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A la mitad del foro

El canto de las sirenas

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La búsqueda del sufragio efectivo y la democracia sin adjetivos crió monstruos en busca del imposible equilibrio entre la mayoría y las minoríasFoto Notimex
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iputados y senadores se multiplicaron como los peces y los panes. Quinientos hay en San Lázaro y ciento veintiocho en la flamante Cámara de Senadores, construida con enorme inversión donde se cruzan la Avenida de los Insurgentes y el Paseo de la Reforma. La búsqueda del sufragio efectivo y la democracia sin adjetivos crió monstruos en busca del imposible equilibrio entre la mayoría y las minorías. Había que añadir senadores de primera mayoría y de representación proporcional a los diputados, cuyo número empezó a crecer en los lejanos tiempos de la hegemonía del PRI y la necesidad de evitar el San Benito de partido monopólico y autoritario. Punto menos que totalitario, dirían algunos.

Todo ha cambiado y sigue pendiente el cambio de régimen que pregonan los partidos plurales sin animarse a dar el paso, convocar un Congreso Constituyente, debatir y votar. De nada sirve. De nada serviría. Golpe a golpe se han desmantelado las instituciones del poder constituido. Todo para volver al punto de partida. Al centralismo conservador que en el siglo XIX fuera fruto de las juntas de notables, de conjuras en La Profesa, de las aventuras y desventuras de Antonio López de Santa Anna. Hoy debaten en el Congreso la reforma política, enésima reforma electoral, con la que tendremos relecciones de diputados, senadores y autoridades municipales, y candidatos independientes o ciudadanos, como si no lo fueran los que aparecen en las boletas como candidatos de un partido político.

Llega la hora y los consejeros del Instituto Nacional Electoral se apresuran a encontrar la clave mágica que les permita ejercer las facultades de los poderes estatales y designar, someter a su mando y escrutinio a las autoridades electorales de cada estado libre y soberano de esta república federal. Diré que democrática, todavía, pero ya cuesta trabajo reconocer que es, debe ser, laica. Guerrero es zona de desastre. Y de desgobierno. Pero tal vez por la memoria histórica, el imaginario colectivo, la voluntad liberal y rebelde de su gente, el Congreso del estado aprobó una ley que despenaliza el aborto. Y la derecha encendió la hoguera de la intolerancia para invocar el derecho a la vida, para desdeñar la razón y, de inmediato, aprobaron en el Congreso de Nuevo León una legislación antiaborto. Nadie está a favor del aborto. Pero las mujeres son dueños de su cuerpo. La Organización Católicas por el Derecho a Decidir manifestó su preocupación y denunció que el PRI impulsó la reforma en complicidad con el PAN. Y con los jerarcas de la Iglesia católica.

Los diputados del PRI que erigen estatuas a su fundador, el jacobino Plutarco Elías Calles. No es la primera maniobra conjunta para encender veladoras en espera de la hoguera de vanidades y del Savonarola contemporáneo que justifique condenar a treinta años de cárcel a una mujer que aborte: ya sucedió en Guanajuato, donde gobiernan los panistas del Yunque y la locura inquisitorial. Nuevo León, pregona la Arquidiócesis de México, se convierte en el estado 18 en proteger el derecho a la vida. Mucho me temo que si alguien revisa las votaciones en las otras 17 entidades, va a topar también con votos a favor de diputados de izquierda, la de los acuerdos con el PAN para designar candidatos comunes a gobernador, para acabar con la hegemonía del PRI.

El año entrante habrá elecciones de diputados y senadores del Congreso de la Unión. Y en nueve estados elegirán gobernador. En Guerrero ya hubo alternancia, del PRI al PRD y luego al híbrido Ángel, desdeñado por el PRI, ungido por Rubén Figueroa y acogido por la izquierda. En 2015 irán a las urnas los sobrevivientes de las desgracias naturales que aquejan al estado y la incuria criminal de los que acumulan riqueza y acaparan el poder desde hace tantos años. Queda la esperanza de que los hombres de la tierra de Juan Álvarez confirmen su vocación libertaria para imponer su voluntad con votos. Violenta la montaña pobre y explotada, cuna de insurgencia y de guerrilleros, pero a pesar del caos anarquizante que impera y el confuso discurso político, no se hicieron presentes en la reunión del Polyforum. Ahí, al lado de las autodefensas armadas, Ernesto Ruffo, el primer panista elegido para gobernar un estado de la República: Baja California.

Michoacán elegirá gobernador el año entrante. ¿Para qué?, dirían los escépticos que vieron atropellada la soberanía de la tierra de Lázaro Cárdenas cuando el gobierno de Felipe Calderón encarceló presidentes municipales y propuso al PRI la designación de un candidato ciudadano, un empresario rico desde luego, candidato común del PAN, el PRI y el PRD. Fallida la intentona, hubo elecciones y ganó Fausto Vallejo, del PRI. Pero la violencia criminal se había impuesto en ausencia del poder institucional. El gobierno de Enrique Peña Nieto impuso el estado de excepción. Los poderes del estado aceptaron la presencia del Ejército, la Marina y la Policía Federal, y a querer o no, la cesión del mando a un comisionado de la federación, equivalente a un jefe político del porfiriato, procónsul provinciano que de inmediato designó secretario de gobierno y procurador de justicia de la entidad.

Ayer informaron que Fausto Vallejo ha vuelto a solicitar licencia. El diagnóstico médico determinará si permanece en el cargo o pide licencia definitiva. Merece mejor suerte y salud. Pero ante la amarga alternativa de enfrentar un proceso electoral bajo la supervisión y dominio del comisionado protagónico, del valido de palacio, se presenta la opción de irse con dignidad, sabedor de que obtuvo el mandato en las urnas, de que los panistas ganaron las elecciones en municipios en los que dijeron que “el narco” había apoyado a Vallejo, en La Piedad, por ejemplo.

En San Luis Potosí elegirán al sucesor del doctor Fernando Toranzo. Buen hombre, dice la maledicencia potosina, sobre quien fue secretario del prestamista Marcelo de los Santos, panista de temporal, reaccionario de siempre. Ya se acabó el ciclo trágico que condenaba a la fatalidad de padecer el desgobierno de un cacique, tres tarugos; un cacique, tres tarugos... alternancia precursora que amenazara a todo el país con el arribo de Vicente Fox a Los Pinos. Se va Toranzo y todavía hay quienes no lo reconocen al llegar a las reuniones de la Conago. En Nuevo León, Rodrigo Medina padeció los golpes del crimen organizado y el desdén de los grupos de poder económico; de alguna manera logró aliviar la percepción de inseguridad y angustia que vivieron en Monterrey y en todo el estado.

En Querétaro, José Calzada Rovirosa presume logros en la inversión extranjera en áreas de alta tecnología, como la ingeniería aeronáutica. De Francia viene la bonanza. Y los ecos del avance apabullante de la derecha chauvinista de madame Le Pen que obtuvo 25 por ciento de la votación en las elecciones del parlamento de la Unión Europea y dejó a François Hollande al borde del abismo. Aviso a tiempo para los que ven la tempestad y no se hincan: la extrema derecha, el racismo, la intolerancia, los neonazis se hacen presentes en Europa. Los migrantes africanos huyen de las guerras genocidas, la violencia y las hambrunas. En Siria mueren miles cada día; en Pakistán, Afganistán, Nepal, Indonesia...

Y México se ha propuesto esperar a que concluya el campeonato mundial de futbol para debatir y votar las leyes que regularán la reforma energética. Se oye el canto de las sirenas. Falta mucho para llegar a buen puerto.