que quieres ser diferente a los otros. Lo más importante es que la música es un arte honesto: puedes mentir con palabras, pero no con sonidos, especialmente cuando estás en el escenario de una gran sala, con una hermosa acústica, como ésta. En el Conservatorio de Moscú tenemos una sala un poco más grande que esta, a la que llamamos la sala de rayos X, porque todo lo que sientes, lo que piensas, o haces es como si estuviera bajo los rayos X, no importa si quieres esconderlo o decirlo, ahí sale todo. Por eso es muy importante lo que quieres decir. Es una conexión emocional entre el público y el artista, pero el mensaje emocional debe ir directo de tu alma sin ninguna interferencia. Por supuesto, debe haber gusto musical. Pero el mensaje y el gusto no se interfieren, van juntos. La educación, conocer los estilos musicales, y ese mensaje de ser honesto y franco es lo más importante desde mi punto de vista.

El gran enemigo que existe en este momento para la música clásica tiene nombre: la televisión. “No porque las televisiones usen el tiempo, o le quiten el tiempo a la música, sino que tiene una cosa demasiado fuerte y horrible que se llama ‘formato’. Si ves la televisión alrededor del mundo verás que usualmente el formato de la información es de tres minutos, ni un segundo más, y si hablamos médicamente tres minutos es normal para un chico de cuatro años, esos tres minutos son lo que logra mantener la atención. Cuando creces debes ser capaz de concentrarte por mayor tiempo, y la televisión hace todo lo posible por matar esta capacidad de concentración.

Eso es lo que mata a la música clásica, porque lo más importante para la música clásica, sin importar que estés en el escenario o como público, es la concentración. Demanda concentrarte por un largo periodo de tiempo, al menos por 20 minutos, normalmente 40, y cada día que la televisión dice que hay que concentrarnos por tres minutos, que eso es suficiente, es el mayor reto, porque hace que de alguna manera el ser humano piense así.

Por el contrario, Internet ayuda. Internet y la música profesional son muy buenos amigos. Estoy muy agradecido como concertista por el Internet, porque es increíble: si necesito programar un tema especial, voy a Internet y tienen toda la información en mis manos, puedo abrir esta partitura o esta otra sin necesidad de ir a una biblioteca, o a otro país, puedo escuchar cualquier grabación de manera inmediata, se ahorra tiempo. Internet es información que puedes usar o no, eso depende del ser humano. Frente a la televisión, Internet es objetivo, no te presiona.

Alexander Ghindin comenzó a estudiar piano a los siete años y a los 17 ganó el Concurso Internacional Chaikovsky cuando todavía no ingresaba al Conservatorio, y ha tocado con los grandes directores y orquestas de todo el mundo. Estoy en el escenario desde los 12 o 13 años, pero creo que nunca me planteé la pregunta de ser o no pianista. Después te trepas en el tren y no puedes saltar sin lastimarte.

Y es que en Rusia hay dos tradiciones: la de escuchar música y la de comenzar por estudiar piano si se quiere hacer carrera profesional. Usualmente los niños comienzan con el piano, si no funciona intentan con el violín; si no funciona con el violín, van a los instrumentos de viento, si no funciona con los instrumentos de viento, van a los tambores, si no funciona con los tambores se van para afuera. De alguna manera me mantuve en la primera parte, dice entre risas.

–¿Qué ocurre con las artes en Rusia?

–Es maravilloso. Recuerdo que cuando estuve por primera vez en Londres, en 1996 o 1997, un amigo me dijo: ‘Londres es una gran ciudad, porque tenemos como 50 actos culturales cada día’. En ese entonces me impactó el número. Hoy podemos decir que en Moscú tenemos diariamente al menos 200 actos culturales, si pensamos en todos los conciertos, grandes y pequeños, en las grandes salas, en los pequeños salones, teatro, exhibiciones, demasiadas cosas ocurren allá, es imposible incluso ponerlo en tu mente, es definitivamente imposible atraparlo, es una gran ciudad. Culturalmente es una gran ciudad, y podemos hablar de diferentes periodos, porque por supuesto los 90 fueron un periodo difícil, el Estado colapsó, después la sociedad, todo colapsó, ahora más o menos va para arriba. Podríamos hablar de política, pero no lo haremos, porque no entiendo de eso, pero en materia cultural estamos mucho, mucho mejor.

Y esto se debe, dice, a la tradición. A las personas les interesa ir a los conciertos, hay interés por enseñar, y existe público suficiente: No sé cómo explicarlo, pero es un hecho que las salas están llenas.

El programa que tocará Ghindin en el recital del martes a las 20:30 horas incluye piezas de Johann Sebastian Bach, Sergei Rachmaninov, Isaac Albéniz, Enrique Granados y Maurice Ravel. Eligió este programa porque los pianistas no son completamente libres para elegir el repertorio o la orquesta, generalmente son las orquestas las que planean las temporadas y los pianistas son invitados a tocar con la orquesta, así que toca lo que la orquesta planeó. Porque cuando toco en recitales doy libertad a mi fantasía y toco lo que quiero.

El domingo, como ocurrió el sábado, interpretó, entre otras, Concierto para piano BWV 1052 de Bach con la Ofunam. La Sala Nezahualcóyotl se localiza dentro del Centro Cultural Universitario (Insurgentes Sur 3000). Mayores informes.